Después de un año en prisión, el opositor Daniel Alfaro Frías, liberado el pasado sábado, relató la falta de atención médica, golpizas de los militares a los reclusos comunes y la impunidad que impera en las cárceles cubanas.
Ni aún con la carta de libertad en la mano el expreso político se siente verdaderamente libre. Así lo dijo este martes a Radio Martí, luego de cumplir condena por el supuesto delito de desacato.
"Sentí que salía de una prisión pequeña para una grande", dijo el opositor, a quién lo esperaba un agente de la Seguridad del Estado a las afueras de la cárcel.
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Alfaro Frías, de 53 años de edad y miembro del Frente de Acción Cívica Orlando Zapata Tamayo (FACOZT) explicó que su recibimiento en la prisión artemiseña de Taco Taco fue dormir en el piso por falta de cama.
"Me pasaron para una compañía en la que estuve durmiendo 18 días en el suelo, porque el hacinamiento que había en Taco Taco era muy grande y no había ni colchones, nada", señaló el exprisionero.
La falta de atención médica con todos los reclusos, afirmó, es la orden del día. "Allí cuesta mucho trabajo que te lleven a ver al médico, y a los guardias casi no los ves, solo cuando vienen a reprimir, y tienes que cansarte de gritar para que aparezcan", dijo Alfaro Frías.
Una golpiza de un carcelero a un recluso común identificado como El Chiqui la describe así: "Le fueron arriba, con las esposas le rompieron la cara, la boca, le tumbaron un diente. El oficial conocido por El Bolo fue el primero que le fue arriba" delante de otros oficiales de alto rango.
Los oficiales de orden interior se jactan de actuar con total impunidad, explicó Alfaro Frías. "Aquí nosotros hacemos lo que nos dé la gana. Los que mandamos somos nosotros", responden a los reclusos cuando denuncian el abuso al que son sometidos.
(Con reporte de Luis Felipe Rojas para Radio Martí)