A Luis Cino Álvarez (La Habana, 1956) no le importa vivir a un costado de la capital cubana; Arroyo Naranjo es su cueva natural para reportar la vida desde el periodismo independiente hace 16 años. Desde allí escribe para su blog Círculo cínico, hace entregas periódicas a Cubanet e integra el Equipo de Redacción del semanario Primavera digital.
Cino celebra la fiesta de todo escritor: Después de casi dos décadas de prohibición y censura, acaricia ahora Los tigres de Dire Dawa (Neo Club Ediciones, 2014).
Melómano jazzista y 'enfermo' al rock and roll prohibido en Cuba alguna vez, Cino se apasiona en discusiones sobre los que se creen infalibes ya sean disidentes o personajes de la oficialidad. Su experiencia como profesor de inglés, constructor y peón en la agricultura, ha macerado su oficio de escritor de todos los días. Este hombre está aferrado a la literatura como un acto de fe.
Martí Noticias intercambió con él brevedades que confirman que la creación artística puede saltar todos los muros.
Es extraño hacer una entrevista sobre un solo libro, pero en Los tigres de Dire Dawa se resumen La Habana que se cae a pedazos y la muerte lenta del individuo: marginado, sin asideros. ¿Cómo vas al realismo, en busca de una herramienta para contar o por pura metástasis de la sociedad en que vives?
Un poco de las dos cosas. Y, como tiene mucho que ver con tu segunda pregunta, te amplío la respuesta en ella.
En varios años de hacer el periodismo entre prohibiciones, tus personajes acaban pareciéndose a esa gente de la vida real que le da vida a tus nostalgias, análisis y denuncias. ¿Cómo explicas esa autofagia entre periodismo y literatura?
Mucho se ha discutido si el periodismo lastra o beneficia a la literatura. Yo creo, teniendo en cuenta casos como los de Hemingway y Tom Wolfe, que es más beneficioso que perjudicial, pero en muchos aspectos siempre deja sus daños colaterales.
En mi caso, parece que luego de tantos años de hacer periodismo en estas circunstancias tan particulares, no puedo evitar que mis personajes de ficción se parezcan a los de la realidad, a los que he conocido y a los que veo todos los días en la calle, en esta vida que nos ha tocado, con sus penas y frustraciones, que a veces comparto. En varios de esos personajes hay mucho de mí, o de amigos míos. Varios de los cuentos se basan en historias reales, historias que viví, me han contado o en las que he estado involucrado de alguna manera. Los otros personajes, los casos extremos, están en la calle, en la vida diaria en Cuba, son dolorosamente reales, y lo que más duele es la falta de soluciones para ellos, porque el tiempo y la vida no vuelven, y ya nadie les puede devolver lo que perdieron por el camino.
No creo que a mucha gente les consuele pensar que fueron víctimas de un proceso histórico. En todo caso, que se conozcan también sus pequeñas historias. Con todas ellas se conforma the big picture. Y qué lástima o qué bueno si es realismo sucio y no tiene los ribetes épicos que algunos prefieren y de los que tanto se ha abusado.
Tengo la impresión de que personajes como El Pata, Chamba y El Pelú, aunque son seres frustrados tienen un nivel de resistencia que los hace sobrevivir a su misma vida miserable. ¿Es el Rock un antídoto en ellos o un grito tuyo como narrador marginado y tocado por la censura?
En circunstancias como las que se viven en Cuba, cada cual se busca sus antídotos. Si no fuera así, habría muchos más casos de suicidios e infartados. Más de los que hay. En mi caso, mis antídotos son la literatura y la música, no solo el rock, sino también los blues y el jazz.
Tu literatura, como la de tus colegas censurados en 56 años de revolución se desarrolla al margen de la crítica especializada, de las promociones literarias y los incentivos extra literarios de los que viven muchos escritores alrededor del mundo. ¿Puedes enumerar cuáles son tus resortes, de qué aliento te nutres para seguir e insistir?
A veces me falla la fe y cojo unas depresiones de campeonato, pero lo que me anima es la certeza de que la razón está de nuestra parte y algún día se hará la luz y la verdad vencerá.
Volvamos a tu manera de hacer periodismo, que tiene mucho de lo punzante de la narrativa. He visto tus artículos de opinión tensando la cuerda de la política oficial o lanzando tus misiles contra caras conocidas de la sociedad civil independiente. ¿No te ha acarreado esto último ningún problema, alguna cara larga? ¿Cómo asumes el periodismo alternativo que se hace hoy desde Cuba?
Me he buscado malas caras, enemistades y acusaciones de todo tipo. En el campo pro democracia también han arraigado fuerte los vicios del sistema. Sobre todo la intolerancia. Por eso hay que señalar los errores y las malas actitudes, para que no sigan cogiendo fuerza y haciendo daño. Al burro hay que darle los palos donde se cae, no la semana que viene. ¿O por aquello de "no darle armas al enemigo" vamos a repetir la misma historia que ya conocemos? El periodismo independiente debe librarse de los vicios que arrastra del Granma y el resto de la prensa oficialista: El teque, el panfletismo, el triunfalismo, la complacencia, el tremendismo, la prosopopeya, la sacralización de determinados temas y figuras… Y, por supuesto, ser responsable y ser siempre fiel a la verdad, aunque duela decirla.
Muchas veces he querido hacer esta pregunta para respondérmela yo mismo: ¿Qué hay de tus lectores? ¿Cómo te retroalimentas si has escrito tantos años a ciegas –si tenemos en cuenta el tiempo que has escrito para Cubanet y los que lo has hecho para Primavera de Cuba?
Es bastante frustrante no poder llegar plenamente a tu público natural, el cubano de acá, pero no son tan pocos los que nos leen a los periodistas independientes. A veces te asombras cuando gente que tú no sospechas que te leen, te comentan algunos de tus trabajos.
Acuérdate que las memorias flash, los CD y algún que otro impreso circulan de mano en mano entre gente ávida de información sin censura.Y tenemos también la retroalimentación que nos llega a través de los comentarios que te hacen llegar cubanos que están regados por el mundo entero y para los cuales lo que tú escribes también es uno de sus asideros a su tierra, y por eso opinan con una pasión y una cercanía que impresiona.
El mundo está de vuelta de casi todo, y tú (como tus colegas Jorge Olivera Castillo, Víctor Domínguez, Juan González Febles y otros) te asomas a esta ventana y encuentras por primera vez un texto tuyo publicado íntegramente. ¿Cuánto pesa ser un escritor disidente desde esa Habana festinada del siglo XXI?
Da una inmensa satisfacción ver que al fin tus libros salen del cajón y son publicados. Compensa todo lo que has tenido que sufrir y soportar, y no te lo voy a contar porque de eso, colega, tú sabes tanto o más que yo.
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