Fue liberado entre los 53 presos políticos cubanos que el general Raúl Castro concedió en negociación con el expresidente Barack Obama en 2015. Diez meses después, en noviembre de ese año, Mario Alberto Hernández Leyva se vio nuevamente entre rejas, acusado de Resistencia por asistir a la convocatoria #TodosMarchamos.
La policía política le había "guardado" la causa, –aunque a la hora de liberarlo le dijeron que había sido indultado sin acusaciones pendientes.
Un domingo en que había salido de apoyar a las Damas de Blanco en 5ta Avenida de Playa, en La Habana, fue detenido y obligado a cumplir dos años y un mes de prisión.
El pasado sábado 9 de diciembre, Hernández Leyva (52 años de edad) fue liberado en la prisión Cuba Sí, en Holguín, a 700 km de La Habana y relató a Martí Noticias los maltratos físicos y verbales que sufrió en cárceles de La Habana, Villa Clara y finalmente la ciudad oriental.
“Yo estaba circulado, donde se me llevó a prisión otra vez por una supuesta causa de resistencia dentro de la prisión. Esa causa no debía haber procedido porque yo fui liberado y a mí nunca me dijeron que yo debía una causa”, explica el también integrante del Movimiento Opositores por una Nueva República (MONR).
Tras los acuerdos Obama-Castro el 17 de diciembre de 2014, Hernández Leyva salió de prisión el 8 de enero de 2015 y el 1ro de noviembre de ese año ya ingresaba a prisión.
Acciones en las calles, varias protestas en la céntrica calle Galeano y estancias temporales en calabozos policiales terminaron por llevarlo a la cárcel nuevamente “por orden directa de la Seguridad del estado”.
“Un día me dejaron en el calabozo en Zapata y C, hasta el otro día cuando viene la Seguridad del Estado y me dice: ‘¿Qué tú haces ahí, Mario’? y le digo, yo que voy para prisión... Me mandaron a sacar de la celda y el oficial de la Seguridad me dijo: ‘Tú no vas a ir preso (ahora), tú vas preso cuando nosotros queramos, porque aquí el que mete preso somos nosotros, la Seguridad del Estado en Cuba”, explicó.
Entonces comenzó para Hernández un periplo que comenzó nuevamente en Valle Grande –donde lo habían liberado hacía 10 meses.
En Valle Grande, relata, inició un movimiento de protesta por la libertad de los presos políticos, a raíz de la inminencia de la visita de Obama a Cuba. Al dar a conocer la noticia de la forma de protesta, se presentó un agente de la Seguridad del Estado y tras el intercambio de palabras fue trasladado al Combinado del Este.
Después de 24 días en huelga de hambre, Hernández Leyva fue conducido a la prisión El Pre, en Santa Clara.
“Ahí se me torturó, me dejaban esposado de un día para el otro. Estuve cuatro meses en celda de castigo porque vi los abusos que se estaban cometiendo con los presos ahí, inspecciones todo el día, parado como un militar y yo dije, qué va, conmigo no va este chantaje. Me negué, estuve esposado toda la noche en la litera. Los presos me dijeron, si te dan golpes, nos vamos a fajar con todos ellos”, relata Hernández.
“Estuve en celda, siempre aislado. Me colgaron de la puerta de la celda, como Jesucristo me dejaban ahí colgando, cerraban la puerta y pasaban todo el recuento y después me soltaban cuando se cansaban de caminar por toda la prisión”, señala el ex prisionero político.
“Otro día me esposaban parado frente a la litera desde las diez de la noche hasta las cinco de la mañana, esas son las torturas que hacen en las prisiones esas ahí, y más a nosotros”, y añadió que esas lo mantuvieron dos meses “hasta que me dejaron sin caminar".
Tirado en una cama por varias semanas, lo amenazaron con volverlo a llevar a la celda hasta que se dieron cuenta de las secuelas de los maltratos.
“Me empezaron a dar unos medicamentos y unas vitaminas aunque sea, mandados por la Seguridad del Estado. De ahí me recuperé, empecé a caminar medio cojo hasta que un día me dijeron que me llevaban para La Habana y mentira, era para la Prisión Provincial de Holguín”.
En Holguín Leyva pasó por varios destacamentos “porque les dije que no me recontaba ni me ponía las manos atrás. Frente a los destacamentos ponen a los llamados guapos, que han matado a tres gentes, y en ninguno me querían, hasta que me llevaron para Cuba Sí”.
En la Prisión Cuba Sí, conocida por las varias denuncias sobre violaciones a los reclusos comunes y presos políticos, no fue distinta la suerte de Hernández Leyva, según concluyó en esta entrevista con Martí Noticias.
“Me negué a ponerme la ropa de preso y parece que la Seguridad del Estado mandó a los guardias a darme una golpiza. Me partieron la boca, me pusieron la ropa de preso entre cuatro policías, obligado. Hasta que llegué al destacamento, me la quité y me quedé en short ahí. Me puse la ropa blanca y estuve tres meses hasta que me dijeron: ‘Mario, te vas de libertad’”.
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