La banda británica de rock and roll The Rolling Stones selló con un concierto gratuito una semana de acontecimientos estremecedores para muchos cubanos.
Las imágenes del Presidente de los Estados Unidos recorriendo las calles en su impresionante caravana; comiendo en un modesto restaurante casero en Centro Habana y saludando a los espectadores en el estadio del Cerro parecían algo increíble.
Y para más asombro los cubanos vieron a Barack Obama en directo por la televisión nacional con un discurso sereno, atrevido y alentador acerca del futuro para Cuba. Luego supieron que compartió en un set de televisión con el elenco del programa humorístico más popular entre los cubanos.
En esta semana millonarios cubanoamericanos, empresarios estadounidenses y un río de corresponsales de los canales de televisión más importantes del mundo confluyeron en la Ciudad de La Habana.
El remate de tanta algarabía, llegó de Miami en un avión: la legendaria banda de rock The Rolling Stones desembarcó en Cuba, con todo su andamiaje y también sus selectos fans que incluyen al galán de Pretty Woman, Richard Gere y la supermodelo Naomi Campbell.
Bastaron menos de 20 canciones para llevar al delirio a la multitud que los esperaba desde hacía horas, y a los miles de cubanos roqueros que los aguardaban desde hace décadas.
Al menos 200.000 personas desbordaron la Ciudad Deportiva, según constató la Associated Press, mientras el portal oficialista Cubadebate asegura que fueron 400.000.
La fiesta comenzó con "Jumping Jack flash" y luego siguieron 18 canciones desenfrenadas.
Jagger interactuó en español con el público y dejó mensajes que retumbarán por mucho tiempo.
"Aquí estamos finalmente, ¿ah? Estamos seguros de que esta noche será inolvidable", dijo el líder de los Rolling Stones.
Jagger sorprendió al evocar la censura del rock en el país comunista de los años sesenta y setenta, cuando la música en inglés era vinculada con el enemigo imperialista y con "desviación" ideológica.
"Sabemos que años atrás era difícil escuchar nuestra música en Cuba, pero aquí estamos tocando para ustedes en su linda tierra. Pienso que finalmente los tiempos están cambiando", apuntó Mick Jagger, en un claro español.
"Anoche ya comimos arroz y frijoles en un paladar, pero lo más rico fue bailar rumba cubana", contó al público el vocalista, que no defraudó con sus movimientos únicos de cadera al estilo Jagger.
Dos horas de rock y de la lista de éxitos de la banda ya se podían tachar "Gimme Shelter", "Start me Up", "Sympathy for the devil" o "Brown Sugar", entonces Jagger se despidió: "Muchas gracias Habana, buenas noches".
Falsa alarma: los viejos rockeros regresaron con el coro cubano Entrevoces para interpretar "You Can't Always Get What You Want", y entonces muchos en la audiencia, conscientes de que el show estaba a punto de acabar, empezaron a despedirse de la banda.
"¿Están listos?" gritó Jagger, y dos segundos después, se escucharon las primeras notas de "Satisfaction", todo el público empezó a saltar, el concierto alcanzó un climax perfecto: hasta Charlie Watts esbozó una sonrisa.
Los 3,55 minutos de la versión original de "Satisfaction", lanzada en 1965, se alargaron por más del doble. Todos, desde sus Satánicas Majestades hasta el último de sus súbditos que quedaba en La Habana, disfrutaron y exprimieron el último segundo de un concierto histórico que quedará en la memoria de todos los cubanos.