El béisbol cubano y mundial están de luto tras la muerte de Luis Tiant, considerado por muchos como el mejor lanzador cubano de todos los tiempos.
Tiant falleció este martes en los Estados Unidos a los 83 años, después de haber enfrentado varias enfermedades que lo golpearon duramente en sus últimos años.
Su partida deja un vacío enorme en el mundo del béisbol, pero también saca a la luz una dolorosa verdad: a pesar de sus impresionantes logros, Tiant fue prácticamente borrado de la historia oficial de su país.
A lo largo de su carrera, acumuló números dignos de los más grandes del deporte, pero inexplicablemente nunca fue incluido en el Salón de la Fama y, aún peor, su nombre apenas se mencionaba en Cuba, como si jamás hubiera existido.
Nacido en La Habana en 1940, Tiant se vio forzado a salir de Cuba para seguir su carrera profesional, pero el régimen cubano le impidió regresar a su patria durante más de 40 años.
Cooperstown en deuda
En su paso por las Grandes Ligas, Tiant brilló con equipos como los Cleveland Indians, Minnesota Twins y los Medias Rojas de Boston.
En sus 19 temporadas, acumuló 229 victorias, 172 derrotas y una efectividad de 3.30 en más de 3,400 entradas lanzadas.
Fue tres veces All-Star y lideró la Liga Americana en efectividad en dos ocasiones, pero esos impresionantes números no le bastaron para ser inmortalizado en Cooperstown, una omisión que aún desconcierta a aficionados y expertos.
Si su exclusión del Salón de la Fama es difícil de entender, lo que resulta aún más triste es el olvido al que fue sometido en su propio país, como tantos otros atletas, artistas e intelectuales cubanos, que fueron borrados de la narrativa oficial.
Durante décadas, su nombre fue excluido en los medios y los libros de historia del deporte cubano. Este silencio, impuesto por el régimen de La Habana, privó a millones de aficionados en la isla de conocer a uno de los más grandes lanzadores de todos los tiempos.
Esta desconexión entre Tiant y su patria quedó registrada de manera impactante en el documental El hijo perdido de La Habana, realizado por la cadena ESPN. En una visita al Parque Central de La Habana, donde los aficionados discuten con fervor sobre béisbol en la tradicional "peña", el olvido de su figura se hace evidente. Cuando se les pregunta quién es el mejor lanzador cubano de todos los tiempos, solo una persona menciona a Tiant.
Un estilo único
Tiant tuvo un exitoso desempeño en las Grandes Ligas. Su icónico estilo de lanzar, girando su espalda al bateador antes de soltar la pelota, se convirtió en su sello personal, y su actuación en la Serie Mundial de 1975 con los Medias Rojas de Boston lo consolidó como una leyenda.
Sin embargo, aparejado a su éxito, siempre cargó con el dolor del exilio. En el documental El hijo perdido de La Habana, reflexiona casi entre lágrimas: "Y pudo haber sido todo tan diferente".
Se refería a la situación política en Cuba y al exilio que lo mantuvo lejos de su familia y su tierra por más de cuatro décadas. Cuando finalmente pudo regresar a la isla, ya era demasiado tarde para despedirse de amigos y familiares que ya habían fallecido.
En sus últimos años, Tiant enfrentó varios problemas de salud que lo afectaron profundamente. Su cuerpo, que alguna vez fue su herramienta más poderosa, comenzó a fallar.
Su legado en el béisbol es incuestionable. Fue un símbolo de lucha y perseverancia, tanto dentro como fuera del campo, y su exclusión del Salón de la Fama sigue siendo una de las grandes injusticias del deporte.
Hoy, con la muerte de Luis Tiant, Cuba pierde a su mejor lanzador, un talento que jamás fue reconocido como merecía en su propia tierra.
Su ausencia en los anales beisboleros del oficialismo no borra su grandeza, pero sí resalta la injusticia del ostracismo al que fue sometido por decreto.
El legado de Luis Tiant, aunque incompleto en los libros y en las salas del Salón de la Fama, vivirá en el corazón de los aficionados.
"El Tiante" ha dejado este mundo, pero su huella en el béisbol será imborrable. A pesar de los silencios y las omisiones, su nombre siempre resonará entre los más grandes del deporte.