El Papa visitará el miércoles mayor santuario católico de Brasil

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El Papa Francisco (i) sale en un vehículo tras su encuentro con la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, hoy, lunes 22 de julio de 2013, en el Palacio Guanabara, sede del gobierno del estado de Río de Janeiro (Brasil).

Francisco, no tiene reuniones anunciadas este martes en su segundo día en Brasil y descansará en la residencia de Sumaré, en las alturas de Río.
El papa Francisco hace una pausa en su agenda pública este martes en Río de Janeiro, mientras las autoridades analizan las fallas de seguridad que permitieron que fuese cercado en su automóvil por una multitud, la víspera, y el estallido de violencia tras una manifestación cerca de la gobernación.

El operativo de seguridad para la visita del papa cuenta en total con unos 30.000 militares y policías.

El papa, que hace hincapié en una Iglesia misionera, llamó a los jóvenes a evangelizar a las naciones en momentos en que los católicos pierden terreno frente a los evangélicos y el laicismo.

El primer jesuita que accede al papado, pidió a los jóvenes que "vayan más allá de las fronteras de lo humanamente posible, y creen un mundo de hermanos y hermanas", en su primer discurso en Brasil.

Francisco, de 76 años, no tiene reuniones anunciadas en su segundo día en Brasil y descansará en la residencia de Sumaré, en las alturas de Río, en medio de la selva tropical atlántica, aunque Lombardi informó que podía reunirse con quien quisiera.

El papa Francisco, quien desde su elección en marzo insiste en la necesidad de que la Iglesia, los fieles y los gobiernos presten más atención a los desposeídos, tiene previsto visitar el miércoles el mayor santuario católico de Brasil, Aparecida, en el estado de Sao Paulo.

Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, humilde y cercano a los pobres, tiene una manera diferente de enfrentarse a "viejos problemas", lo que trae una "nueva primavera" a la Iglesia, escribió el exsacerdote y teólogo brasileño Leonardo Boff este martes.

"Son sus nuevos aires, nueva música, nuevas palabras para viejos problemas que nos permiten pensar en una nueva primavera de la iglesia", estimó Boff, uno de los promotores de la Teología de la Liberación que fue condenado al silencio por el papa Juan Pablo II por sus posiciones radicales, en una columna publicada en el diario brasileño O Estado de Sao Paulo.

Boff definió al nuevo Papa como alguien que al provenir del "Tercer Mundo" trae "esperanza, alivio, alegría de vivir y pensar la fe cristiana".

"La iglesia volvió a ser una casa espiritual", apuntó el teólogo, que colgó los hábitos en 1992 por desavenencias con el Vaticano.

Los dos pontificados anteriores se caracterizaron por la "disciplina" y el "control de las doctrinas", señaló Boff, al destacar que esa estrategia creó una "especie de invierno que congeló muchas iniciativas".

Esta nueva Iglesia, que aún no se puede evaluar lo suficiente por su poco tiempo de existencia, según el escritor y filósofo, dejó de ser una "fortaleza" para transformase en un "casa abierta" cercana al pueblo.

El nuevo Papa, quien "no se presenta como un doctor sino como un pastor", "habla a partir del sufrimiento humano sobre el hambre del mundo, los inmigrantes de África que llegan a la isla Lampedusa", y "denuncia el sistema financiero mundial que martiriza a países enteros".

Boff destacó que los "papas anteriores daban centralidad a la iglesia reforzando sus instituciones y doctrinas", mientras que el papa Francisco -argentino hijo de emigrantes italianos- "coloca al mundo, los pobres, la protección de la Tierra, y el cuidado de la vida como cuestiones esenciales".

El papa Francisco, quien eligió su nombre por el santo italiano Francisco de Asís, que consagró su vida a la defensa de los pobres, insiste desde su elección en marzo en la necesidad de que la Iglesia, los fieles y los gobiernos presten más atención a los desposeídos.