Comunismo contra la religión: 100 años de historia (China II parte)

Religión en China

Los cristianos vienen sufriendo persecución desde que se proclamara la República Popular China el 1ro. de octubre de 1949. Inmediatamente después de tomar el poder, el Partido Comunista chino comenzaba con la propaganda a favor del ateísmo y la persecución religiosa.

En China siguen conviviendo dos iglesias: la verdadera -fiel a Roma, perseguida- y la de la Asociación Patriótica, bajo control gubernamental. Al tiempo que se prohíbe expresamente a los mandatarios del Partido Comunista chino la adhesión a confesión religiosa alguna, exigiendo su ateísmo, continúa la persecución a los cristianos.

El vaticanista Sandro Magister, en su blog “Settimo cielo” alojado en L’Espresso, se refirió en días pasados a una publicación de la Librería Editrice Vaticana en la que el autor, Gianni Cardinale, proporciona “por primera vez los nombres de los obispos de cada diócesis china, oficiales y clandestinos, legítimos e ilegales”.

“(El dossier) sobre todo pone en línea las biografías, compiladas por la Secretaría de Estado, de 75 obispos muertos en China desde el año 2004 hasta hoy, todos ellos interrogados durante años o décadas de prisión, de trabajos forzados, de campos de reeducación, de arrestos domiciliarios, de policías permanentemente en las costillas”.

El calvario de los obispos chinos, en efecto, no remite sólo a tiempos lejanos, a Mao Tse Tung y a la Revolución Cultural, cuando el objetivo declarado por el régimen era la aniquilación de la Iglesia Católica y la creación de un simulacro desligado de Roma y totalmente esclavizado.

Prosigue también después de la salida de prisión de los obispos o futuros obispos, obligados a trabajar en una mina de sal o en una cantera de piedra, a criar cerdos, a cocinar ladrillos, los más afortunados a poner suela a zapatos o a llevar a cabo un comercio ambulante.

El 27 de abril la agencia Asia News difundía la noticia de la muerte del disidente católico chino Harry Wu. Arrestado por las autoridades comunistas en 1960, con la acusación de ser “contrarrevolucionario” y de “pertenecer a un grupo de estudiantes católicos al margen de la ley”, es liberado en 1979, tras 19 años de detención en un campo de “reeducación a través del trabajo”.

En un comunicado urgente las autoridades de Yonglin, en Wenzhou, «prohíben severamente a los estudiantes de primer y segundo año, y a los maestros, ir a iglesias católicas o protestantes, aun acompañados de sus padres»

La región de Wenzhou ha sido el escenario en el que lapersecución contra los cristianos en China es más intensa. Recientemente el obispo auxiliar fue secuestrado, el obispo de la iglesia en la catacumbas, la fiel a Roma, secuestrado y hospitalizado, las cruces de las iglesias derribadas con escavadoras en una brutal campaña formal, proclamada por Xi Jinping, para «sinicizar» (más China, libre de influencia extranjera) la religión.

El obispo de Shanghai, Taddheus Ma Daqin, ordenado en el 2012 con la doble aprobación del Papa y del gobierno, desde hace cuatro años está con arresto domiciliario por la simple culpa de haber renunciado a la Asociación Patriótica.

Mons. Peter Shao Zhumin, Obispo de Wenzhou, China, permanece bajo vigilancia policial en el hospital de Pekín donde fue llevado para hacerse una cirugía de oído. Desde el mes de mayo, cuando fue convocado para una reunión en la Oficina de Asuntos Religiosos, el prelado no ha podido ejercer su ministerio. Estas circunstancias han provocado que el Gobierno alemán intervenga, además de la Santa Sede que ha manifestado su preocupación sobre la situación del obispo de China.

Mons. Shao Zhumin

Tras la publicación de la fotografía del obispo en su habitación del hospital, se confirmó su presencia en Pekín aunque aún no existen pruebas de su cirugía. Hasta ahora Mons. Shao Zhumin no es reconocido por las autoridades como obispo y ha sido forzado repetidamente a recibir “educación religiosa” para presionarlo a vincularse a la Asociación Patriótica y aceptar el control estatal sobre su ministerio.

Un poco de historia

En julio de 1950, sólo un año después de la proclamación de en Pekín de la República Popular China, empieza la represión de las “actividades contrarrevolucionarias”, incluidas las religiosas. Se clausuran las iglesias en las zonas rurales,y las universidades católicas pasaron a ser controladas por el Estado. En septiembre, se difunde el Manifiesto del movimiento de las tres autonomías,que se refieren a:

1º La propaganda, con la prohibición de misioneros extranjeros.

2º El gobierno, obligando a que las iglesias sean guiadas por personal nativo.

3º La financiación, prohibiendo toda ayuda económica que provenga del extranjero.

Siguen unos años de dura persecución, con cifras como la de la expulsión -sólo en 1951- de 14 obispos y 1136 misioneros extranjeros. Un año después había ya unos 300 sacerdotes encarcelados.

En 1954 Pío XII publica la encíclica Ad signarum gentes en la que denuncia el “Movimiento de las tres autonomías” como contrario a la fe católica y condena la institución de una iglesia nacional. El gobierno responderá con una nueva oleada de arrestos de católicos. A mediados de los cincuenta se clausuran seminarios y conventos.

En 1957 se constituye la Asociación Patriótica de los Católicos Chinos, el instrumento del Partido Comunista que ha de gestionar el control de la Iglesia Católica. Así, los católicos se vieron obligados a elegir si se adherían a la Asociación o si permanecían fieles a la Iglesia católica. En este caso, la fidelidad a la Santa Sede significaba la condena al campo de trabajo. Comenzaron entonces las ordenaciones de obispos sin la autorización de la Santa Sede.

