Desde la destrozada casa de la cultura del municipio Diez de Octubre, al sur de La Habana, se escucha una orquesta amateur ensayando “Solamente una vez”, del compositor mexicano Agustín Lara. En la acera de enfrente, una docena de jubilados y amas de casa, hacen cola en una carnicería para comprar el pollo de la libreta de racionamiento.
Hacen más llevadera la espera conversando. Uno jubilado asegura que el frío provoca hambre. Una ama de casa se queja de los altos los precios de los alimentos: "Lo nunca visto: un limón, un solo limón, cuesta 10 pesos". Una joven dice que no sabe si llamarle abuso o escándalo, que "en Cuba haya que pagar 10 pesos por un limón". A dos hombres lo que les interesa es el mal desempeño de Víctor Mesa, manager de Industriales, el equipo de la capital.
Una mujer confiesa que su mayor deseo es tomarse un vaso de café con leche. A su lado, un anciano, sin pronunciar nombre ni cargo (en Cuba a los dirigentes se les llama 'esta gente' o se hace un gesto en el hombro con la mano como imitando una charretera militar) comenta: “Se va el hombre sin cumplir la promesa del vaso de leche”.
Mientras de un camión ZIL 130 de la era soviética siguen descargando cajas de pollo congelado Made in USA, el reportero de Martí Noticias pregunta al grupo: "¿Qué creen ustedes pueda ocurrir con el nuevo gobierno?".
El anciano que mencionó la promesa incumplida del vaso de leche y que todo el tiempo ha estado intentando escapar del frío matinal con un viejo gabán que parece sacado de un filme de Humphrey Bogart, responde: “Nada. Será el mismo perro, pero con distinto collar. Él (Raúl Castro) no es tonto. Seguro que lo tiene todo bien amarrado. Seguirá dirigiendo la orquesta detrás del telón. Nadie deja el trono porque se aburre. Hay que quitárselo. El jamón de pierna le gusta a todo el mundo”.
Otras personas de la cola contestan que no les interesa quién salga elegido presidente el próximo 19 de abril, cuando supuestamente Raúl Castro cuelgue los guantes.
“Todo eso es una pantalla, socio. El tipo hace que se va, pero seguirá manejando los hilos del poder. Es una treta para poder negociar con los yumas, alegando que ya en Cuba no gobierna un presidente con el apellido Castro. Pero esta gente no va a regalar el 'power' así como así. A distancia, Raúl va a manichear la jugada, pues él va a conservar el cargo de Primer Secretario del Partido”, explica Josuan, barbero.
Un segmento amplio de cubanos de a pie supone que el próximo gobierno es un simple relevo generacional. “Si nos atenemos a lo que ha dicho Raúl, que los mayores de 70 años se jubilarán, entonces del aire se irían Ramiro Valdés, Esteban Lazo, Machado Ventura y los tres generales (Leopoldo Cintra Frías, Joaquín Quintas Solá y Ramón Pardo Guerra) que en la isla comandaron las estrategias después que pasó el ciclón Irma. ¿De dónde van a sacar tanta gente para sustituir a todo ese vejestorio, si en Cuba ya no quedan ni peloteros?”, reflexiona un taxista privado.
Los cubanólogos y un sector de la disidencia local desconfían del nuevo panorama político. El Foro por los Derechos y Libertades, coordinado entre otros por los activistas Antonio Rodiles y Ailer González, acaba de lanzar la campaña #MásCastrismoParaQué, que rechaza el traspaso de poder en Cuba y convoca a los ciudadanos a no participar en lo que califican "una farsa electoral" y buscar así "el fin de la dictadura". Otros analistas en el exilio piensan que Alejandro Castro o su hermana Mariela ocuparán puestos importantes en un futuro gobierno.
Raúl Castro ha dicho que su estrategia está dirigida a que el Partido Comunista sea el órgano rector en la dirección del país. Pasar de un régimen dictatorial y personalista como el de Fidel Castro, a un gobierno autocrático administrado por una estructura militar.
Al estilo de la extinta URSS, después del 19 de abril se pretende que el Partido Comunista sea el poder absoluto. Pero será difícil. El complejo empresarial militar dirige bajo el más completo hermetismo la mayoría de los sectores que obtienen divisas extranjeras. Desde ETECSA, la única empresa de telecomunicaciones, hasta gasolineras, bancos, tiendas, hoteles, autos de renta, exportación de azúcar, derivados del combustible, la minería y extracción de oro.
Por decisión de los hermanos Castro, las fuerzas armadas manejan un auténtico poder paralelo. Luego del Caso Ochoa, en 1989, con la unificación y traslados de altos mandos de las FAR al MININT, los militares controlan la inteligencia, contrainteligencia y diseñan el enfrentamiento a la disidencia.
Llamémosle Alexis, ex diplomático, no cree que “GAESA vaya a ceder su extensa cuota de poder económico. En mi opinión, el nuevo presidente, el partido y el poder popular serán los encargados de la labor político-ideológica y de administrar los municipios en toda la isla. Pero los sectores estratégicos de la economía los va a seguir manejando GAESA”, señala y agrega:
“Desde luego, Raúl seguirá siendo un factor de poder importante mientras viva, igual que el resto de los líderes históricos. Pero aquéllos que lleguen al poder no creo que serán marionetas. Tienen asuntos pendientes como la doble moneda, redactar una nueva constitución, reformar el poder popular, acelerar un grupo de reformas económicas, negociar con Washington un nuevo trato y, de acuerdo al panorama político en Estados Unidos tras las elecciones del Congreso, crear un grupo de trabajo para derogar el embargo”, considera el ex diplomático.
Temas como la democracia y los derechos humanos hipotéticamente no será una prioridad del nuevo gobierno. “Pero, ojo, puede que la futura administración sea más pragmática y negociará lo que haya que negociar si hay beneficios al país. No habrá tema tabú que no se pueda negociar. Las dificultades económicas actuales y las que puedan venir, no da mucho margen de maniobra”, puntualiza una ex jefa de despacho de un alto dirigente.
Cualquier nuevo gobierno “siempre traerá aparejado cambios y una mentalidad diferente, incluso, aunque tengan la misma ideología e intereses”, expresa Carlos, sociólogo. “Pocos pensaron que Joaquín Balaguer, hombre de confianza del dictador Trujillo, tras su asesinato, fuera el político que iniciaría la democracia en República Dominicana. O el caso de Lenin Moreno en Ecuador, que tras asumir la presidencia se desmarcó del estilo autoritario de Rafael Correa. Es falso que en Cuba exista una unidad monolítica dentro del partido. Nada es igual. Ni siquiera dos gotas de agua”.
Geraldo, licenciado en ciencias políticas, no cree que Raúl Castro tenga una agenda oculta tras su retiro. “En una autocracia como la cubana, es normal que por un tiempo Raúl intente controlar al futuro gobierno. Pero a la vuelta de dos o tres años, las nuevas dinámicas de la nación lo van superar. Ni siquiera los hijos piensan igual que los padres. Más tarde o más temprano, llegarán cambios democráticos”.
Aunque a los cubanos de a pie parece no interesarle la asunción de un nuevo gobierno, porque consideran que es la continuidad del castrismo, con otro maquillaje, los analistas consultados son más optimistas. Piensan que después de hombres fuertes como los Castro, podría surgir una corriente reformista.
La apuesta está en el aire: ¿se perpetúa el castrismo o aparece un Gorbachov tropical?