Ohtani a los Dodgers, una apuesta de $700 millones

Shohei Ohtani en una foto de archivo. (Brad Penner-USA TODAY Sports/File Photo)

Que Shohei Ohtani se decidiera finalmente por los Dodgers de Los Angeles no debería sorprender a nadie. Prácticamente, sólo los Dodgers tenían el dinero y la disposición de gastarlo de manera desmedida, en su afán de atrapar al unicornio japonés.

Además, Ohtani se queda en la costa del Pacífico, un mercado que ya conoce y que le garantiza la cercanía horaria con la fanaticada de su país.

Lo que sí sorprendió fue la bestialidad de dinero del contrato de 700 millones de dólares por diez temporadas, que supera cualquier pacto anterior en la historia de los deportes.

El monto prácticamente duplica el salario de Mookie Betts, hasta ahora el pelotero mejor pagado de los Dodgers, quien firmó en el 2021 por 12 campañas y 365 millones.

A menos de que el pacto sea estructurado de manera gradual, el promedio anual de 70 millones es superior a la nómina completa de los Guardianes de Cleveland, los Reales de Kansas City, los Marlins de Miami, los Cerveceros de Milwaukee, los Rojos de Cincinnati, los Piratas de Pittsburgh, los Orioles de Baltimore y los Atléticos de Oakland.

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Como todo contrato a largo plazo, no deja de ser en extremo riesgoso.

Ohtani es un fenómeno que no se ha visto en más de un siglo de Grandes Ligas, por la capacidad inusual de batear y lanzar como los mejores.

Sin embargo, al menos los primeros 70 millones del 2024, el equipo los pagará solamente por un bateador designado.

El japonés no lanzará la próxima temporada, pues se recupera de una operación Tommy John, la segunda en cinco años.

Distribuyen una edición extra del periódico Yomiuri Shimbun en la que se informa del traspaso de Shohei Ohtani a los Dodgers de Los Ángeles. (AP/Eugene Hoshiko)

Si se tienen en cuenta los antecedentes de los pitchers japoneses que han llegado a las Mayores en Estados Unidos, no parece que Ohtani vaya a poder cumplir con efectividad desde el montículo sus próximos diez años del contrato.

Solamente tres serpentineros nipones han conseguido mantenerse diez o más temporadas en MLB (Hideo Nomo, Tomokazu Ohka y Yu Darvish).

Otros que llegaron envueltos en una aureola de grandeza, como Hideki Irabu, Daisuke Matsuzaka y Masahiro Tanaka, pero duraron lo que un merengue en la puerta de un colegio y apenas con un rendimiento por encima de la media, lejos de la estelaridad prometida.

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En el caso de Ohtani, con dos operaciones Tommy John en su resumé y la fragilidad que ha mostrado su brazo desde su llegada a Estados Unidos en 2018, la parte del salario correspondiente a su lado como pitcher amenaza con ser dinero tirado al inodoro.

Como bateador, el unicornio es punto y aparte. Sencillamente, de lo mejor que hay en todo el béisbol.

Sus números no mienten, pero tanto dinero por alguien que no aporta nada a la defensiva es descabelladamente excesivo.

De todos modos, al menos en los primeros años, el equipo ingresará mucho, pero mucho dinero, por conceptos de mercadería y boletos relacionados con el japonés, y en medio de esa danza millonaria, no se echará a ver el disparatado sueldo.

Pero, tiempo al tiempo. Ya veremos en los años finales del pacto, cuando Ohtani se acerque a los 40 años y su rendimiento ya no sea ni por asomo el actual, cómo dolerá a los Dodgers meterse la mano en el bolsillo para pagar cada dólar en ese entonces.

Los ejemplos anteriores sobran: Joey Votto, Albert Pujols, Robinson Canó, Prince Fielder, Miguel Cabrera… ¿Ohtani?