“El ataque de Rusia contra los almacenes de grano del puerto de Odesa tras su retirada del acuerdo de exportación de grano por el mar Negro es un paso que puede elevar a niveles catastróficos la crisis mundial desencadenada por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania”, aseveró Anna Wright, investigadora de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Central.
Así reaccionó a los recientes ataques de las fuerzas armadas rusas contra la infraestructura y las instalaciones de granos del puerto de Odesa, y a la posterior amenaza de atacar los buques que intenten transportar el grano ucraniano.
“Dado que Ucrania es un proveedor clave de grano a nivel mundial y suministra la mayor parte de las importaciones de grano de África oriental y austral, la interrupción por parte de Rusia de las exportaciones de grano ucraniano y su cruel destrucción, en un solo ataque, de al menos 60.000 toneladas de grano y de importantes infraestructuras de exportación pueden llevar la hambruna a países que ya sufren sequías y crisis humanitarias”, advirtió la representante de Amnistía Internacional.
“Además”, dijo, “la amenaza de Rusia de tratar a todos los buques que viajen a puertos ucranianos a través del mar Negro como portadores de material militar revela su disposición a despojar de suministros de alimentos críticos a quienes más los necesitan por atender sus propios objetivos militares, y envía un claro mensaje de que las fuerzas rusas están preparadas para cometer nuevos crímenes de guerra”.
“Al intensificar de este modo su guerra de agresión, Rusia mantiene como rehenes de su agenda militar y política a algunos de los países con menores ingresos del mundo,” dijo Wright.
“Rusia debe poner fin urgentemente a su guerra de agresión contra Ucrania, y todas las personas presuntamente responsables de crímenes de derecho internacional deben rendir cuentas en juicios justos. La comunidad internacional también debe tomar medidas para garantizar rutas comerciales seguras para el grano ucraniano, de modo que pueda entregarse a las regiones cuya seguridad alimentaria depende de él,” afirmó.
La revista Politico, con sede en Washington, publicó este domingo un análisis sobre cómo la guerra de Putin en Ucrania está debilitando un centro clave para el suministro de alimentos en el mundo.
En julio, comienza en Ucrania el cultivo de trigo. Pero el volumen de producción ha sido reducido debido a la invasión, y a las restricciones que pone Rusia en la exportación de los granos ucranianos. Por ejemplo, las fuerzas rusas ocupan tierras productivas, particularmente al este del río Dnieper, y el Kremlin está diciendo no a la reanudación del acuerdo negociado por Naciones Unidas y Turquía que permitía la exportación de 32 millones de toneladas de granos desde los enormes puertos ubicados en el sur de Ucrania.
Otro problema provocado por la guerra, señaló Politico, es que todas las etapas de producción de alimentos en Ucrania han sido afectadas. Hay una gran escasez de fertilizantes, advirtió una asociación agrícola en Odesa.
Más ataques con misiles
Entretanto, las fuerzas rusas siguen bombardeando la región sur de Ucrania. Una persona murió y 22 resultaron heridas en Odesa, tras un ataque con misiles, informaron las autoridades ucranianas el 23 de julio.
Además, la catedral Transfiguración de la Iglesia Ortodoxa fue severamente dañada el sábado en la noche, dijo Oleh Kiper, gobernador de la región de Odesa. Es un ataque que ha provocado consternación a nivel mundial, por ser considerada un patrimonio de la humanidad, fundada en 1794.
"Este ataque contra un sitio protegido por la UNESCO es otro crimen de guerra del Kremlin", declaró en Twitter en jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell.
La misma fue construida en 1794, destruida por Josep Stalin en 1936, reconstruida en la Ucrania independiente y ahora destruida durante el régimen de Vladimir Putin, informó el diario El Nacional, de Paraguay.