(Este artículo reproduce los comentarios públicos de Sebastián Arcos, Director Asociado del Cuban Research Institute de la Universidad Internacional de la Florida ante la Junta de Supervisión de la compañía Meta)
No soy un usuario de redes sociales, pero estoy familiarizado con el debate en curso sobre el delicado equilibrio entre el abuso de las redes sociales para difundir información falsa o incitación al odio y la protección de la libertad de expresión y libertad de prensa. Creo que las redes sociales deberían priorizar la protección de estas libertades, especialmente, cuando se trata de contextos caracterizados por un espacio cívico restringido, como es el caso de la Cuba de hoy.
Creo que la decisión de Meta de eliminar este contenido en particular es incorrecta.
Cuba ha estado bajo un régimen totalitario durante más de seis décadas. Los regímenes totalitarios sistemáticamente restringir el espacio cívico y las libertades, en particular aquellas como la libertad de expresión y los medios de comunicación. Uno de los pilares fundamentales de todos los regímenes totalitarios es restringir la expresión y controlar los medios de comunicación, esforzándose por establecer un monopolio sobre la información y la narrativa.
El régimen totalitario de Cuba, a pesar de los recientes cambios en el liderazgo, continúa restringiendo la expresión pública y la libertad de prensa, especialmente en lo que respecta a la expresión política. Es bien sabido que el régimen cubano tiene el control sobre el acceso público a internet y monitorea activamente e intenta censurar el discurso en las redes sociales.
En julio de 2019, el gobierno cubano implementó el Decreto 370/2019 que regula la información, las tecnologías y las comunicaciones, penalizando la difusión de información contraria al interés social, moral pública y otros valores definidos por el gobierno, así como prohibiendo los contenidos contrarios a las leyes y actos oficiales. En agosto de 2021, el gobierno cubano implementó el Decreto 35/2021, que penaliza el uso de las telecomunicaciones para difundir noticias falsas, mensajes ofensivos contra el prestigio del país y la propagación de contenidos contrarios a las leyes constitucionales, sociales y económicas, principios establecidos por el Estado.
Para contrarrestar la proliferación de teléfonos inteligentes y el creciente uso de las redes sociales por parte de los cubanos, el régimen ha creado numerosas cuentas falsas en las redes sociales, haciéndose pasar por usuarios individuales, para intimidar la libertad de expresión y promover la narrativa del gobierno. En febrero de 2023, los medios informaron que Meta había eliminado cientos de cuentas falsas vinculadas al gobierno cubano y sus instituciones que publicaban propaganda en Facebook e Instagram y atacaban a los críticos en Cuba y Estados Unidos.
En mi opinión, el caso en cuestión es bastante similar a la decisión tomada sobre las “protestas pro-Navalny en Rusia”, en la que la necesidad de proteger la libertad de expresión reemplaza las políticas que protegen a las personas contra la intimidación y el acoso, especialmente en el contexto de protesta política en un país como Cuba, donde hay quejas creíbles sobre la ausencia de mecanismos efectivos para proteger los derechos humanos.
La oposición pública contra el régimen totalitario en Cuba ha ido creciendo constantemente durante décadas, sobre todo en los últimos años, y especialmente entre las mujeres cubanas. La profundización de la crisis política, social y económica causada por la falta de voluntad del régimen para abandonar o reformar sus políticas marxistas ortodoxas alcanzó un punto culminante con la espontánea y generalizada protesta pública que tuvieron lugar el 11 de julio de 2021, las cuales fueron brutalmente reprimidas por las fuerzas del régimen.
Usar epítetos como “ratas” o “yeguas” para dar a entender la cobardía es común en la cultura cubana y vernácula. El uso de tales palabras no debe ser interpretado como discurso violento o deshumanizante, estereotipos dañinos o declaraciones de inferioridad buscando excluir o segregar a grupos específicos, en este caso, los varones cubanos.
Además, deberían considerarse los siguientes hechos y circunstancias en este caso:
- Las mujeres cubanas representan una proporción creciente de cubanos que expresan su oposición pública al régimen actual, y muchos de los líderes más reconocibles de esta oposición son mujeres.
- La gran mayoría de las fuerzas represivas utilizadas por el régimen para reprimir a sus oponentes está compuesta por hombres.
- La brutalidad de las fuerzas represivas al reprimir manifestaciones públicas no violentas y las consecuencias de arrestos, juicios y sanciones desproporcionadas.
- El dolor de las madres, hermanas y esposas de las víctimas de la represión del régimen, entre los que se cuentan adolescentes y menores.
Para concluir, creo que considerando el actual contexto político en Cuba —una población desesperada que se enfrenta a un régimen totalitario represivo y arraigado, así como la cultura de la nación y sus tradiciones, eliminar la publicación de Instagram en cuestión no fue la decisión correcta. Como en la decisión sobre las “protestas pro-Navalny en Rusia”, este caso trata sobre la protección de la expresión política en el contexto de protesta política en un país como Cuba, donde hay quejas creíbles sobre la ausencia de mecanismos efectivos para proteger los derechos humanos. El contenido, en este caso, debe ser restaurado.