Post Opinión: "La ‘revolución’ no erradicó el racismo en Cuba"

Un detenido en el levantamiento nacional del 11 de julio. (AP/Ramón Espinosa)

"135 años después de la abolición de la esclavitud en Cuba, las y los afrodescendientes no hemos dejado de padecer las desigualdades históricas acumuladas en este país", escribe en su columna de opinión en The Washington Post el periodista cubano Abraham Jiménez Enoa.

En el artículo, publicado este martes, 31 de agosto, Enoa señala que en 1959 Fidel Castro imaginó que con sus propuestas políticas socialistas erradicaría el racismo en el país, al suponer que este era consecuencia del capitalismo.

"El tiempo pasó y, si bien Cuba logró equiparar algunos índices sociales durante los primeros años del castrismo, las diferencias raciales persistieron y se mantienen hasta hoy", subraya el articulista.

Durante los más de 60 años de revolución socialista en los que el gobierno cubano ha enarbolado con orgullo su bandera de igualdad social, el racismo "estaba latente y escondido bajo la alfombra del régimen", añade.

"Los afrodescendientes padecimos la conformación de una telaraña de normas y prácticas discriminatorias que se naturalizaron en el país en nuestro detrimento. Ese racismo estructural se generó a partir de la negación de la propia existencia del racismo por parte del Estado y la ausencia de políticas públicas para contrarrestarlo", señala el periodista cubano.

Según el columnista del Post, el hecho de que el régimen cubano no le prestase la atención requerida a la discriminación racial "es también un acto racista". Para librarse de ser catalogado como tal, el castrismo intentó "tapar sus falencias con cifras".

Pero esas cifras, que buscan mostrar un gobierno inclusivo, con la amplia presencia de afrodescendientes en sus filas, no dicen nada, opina Jiménez Enoa, porque al frente del gobierno, en los cargos importantes, siguen los blancos, y porque "esa representación de afrodescendientes en el gobierno no significa que el racismo no exista en las calles".

Jiménez Enoa insiste en la responsabilidad del gobierno, incapaz de erradicar un flagelo que ha sobrevivido a siglos de cambios políticos y sociales en Cuba. "Es el propio gobierno, ya no por su tardía actitud sino por su comportamiento, el principal incitador a la discriminación racial", afirma.

Una idea la mar de racista lo evidencia, la de que "la revolución hizo personas a los negros”, dice el columnista del Post. La frase es "un mantra" con el que el gobierno cubano "intenta subyugar a los afrodescendientes al colocarlos en un lugar de eterno agradecimiento y con el que ataca, a modo de chantaje, a quienes tienen la osadía de enfrentárseles".

El periodista concluye que el racismo del régimen afloró en la represión con la que enfrentó a manifestantes pacíficos, muchos de ellos afrodescendientes, durante las protestas del 11 de julio en la isla.