Los Dodgers son los nuevos reyes del béisbol

El primera base de los Dodgers de Los Ángeles, Freddie Freeman (5), fue el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial 2024 contra los Yankees de Nueva York en el Yankee Stadium. Brad Penner-Imagn Images

Esta fue la duodécima ocasión en que los Dodgers y los Yankees se enfrentan en una Serie Mundial y ahora la cuenta está cuatro victorias para Los Angeles y ocho para Nueva York.

Los Dodgers de Los Angeles se coronaron como nuevos campeones de las Grandes Ligas, al vencer 7-6 a los Yankees de Nueva York en uno de los juegos más erráticos y locos en la historia de las Series Mundiales.

Los Yankees arrancaron agresivos ante Jack Flaherty y parecía que forzarían un regreso a Los Angeles para un sexto partido.

Después de un out en el primero, Juan Soto recibió boleto y Aaron Judge y Jazz Chisolm pegaron jonrones seguidos para una temprana ventaja de 3-0.

Doblete de Anthony Volpe y sencillo de Alex Verdugo en el segundo, con bambinazo de Giancarlo Stanton en el tercero, ya tenían a Nueva York delante 5-0, mientras que Gerrit Cole lanzaba uno de los mejores partidos de su carrera.

Pero llegó el quinto inning, que pasará a la historia como uno de los peores episodios defensivos en una Serie Mundial.

El boricua Kiké Hernández abrió con sencillo, primer hit que permitía Cole en el encuentro.

Acto seguido, Judge pifió un batazo de rutina de Tommy Edman en el jardín central y Volpe tiró mal a tercera en batazo de Will Smith, para otro error que llenó las bases sin outs.

Cole ponchó a Gavin Lux y a Shohei Ohtani, para poner la entrada a punto de mate, pero el propio pitcher cavó su tumba, al cometer un error mental y no ir a cubrir primera, tras obligar a Mookie Betts a batear rola lenta a Anthony Rizzo.

Ahí entró la primera del inning y Freddie Freeman, a la postre Jugador Más Valioso de la Serie Mundial, sonó cohete al medio para remolcar dos más.

Doblete del dominicano Teóscar Hernández al jardín central empujó dos más y de pronto, en un abrir y cerrar de ojos, un juego que parecía estar de un solo lado, se empató, gracias a cinco carreras sucias.

Los Yankees retomaron el mando al fabricar una en el sexto sin batear hits, por boletos a Soto y Judge y elevado de sacrificio de Stanton.

Pero el octavo empezó como el quinto: sencillo de Kiké, quien fue seguido de infield hit de Edman y boleto a Smith para llenar las bases ante Tommy Kanhle.

Luke Weaver vino al rescate, y aunque sacó los tres outs, no pudo evitar dos elevados de sacrificio de Lux y Betts, que empujaron el empate y la ventaja definitiva de 7-6.

Las 55 mil almas que colmaron el Yankee Stadium no daban crédito a lo que sucedió ante sus ojos y vieron en silencio cómo Walker Buehrle, llamado como un cerrador de emergencia, retiraba el noveno de 1-2-3, con dos ponches, para completar la espectacular victoria de los Dodgers, quienes consiguieron alzar el trofeo de campeones por octava vez en su existencia.

Freeman, el MVP, terminó con cuatro jonrones y 12 carreras impulsadas, cifra que iguala la marca de remolques de una Serie Mundial, en poder de Bobby Richardson, de los Yankees, en 1960.

Esta fue la duodécima ocasión en que Dodgers y Yankees se enfrentaban en una Serie Mundial y ahora la cuenta está cuatro victorias para Los Angeles y ocho para Nueva York.