Pese a la crisis derivada del COVID-19, las remesas disminuyeron apenas un 1,6% en 2020 con respecto al año anterior. En América Latina y el Caribe, las remesas aumentaron un 6,5% el año pasado.
Pese a que el surgimiento de la pandemia de COVID-19 suscitó previsiones de una caída estrepitosa de las remesas familiares, esas transferencias alcanzaron los 540.000 millones de dólares en 2020, sólo 8000 millones, o 1,6% por debajo del total de 2019, según un estudio reciente del Banco Mundial.
El Secretario General de las Naciones Unidas consideró que los sólidos lazos familiares son la base de esta resiliencia.
“Hay muchas razones por las que las remesas disminuyeron menos de lo esperado en la pandemia de COVID-19. La principal es que los migrantes dan prioridad a las necesidades de sus familias, reduciendo el consumo personal y recurriendo a los ahorro”, dijo António Guterres en su mensaje para la jornada dedicada a las remesas.
El Día Internacional de las Remesas Familiares se celebra cada 16 de junio por decisión de la Asamblea General de la ONU para reconocer la contribución de los más de 200 millones de trabajadores migrantes que envían dinero a más de 800 millones de familiares en sus países de origen. La remesa familiar promedio oscila entre 200 y 300 dólares mensuales.
En la efeméride también se pone de relieve la resiliencia de los trabajadores migrantes ante las inseguridades económicas, los desastres naturales y climáticos y, en el último año, la pandemia.
El flujo sube en América Latina y el Caribe
Al contrario del resto del mundo, en América Latina y el Caribe las remesas se incrementaron en 2020, llegando a casi 103.000 millones de dólares, una cantidad 6,5% mayor que la registrada en 2019.
“Los flujos de remesas han sido más resistentes en América Latina en comparación con otras regiones”, detalla el estudio del Banco Mundial.
La recuperación del empleo y los paquetes de estímulo económico en Estados Unidos han permitido que se mantengan los flujos a países como México, El Salvador, Guatemala, Honduras y Jamaica, que reciben un 95% de las remesas de migrantes que trabajan en el país norteamericano.
Por el contrario “la precaria situación económica en España”, donde vive una décima parte de los migrantes latinoamericanos, ha hecho que bajen las remesas en Bolivia (-16%), Paraguay (-11.6%), y Perú (-13%).
Adopción de tecnología digital
António Guterres explicó que las medidas fiscales de los países de acogida fueron otra de las razones por las que los trabajadores migrantes pudieron seguir mandando dinero a sus familias.
Entre los catalizadores de las remesas en 2020 también destacó la adopción de la tecnología digital por parte de los trabajadores migrantes y sus familias, que facilitó las transferencias de dinero durante los confinamientos, que dificultaron el uso de los canales informales. Las estadísticas muestran que el monto enviado con tecnología móvil aumentó un 65% en ese año, para alcanzar 12.700 millones de dólares.
Además, la digitalización es más económica que las transferencias de efectivo y ha reforzado la adopción del dinero móvil, lo que promueve la inclusión financiera de los migrantes y sus familias.
Papel clave
El Secretario General subrayó el papel clave de los migrantes a la hora de mantener en funcionamiento los servicios esenciales y la economía en general en muchas partes del mundo. “De cara al futuro, debemos seguir esforzándonos por apoyarlos y protegerlos”, recalcó.
“Es fundamental para la salud y la seguridad de todos garantizar que todos los migrantes, sea cual fuere su situación migratoria ante la ley, estén incluidos en los planes de distribución de la vacuna COVID-19”, agregó.
Guterres también recordó que las remesas son vitales en el mundo en desarrollo.
“Insto a todas las partes interesadas a que sigan esforzándose por reducir los costos de la transferencia de remesas hasta un nivel lo más cercano posible a cero, en consonancia con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y a que fomenten la inclusión financiera de los migrantes y sus familias, especialmente en las zonas rurales pobres”, enfatizó.
En este renglón, refirió que el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular ofrece un marco unificado para conseguir esa meta.