Siguen años de persecución, especialmente duros durante la revolución cultural de Mao, con detenciones de sacerdotes y obispos, incluyendo a algunos de la Iglesia patriótica. Tras la muerte de Mao Zedong comienza una tímida libertad religiosa, liberando a cristianos que estaban encarcelados o en campos de trabajo aunque, en el caso de los sacerdotes, no podrían ejercer su ministerio públicamente.

Se inicia en estos años una política de “libertad religiosa” que, en realidad, consolida una situación de iglesia dividida que subsiste hasta hoy en día.

Las comunidades oficiales están sometidas al control de la Asociación Patriótica y las no registradas, que rechazan reconocer la injerencia estatal y profesan la comunión con el Santo Padre son consideradas subversivas y son perseguidas.

En 2005 había 19 obispos y 18 sacerdotes arrestados y en paradero desconocido. Tras la muerte de Juan Pablo II el gobierno chino reafirma las condiciones para un acuerdo con la Santa Sede: la no interferencia en los asuntos internos (designación de obispos) y la ruptura de relaciones con Taiwán. En 2006 se producen otras dos consagraciones episcopales ilícitas.

Actualidad

Desde el 1 de julio de 2015, con la entrada en vigor de la Ley de Seguridad Nacional, la situación de la iglesia clandestina ha empeorado. La ley pretende proteger la soberanía nacional y los intereses chinos, cubriendo entre otros el ámbito de la religión. Las directrices que hoy las religiones tienen que seguir son:

1º Chinización: proceso por el que las religiones asimilan cada vez más la cultura china y se libran de “influencias externas”

2º Independencia de la influencia extranjera, incluida la designación o denominación de los nombramientos religiosos, lo que incide directamente en el nombramiento de obispos, y vería al papa al nivel de dirigente de una potencia extranjera.

3º Sumisión al Partido Comunista Chino, que tiene que dirigir todas las religiones.

En 2014 y 2015 se prohibieron en universidades y colegios las fiestas, los árboles y las tarjetas de felicitación, bajo la excusa de que eran aspectos “consumistas” de la Navidad. También se vienen bloqueando webs cristianas, para controlar la superstición religiosa y la “contaminación occidental y extranjera”.

“A finales de este año, todos los sacerdotes deben registrarse para recibir un certificado que les permita ejercer su ministerio. Sin embargo, la solicitud tiene que hacerse a través de la Asociación Patriótica, cuyos estatutos son “incompatibles” con la doctrina católica. Muchos sacerdotes, oficiales y no oficiales, se encuentran en un gran dilema,; según constata Asia News.

1) Solo se reconocen oficialmente cinco religiones: budismo, taoísmo, islam y cristianismo protestante y católico. El resto de las religiones, entre ellas el judaísmo y el cristianismo ortodoxo, se consideran ilegales.

2) El derecho a la expresión religiosa no pertenece al individuo, sino que lo otorga el Estado y sólo lo pueden expresar las personas registradas y en los lugares registrados por la Administración Estatal de Asuntos Religiosos. En la práctica, todos los grupos religiosos de China cuentan con la sección “oficial” y la “no oficial”.

3) Para garantizar que las distintas religiones se adhieran a la política del PCCh, todos los grupos religiosos oficiales están regulados por una “Asociación Patriótica”. En teoría, la pertenencia a la misma es voluntaria pero en la práctica, quien lo la acepta se considera ilegal.

La situación de los católicos chinos hoy no difiere de la que sufrían sus hermanos en la fe décadas atrás.

En los últimos años se vive un endurecimiento de la persecución. Desde finales de 2013, cuando se puso en marcha la campaña “Tres ajustes y una demolición", sólo en la provincia sureña de Zhejiang al menos 1.700 cruces han sido destruidas. Esta campaña pretende oficialmente embellecer la región eliminando estructuras ilegales pero, en realidad, parece ser una campaña de demolición de templos y símbolos cristianos. El 19 de abril Asia News difundía la noticia de la muerte de la esposa del pastor protestante “no oficial”, Li Jiangong que, junto a su esposo, trataba de impedir que las excavadoras demolieran la iglesia Beitou de Zhumadian, en la provincia de Henan.

Uno de los miembros de la escuadra de demolición habría incitado a los operarios: “Sepultadlosvivos por mí, no os preocupéis. Asumo totalmente la responsabilidad por sus vidas”. Una excavadora los habría arrojado, entonces, a un hoyo ya excavado, que luego rellenó con tierra. Llorando y pidiendo ayuda, Li logró excavar una vía de escape. Pero Ding murió ahogada antes de que su marido pudiera socorrerla.

La represión del gobierno chino ha llegado incluso al Hong Kong del “un país – dos sistemas” que iba a disfrutar de un sistema más libre que el chino al menos 50 años y que, a los 18, ha visto cómo desaparecen sus editores de publicaciones críticas con el régimen. En esta ciudad, hace sólo unos días, guiados por el card. Joseph Zen Ze-Kiun, decenas de cristianos de todas las denominaciones pedían al gobierno central de Beijing (Pekín) la interrupción de las demoliciones de cruces. El presidente chino, sin embargo, tiene muy claro cuál debe ser el papel de las religiones en China: “Tienen que obedecer al Partido y los cuadros comunistas deben ser ateos y marxistas para defenderse de las infiltraciones del ultramar”.