El preso político Luis Barrios Díaz, manifestante del 11 de julio de 2021, murió este domingo por una bronconeumonía en el hospital habanero “Salvador Allende”, conocido como La Covadonga, adonde había sido llevado dos días antes desde la prisión 1580, de San Miguel del Padrón.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), el primero en hacer la denuncia, pidió el pronunciamiento de los gobiernos democráticos y de la Unión Europea sobre este caso, y reiteró su exigencia al régimen cubano de liberación inmediata de todos los presos por motivos políticos y de conciencia en la isla.
En un video divulgado por la organización Prisoners Defenders, Carlos Hernández, cuñado del preso político, afirma que un médico de terapia intensiva del hospital lo llamó para informarle del fallecimiento de Barrios debido a un paro respiratorio:
“Fui para el hospital y pude hablar con el doctor que atendió el caso y él me dice que la enfermedad que tenía mi cuñado era por no habérsela atendido a tiempo”.
Martí Noticias trató de indagar en el centro hospitalario, pero fue imposible establecer contacto telefónico.
Semanas antes, el joven de 36 años, había sido llevado al hospital Miguel Enríquez donde los especialistas médicos recomendaron su ingreso para su tratamiento.
Los escoltas del penal no le permitieron la hospitalización, “dijeron, simplemente, que no tenían gasolina o petróleo para relevar al guardia que se tenía que quedar con él y porque no había antibióticos en el hospital”, lamentó Hernández.
Más adelante, el 14 de noviembre, unos amigos que fueron a visitar al preso político a la cárcel alertaron a la familia sobre el deterioro de salud de Barrios.
Barrios venía con insuficiencia respiratoria hacía varios meses y solo el pasado viernes fue trasladado al centro médico tras las gestiones de su hermana, Aurora Anzardo Díaz, ante las autoridades penitenciarias.
Fue intervenido de urgencia el sábado para hacerle una incisión en un pulmón para sacarle el líquido que se le había acumulado. En el otro, presentaba lesiones serias, explicaron los médicos a la familia.
El mismo día se le concedió a Barrios una licencia extrapenal temporal de tres meses.
La agencia EFE asegura que el documento, al que tuvo acceso, “no aporta la razón de su excarcelación”.
Hernández expuso además que al preso político muerto se le va a practicar una autopsia debido a la sospecha del médico de que padecía tuberculosis.
Amigos y familiares afirman que, antes de ingresar en prisión, Barrios era un hombre sano.
“Yo no pertenezco a ninguna organización política, nadie me está pagando por esto. Lo estoy haciendo porque quiero justicia. Lo estoy haciendo porque quiero que alguien pague por lo que le pasó a él porque fue una vida que se podía haber salvado”, señaló Hernández.
“Yo no sé [de quién es la culpa] si es el director del penal, o el médico o los muchachos que lo llevaron al hospital y no permitieron que se quedara ingresado pero esa vida se podía haber salvado”.
“La dirección del penal sabe que se podía haber salvado, de haberlo llevado a un hospital, como hicieron, pero no lo dejaron ingresado, no le dieron la asistencia que tenían que darle”, subrayó Hernández.
“Yo creo que ellos son responsables de los presos que están allí”, recalcó.
Barrios Díaz fue condenado a nueve años de privación de libertad por los delitos de Atentado y Desórdenes públicos tras participar en las protestas de Arroyo Naranjo en la capital cubana.
El Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), con sede en Madrid, calificó de "desidia” el proceder de las autoridades penitenciarias:
“Les ha podrido la prepotencia y la desidia. A la hora de elegir que era mejor para el prisionero, optaron por lo que era mejor para ellos [los guardias]. Es una muestra más de los desmanes de la policía y de los tratos crueles, inhumanos y degradantes a los que son sometidos los presos por razones de opinión”.