Cuba implementó este lunes una nueva normativa que topa el precio máximo de venta a varios productos de primera necesidad que se comercializan en los mercados estatales y privados de la isla.
“Esto llevará a los comerciantes a esconder sus productos en oferta, por lo que los cubanos tendrán que recurrir una vez más a la llamada “bolsa negra” donde prima la ley de la oferta y la demanda”, dijo a Martí Noticias el economista Orlando Freire Santana.
Para el especialistas las nuevas tarifas "no reflejan la realidad del mercado”.
Las autoridades habían dicho recientemente que aplicarían una "política de precios única, inclusiva y en igualdad de condiciones para todos".
“El problema de fijar estos precios topados es que se implementan y calculan desde un buró de una oficina donde la supuesta ventaja que según ellos recibe la población se convierte en un obstáculo para la adquisición de los productos”, precisó Freire Santana a nuestra redacción.
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“En este caso no se tienen en cuenta los gastos y los costos reales en que incurren los comercializadores y los productores, desestimulando a estos entes económicos: a los prestatarios del servicio o a las entidades comercializadoras como es el caso de las pequeñas y medianas empresas (Mypimes) que importan esos productos”, subrayó el también escritor y columnista del portal independiente Cubanet.
La nota difundida por la prensa estatal dice que la medida es "temporal" y aclara que los productos, a su vez, quedan exonerados del pago del impuesto aduanero.
El experto explicó que “en esos precios se contempla el precio de los productos en el exterior, entonces se le suma este 30% por encima, que es a lo que se le llama ‘margen de ganancia” que es el precio final del producto a comercializar en las Mypimes, que de estar bien calculado aporta las ganancias que se esperan con estas medidas”.
“En los próximos días veremos cómo marcha esta política de precios topados en la isla, la situación de los mercados y el panorama de los anaqueles en estos establecimientos, aunque lo más probable es que surja un desabastecimiento unido a las colas, con las molestias que eso le ocasiona a la población”, concluyó el economista.