La creación del premio "Oswaldo Paya, Libertad y Vida", fue una idea muy acertada y justa, otorgar el galardón a Luis Almagro, secretario general de la OEA (Organización de Estados Americanos), muy apropiado y elegir La Habana, la madriguera de los verdugos para la ceremonia, situó al régimen castrista en una disyuntiva delicada, porque cualquier decisión que tomara al respecto, iba a poner en jaque sus intereses.
La Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, con su presidenta Rosa María Paya, hija de Oswaldo, uno de los paradigmas de la nación cubana cuando en la isla se establezca la democracia, le tomó la iniciativa al castrismo y el régimen ha tenido que reaccionar y faltar a su acostumbrado patrón de marcar la ruta que tan provechoso le ha resultado.
El escorpión castrista actuó como era de esperar. Se picó su propia cola y se inoculó el veneno que tiene para quienes le antagonizan. Una vez más demostró que la opinión pública internacional le tiene sin cuidado cuando percibe que algún factor puede estar socavando su hegemonía, que es irrelevante si al frente del gobierno esta Fidel o Raúl, el proyecto es el mismo y el cambio de figura no influye en el sistema.
Los opositores cubanos, muchos de los cuales fueron impedidos de llegar al lugar de la ceremonia, tenían alguna esperanza de encontrarse con Almagro y otros invitados ilustres como el ex presidente mexicano Felipe Calderón y la ex ministra chilena, Mariana Aylwin, hija del primer presidente de Chile después de la dictadura de Augusto Pinochet, Patricio Aylwin. Ellos tampoco pudieron viajar a Cuba porque el régimen les negó la visa, situación que originó que los gobiernos de México y Chile protestaran ante la cancillería cubana.
El viaje de Luis Almagro a Cuba era muy distinto a otro que realizó con anterioridad a la isla cuando fue canciller de Uruguay en el gobierno de José Mujica, en aquella ocasión se reunió con el canciller Bruno Rodríguez, esta vez visitaría la isla como el principal ejecutivo de la OEA, cargo en el que ha asumido un rol protagónico contra el despotismo de Nicolás Maduro, el aliado más fiel del castrismo, otro elemento clave para que la dictadura insular no permitiera la visita del funcionario de la entidad regional.
Almagro, con el tacto que caracteriza a los diplomáticos, destacó en una nota que escribió al respecto las diferencias que existen entre el régimen cubano y un gobierno democrático cuando hizo notar que la ceremonia a la que había sido invitado en La Habana no es diferente a otras similares en otros países de la región en los que ha participado y que se realizan sin que los gobiernos las apoyen, sin censuras, porque es parte de la tolerancia de los sistemas y valores democráticos, agrego el funcionario, que su única preocupación era garantizar que no haya represalia alguna contra los organizadores del evento.
No obstante, a pesar del boicot del gobierno la ceremonia se cumplió frente a una bandera cubana y un afiche de Oswaldo Paya Sardiñas yante la presencia de casi de medio centenar de personas, en las que se contaban opositores cubanos, periodistas y diplomáticos de Estados Unidos, Suecia y de la República Checa.
El premio Oswaldo Payá "Libertad y Vida" fue colocado simbólicamente en una silla vacía y la opositora Rosa María Payá le rindió homenaje a su padre, a la vez que dijo que la ausencia de personalidades internacionales y de otros opositores era consecuencia de las acciones del gobierno.
Las autoridades cubanas siguen negándoles los derechos a sus ciudadanos.
Su celo por el control absoluto del país no ha disminuido a pesar de los esfuerzos del ex presidente estadounidense Barack Obama y las intensas gestiones de las democracias latinoamericanas para que la isla se reincorpore a la OEA y se integre por completo a las actividades políticas y económicas del hemisferio.
En Cuba no ha habido cambios y no habrá mientras esté controlada por el castrismo, sin embargo, poner la dictadura a la defensiva como ha hecho la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia,acerca su final.