OPINIÓN. Las palabras que nacen de las nuevas realidades y traspasan fronteras

En numerosas manifestaciones contra la invasión de Rusia a Ucrania, los carteles comparan al presidente ruso Vladimir Putin con Hitler.

Tetiana Kolbayenkova, profesora de Lengua Española en la Universidad Nacional I.I.Mechnikov en la ciudad de Odesa, en Ucrania, compartió a Martinoticias.com un texto sobre el impacto en el lenguaje que ha traído la invasión de Rusia a Ucrania. Los ciudadanos en ambas partes del conflicto han incorporado neologismos, apropiaciones y otros usos del lenguaje.

A continuación reproducimos su artículo de opinión:

El idioma ruso nunca ha sido fuente de palabras internacionales como el inglés, aunque hubo momentos históricos cuando los fenómenos traspasaban fronteras y sus denominaciones se infiltraban en el vocabulario de varios idiomas incluido el español. Basta recordar el cosmonauta que se ha hecho internacional con el primer vuelo pilotado al cosmos o la perestroika, el proceso político que dio el primer impulso al desmoronamiento de la URSS. Pero hubo también sucesos que asombraron al mundo por su extrema crueldad, y como pogromos quedaron grabados en los diccionarios mientras que el mundo se estremecía con la atrocidad del Imperio Ruso matando a los judíos.

La realidad política actual es tan inusual que no solo despierta un mayor interés de los estudiosos en el campo social sino también de los lingüistas que vuelven a tomar las plumas para añadir palabras y nociones que en estas realidades se inventan. Algunas ya figuran en varios idiomas, otras, solo en ruso o ucraniano.

Cuando Rusia opta por cerrar los ojos ante las violaciones de derechos humanos y de esta forma abandona el camino democrático empieza a divulgarse desde 1995 la palabra russism, (rucismo), una fusión de ru(sia) y (fas)cismo, que desde la primera guerra de Chechenia designa la aparición de una nueva ideología apoyada en las tradicionales bases del fascismo aplicadas sobre el terreno y la actualidad de Rusia. Aun más patente se percibe desde el 2014 cuando el paralelismo histórico se ha hecho evidente y se ha plasmado tanto en los discursos de los altos mandatarios rusos como en su actitud expansionista.

Todavía antes de la anexión de la península ucraniana de Crimea (que algunos políticos y periodistas compararon con el Anschluss de Austria por la Alemania nazi) entre las fuerzas opositoras rusas, aniquiladas para el momento, surgió una manera muy particular de denominar al presidente juntando su apellido Put(in) con la del canciller alemán de la época de la segunda guerra mundial, Adolfo (Hit)ler lo que se ha quedado hasta el día de hoy como Putler. Y aunque esta invención aparece en una manifestación puramente económica, poquito a poco el mencionado ya paralelismo histórico no dejó de aparecer formalizándose definitivamente con el comienzo de una nueva etapa de agresión en Ucrania así como en los discursos del presidente ruso donde los periodistas descubrieron tanto la argumentación como la estilística prestados al dictador alemán.

La nueva realidad política de Rusia está presente en la invención de nuevas palabras para referirse con ellas de la forma más peyorativa, despectiva y hasta agresiva a los países, pueblos o estados cuya política o el estilo de vida están criticados por los propagandistas rusos, formando en las masas amplias de la población una visión errónea del mundo moderno, de sus valores y libertades.

Una de estas palabras es tolerastia que junta la noción de tolerancia y la pederastia. Según los propagandistas, la tolerancia practicada en los países desarrollados equivale a un crimen parecido a la pederastia, o, según ellos, se toleran exclusivamente los vicios y pecados y el mundo occidental está pronto a sucumbir en la maldad.

De la misma manera suelen referirse a Europa, llamándola Gayropa, juntando las palabras gay y Europa, inventando historias como que el mundo occidental impone a todos practicar relaciones homosexuales, que el homosexualismo se enseña en los colegios y muchas cosas más raras.

Para terminar con las blasfemias rusas hacia las sociedades modernas vale mencionar la palabra dermocracia (mierdocracia) con la que suelen hablar sobre lo mal, lo triste y lo desesperada que es la vida en una sociedad democrática porque carece de un orden estricto, porque la vida política es un follón de partidos y candidatos, porque no existe un único centro que podría resolver cualquier problema del ciudadano.

Esta creatividad lexicológica está presente también en Ucrania. Además de compartir con los pocos opositores rusos el nuevo apodo de Putler, perdón, Putin, los ucranianos han optado por añadir significados propios a las palabras provenientes de las obras de cine y literatura de fama mundial. La fuente inagotable de nombres y topónimos es El señor de los anillos de J. R. R. Tolkien.

Un soldado ucraniano en la región de Donetsk.

Mucho antes del comienzo de la guerra en Ucrania no faltó quienes interpretaban que Mordor representaba precisamente la Unión Soviética por su extensión, devoción por las armas de destrucción masiva, para citar algo. Y aunque no fuera así, el nombre de este territorio sombrío se ha arraigado en el habla, no solo de los periodistas, sino también se usa cada vez más en el ambiente político.

Partiendo de que Rusia tiene que llamarse Mordor, no es de extrañar que sus habitantes invasores pasen a llamarse orcos.

Partiendo de que Rusia tiene que llamarse Mordor, no es de extrañar que sus habitantes invasores pasen a llamarse orcos. Las características de estos seres míticos se centraban en su crueldad inhumana, en la fiereza de ánimo inexplicable, en la falta de organización y de disciplina, o sea, justo lo que estamos viendo en el ejército ruso cuyos crímenes se han demostrado en numerosas ocasiones. En los canales de información ucranianos las tropas agresoras ahora se llaman así, aunque dicen que los orcos del libro se muestran indignados por esta comparación injusta.

Pero a la par de las palabras negativas me gustaría citar una que para todos los ucranianos ha cobrado significado nacional y heroico. En la primera etapa de la guerra en Ucrania la batalla más encarnizada y dura se desplegó en el Aeropuerto Internacional de Donetsk.

Desde septiembre de 2014 hasta enero de 2015 los batallones de voluntarios y del ejército regular luchaban contra el ejército ruso y formaciones paramilitares de los separatistas. La defensa del Aeropuerto de Donetsk resaltó como la primera muestra del carácter inquebrantable del defensor ucraniano. Nadie entendía cómo podían resistir entre escombros del hormigón armado, solo los Cíborgs teniendo las propiedades suprahumanas aguantan más que la piedra.

En aquel entonces nadie sabía que en ocho años todo el país se convertiría en el ejército de los Cíborgs.