Activistas en La Habana amanecieron sitiados y en otros casos fueron citados a diferentes unidades policiales este miércoles, día en que se cumplen 12 años de la muerte, tras una prolongada huelga de hambre, del opositor y preso político Orlando Zapata Tamayo.
“En estos momentos, estamos aquí sitiados, llenos aquí de policías y Seguridad del Estado por todos los lados”, declaró José Díaz Silva, líder del Movimiento Opositores por una Nueva República (MONR) desde Boyeros, La Habana.
Díaz Silva dijo que al intentar salir de su hogar a primeras horas de la mañana “nos cayeron arriba los represores de la policía y dijeron que nosotros teníamos prohibido salir de aquí, de la casa”.
Según la denuncia del opositor, su casa no es la única que se encuentra rodeada por operativos de la policía política con dispositivos que describió como “de acoso y hostigamiento” por el aniversario de la muerte de Zapata Tamayo.
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Este 23 de febrero “se cumple otro aniversario más del asesinato de nuestro hermano y amigo Orlando Zapata Tamayo. Lo asesinaron porque lo dejaron morir en una huelga de hambre en prisión y bueno, todos los días 23, 24 y todos los días que se ‘arriman’ a esta fecha principalmente los activistas de los derechos humanos, somos acosados y hostigados por la policía”, dijo el líder opositor.
Lee también Zapata, aniversario de un crimenDe acuerdo con Díaz Silva, las detenciones comenzaron desde el martes, citando como ejemplo al activista Lázaro Antonio Pérez González, delegado del MONR en la localidad habanera de Párraga. También mencionó citaciones policiales a los opositores Freddy Otero Angueira, Lázaro Rolando Kesser Barrueto, entre otros.
Lee también ”Zapata vive”: documental honra al opositor cubano (VIDEO)Orlando Zapata Tamayo falleció el 23 de febrero de 2010, en un hospital de La Habana a los 42 años, tras una prolongada huelga de hambre de 86 días en protesta por sus condiciones de encarcelamiento y el respeto a los derechos carcelarios de los reclusos.
Su muerte subrayó "la necesidad urgente" de que expertos internacionales en derechos humanos visitaran el país y velaran por el cumpliemiento de las obligaciones del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, alertó entonces Amnistía Internacional, que lo había declarado prisionero de conciencia.
Zapata Tamayo fue encarcelado como parte de la ola represiva conocida como la Primavera Negra. Fue arrestado en marzo de 2003 y en mayo de 2004 fue sentenciado a tres años de prisión por "falta de respeto", "desorden público" y "resistencia". Posteriormente fue juzgado varias veces por otros cargos de "desobediencia" y "desorden en un establecimiento penal", la última vez en mayo de 2009. Cumplía una condena total de 36 años.
Durante la huelga de hambre y como un castigo ejemplar lo mantuvieron incomunicado y le retiraron de la celda todas sus pertenencias y el agua, aún cuando el opositor no había renunciado a beberla, denunciaron varios opositores.
Al tiempo que su salud empeoraba y los reclamos de familia y activistas en las afueras de la cárcel se intensificaban, fue trasladado a la cárcel camagüeyana de Kilo 7.
El disidente inició esta acción extrema después de que el Gobierno se negara a aceptar sus demandas, entre ellas, el cese de las golpizas que propinan los oficiales de orden interior en cárceles cubanas, vestir ropa blanca (que distinguía su condición de preso político) y no el uniforme de recluso común y exigir que se mejoraran las condiciones carcelarias en todo el país.
Su muerte desató una campaña internacional que exigió la liberación de todos los presos políticos cubanos. Activistas, intelectuales, escritores, artistas, políticos cubanos y extranjeros apoyaron el reclamo “#OZT: Yo acuso al gobierno cubano”.
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El opositor Librado Linares, uno de los 75 disidentes encarcelados durante la ola represiva denominada "Primavera Negra" en 2003, al igual que Zapata Tamayo, compartió a Radio Martí sus memorias del opositor.
“Era una gente muy noble, muy trabajador, era albañil. No quería cobrarle a los opositores por su trabajo. Era una gente que irradiaba amor y pasión por la causa de la democracia, casi que mítica, y no porque se haya muerto sino que la apreciación que teníamos todos es que era una gente que irradiaba un compromiso, una motivación, un sentimiento que emanaba de lo más profundo", expresó Linares.
(Con reporte de Ivette Pacheco para Radio Martí)