Cuentapropistas cubanos prefieren guardar el dinero debajo del colchón

Varios turistas almuerzan en un restaurante privado en La Habana.

La nueva directiva que obligaría a cada propietario de negocio a tener una cuenta en un banco estatal, agudiza las preocupaciones de los emprendedores sobre el ansia de control del gobierno comunista y especialmente, sobre las consecuencias de sus intempestivas decisiones.

Guardar el dinero en casa, debajo del colchón o no, resulta para la mayoría de los trabajadores privados cubanos el modo más viable y seguro de manejar sus fondos. ¿La razón? No confían en los bancos estatales.

La nueva directiva que obligaría a cada propietario de negocio a tener una cuenta en un banco estatal, agudiza las preocupaciones de los cuentapropistas sobre el ansia de control del gobierno comunista y especialmente, sobre las consecuencias de sus intempestivas decisiones.

El santiaguero Goar Cruz es uno de los que opinan que sus ganancias corren riesgo en los bancos cubanos. “Ese problema afecta a todo el mundo”, confiesa. “Tú sabes que tú con tu dinero no quieres juego”.

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Emprendedor Cubano: "Tú con tu dinero no quieres juego"

Yurisander Aguilera coincide con Cruz en que el gobierno quiere afianzar el control sobre la nueva clase de comerciantes.

“Ellos simplemente no quieren tenerlo, porque es una forma más del gobierno interceder y controlar sus ingresos, así el gobierno tiene control de lo que ellos ingresan y qué hacen con su dinero”, dijo.

Otros emprendedores consultados por Martí Noticias admitieron que algunas de sus transacciones no tienen un origen tan legal como quisieran. La ausencia de un mercado mayorista les obliga frecuentemente a comprar materias primas en el mercado negro.

“Todo tiene que ser en la bolsa negra. Si tú tienes que hacer un retiro, tú tienes que justificar muy bien qué tú vas a hacer con ese dinero. Por eso el miedo que las personas tienen de guardar su dinero en las arcas cubanas, porque el futuro es tan incierto acá, que cualquier cosa pasa”, confiesa Cruz.

Otro casos argumentan la falta de conocimientos sobre los mecanismos bancarios, como es el caso del propietario de un restaurante en Trinidad, Sancti Spíritus, David Aloma, quien se pregunta cómo funcionarán estas transacciones bancarias cuando necesite comprar insumos en el extranjero.

“Ahí no sé cómo será: si me dejan extraer el dinero, si me dejan extraer una cifra limitada. Ahí sí ya nos perjudicaría, porque, bueno, es mi dinero, pero no lo puede utilizar a conveniencia”, se cuestiona.

Mientras tanto, quienes prefieren probar el sistema bancario en la isla para mantener en regla su imagen empresarial frente al ojo vigilante del gobierno cubano, mantienen sus cuentas con el mínimo posible de fondos.

“Hay personas que tiene cuenta bancaria y depositan lo que van a comprar, digamos lo que es cigarro y ron, y depositan momentos antes de hacer esa compra. Y no tienen cuentas con mucho dinero”, explica el dueño de una cafetería en Santa Clara, Joel Espinosa, quien ya abrió una cuenta bancaria.

Espinosa también señala el deficiente flujo de trabajo en las instalaciones bancarias: “Fui un día a depositar dinero para comprar cigarros, y entré a las 11 de la mañana y salí a las 3 y media de la tarde. El mecanismo no está fluyendo como debe fluir”, apunta.

Otras críticas al sistema bancario para negocios privados en la isla pueden hallarse en un testimonio de Manuel Roblejo Proenza, quien escribe para la publicación cubana El Toque. En la crónica titulada “Sufrir la burocracia por cuenta propia” cuenta su experiencia con el Banco de Crédito y Comercio, BANDEC, y lista las carencias del actual sistema.

“Ahora, con las nuevas regulaciones, espero que instituciones como BANDEC estén de verdad preparadas para recibir la avalancha de boteros y demás, que se presume vayan a abrir sus cuentas corrientes.

  • Que dispongan de todos los cajeros operativos necesarios para atenderlos.
  • Que tengan listas siempre sus chequeras.
  • Que dispongan de una herramienta digital para que ellos operen sus cuentas de manera remota.
  • Que haya medios en el país para conectarse a estas herramientas.
  • Que las tarjetas magnéticas de BANDEC puedan asociarse a sus cuentas de banco.
  • Que los jubilados, empleados estatales, y todo el mundo en general, no sea más “priorizado” que el cuentapropista en la cola de la caja.
  • Que el mecanismo de hacerse un cheque a nombre de uno mismo, para poder sacar el dinero del banco, se declare del período jurásico.
  • Que el marco legal que los controle, y a la vez los proteja, aparezca por fin.
  • Que el mercado mayorista… ya saben”.

El Gobierno de la isla anunció hace dos semanas que suspendería la emisión de licencias, mientras toma nuevas medidas para "perfeccionar" el funcionamiento del naciente sector privado y frenar las irregularidades, reportó Reuters.

En un intento por tranquilizar a ciudadanos preocupados por la aparente pausa, autoridades dijeron luego que el congelamiento de las nuevas licencias para algunas actividades en el sector privado no se prolongaría varios años.

El número de trabajadores independientes en la isla ha crecido a 567.982 personas, más del triple del nivel previo a que Raúl Castro lanzara en 2010 su plan para abrir la economía centralizada a más iniciativas privadas.

(Redactado por Lizandra Díaz Blanco, con reporte de Adriel Reyes)