Planeta de luto

José Manuel Lara, era el dueño del grupo editor Planeta, del diario La Razón y presidente de Atresmedia.

Falleció José Manuel Lara, empresario nato del mundo editorial que no perdió tiempo en nacionalismos ni en rencores de épocas pasadas.

El mundo de las letras en español está de luto con la muerte de José Manuel Lara Bosch, editor y presidente de Planeta, que falleció a los 68 años en Barcelona, víctima de un cáncer de páncreas.

La noticia fue recibida con gran impacto este último fin de semana, sobre todo para quienes no conocían que el gran empresario catalán arrastraba este padecimiento muy difícil de curar. Dicen los medios españoles que Lara luchó contra el cáncer hasta el último día, llamando a la enfermedad por su nombre y no por algunos de esos eufemismos que lo que hacen es sembrar misterios.

En Barcelona, el espectacular edificio de la avenida Diagonal, con jardineras que cuelgan de su fachada, debe estar de capa caída. Allí residen las oficinas de Planeta, la gran editorial que certifica uno de los premios literarios más importantes del mundo hispano, y mejor dotados en metálico: 600.000 euros. No en balde Barcelona ha sido a lo largo de su historia una ciudad emblemática llena de editoriales en castellano, pero Planeta es el emporio mayor, con subsedes en Latinoamérica e influencia en medios de comunicación y empresariales en general en España y en Europa.

El diario El País asegura que Planeta publica al año unos 130 millones de libros, y cuenta con un catálogo de 15.000 autores.

Lara, hombre corpulento que iba detrás de unas gafas gruesas y debajo de una barba canosa recortada con esmero, fue el creador de estas cifras. Pero a nuestro juicio lo más curioso es que, siendo catalán, luchó por que Cataluña no se separara de España. Llegó a decir que, de ocurrir la escisión, mudaría Planeta a Zaragoza o a otro lugar de la península. Su vista estuvo puesta en los negocios en lengua castellana.

Dice la prensa española que Lara dirigió con mano férrea uno de los grupos editoriales y de comunicación más potentes de Europa, con sellos como Seix Barral, Destino, Crítica, Temas de Hoy, Espasa Calpe, Columna, Del Bronce o Emecé. Solo de pasada por las necrológicas de este último fin de semana, se puede concluir que Lara, además de férreo, fue muy querido por escritores y periodistas, porque ayudó mucho a quienes en algún momento de su vida se vieron perdidos.

Su imagen en cada entrega de los Premios Planeta era como un muro de contención, al lado de mujeres y hombres galardonados, muchos de complexión física menuda o corriente. En las fotos, Lara parecía un luchador de grecorromana pero de traje azul prusia casi siempre, canoso y serio.

Su conjunción política ha dado mucho para hablar. Cosa rara en la política española, fue cercano a líderes tanto de la derecha como de la izquierda y asimismo accionista de prensas tan dispares como el diario La Razón y el canal de televisión La Sexta.

A nuestro juicio, Lara fue un empresario nato que no perdió tiempo en nacionalismos ni en rencores de épocas pasadas. Representaba a la Barcelona burguesa que habla el catalán y el castellano a dos bandas, pero solo por una cuestión comunicativa, no por reivindicaciones. Como Lara hay muchos empresarios catalanes que no quisieran alejarse de Madrid, sino hacer el camino juntos.

El periódico más importante de Cataluña, el más antiguo, La Vanguardia, hasta hace muy poco publicó solo en castellano. Eso da la medida no de la marginalidad hacia el idioma catalán, que por decreto no existe, sino de la importancia del viejo y pujante empresariado catalán abierto hacia Iberoamérica.

El Premio Planeta, creado por Lara, funcionó y funciona desde Barcelona a pesar de los aires independentistas. Solo hay que ver el edificio sede: Un búnker rodeado de naturaleza, en los predios de Pedralbes, el barrio de los ricos.

A partir de ahora ya no veremos en las ceremonias al robusto señor de la barba incipiente. Su carrera fue meteórica y al final el cáncer no le dejó seguir.