El preso político Amalio Alvarez González se autolesionó, en la prisión Combinado del Este en La Habana, luego de ser víctima del maltrato de uno de sus carceleros.
“A mi hermano lo cambiaron de piso porque le quitaron la visita cada quince días. Entonces pidió que le cambiaran la tabla de la cama debido a que está rota y llena de chinches y el guardia le contestó que no le iba a cambiar ni p…, una grosería fuerte”, relató su hermana, Esperanza Alvarez, a Radio Televisión Martí.
“Él, por la enfermedad mental que padece, se autolesiona cada vez que está alterado. Le dijo al guardia que se iba a cortar y éste le respondió que se cortara de arriba abajo, que no le importaba. Mi hermano cogió dos cuchillas de maquinillas de afeitar y se hizo una herida en un brazo por la que le dieron 14 puntos”, explicó Alvarez.
La autolesión es la destrucción deliberada del tejido corporal sin intención suicida consciente.
Las Reglas Mínimas para el tratamiento a los reclusos del Naciones Unidas establecen que:
“No deberán permanecer en prisión las personas a quienes no se considere penalmente responsables o a quienes se diagnostique una discapacidad o enfermedad mental grave, cuyo estado pudiera agravarse en prisión, y se procurará trasladar a esas personas a centros de salud mental lo antes posible”.
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Antes de ser encarcelado, Alvarez González, de 45 años, no fue diagnosticado con trastornos psiquiátricos. Una dificultad en su vida fue que su madre se suicidó. En ese momento tenía un año de edad.
“Una vez que estuvo preso antes, él me dijo que lo llevaron a Mazorra [Hospital Psiquiátrico de La Habana] y le dieron electroshock. También padece alcoholismo”, agregó Esperanza.
“Lo llevaron al consultorio médico de la cárcel y lo cosieron y al otro día lo llevaron al psiquiatra en un hospital que no sé si fue el Calixto García o el Miguel Enríquez. Lo que hace la doctora es subirle la dosis del medicamento, que lo altera”, lamentó la hermana.
Alvarez González, de oficio barrendero, fue condenado a 15 años de privación de libertad por el delito de sedición luego de que se manifestara en el barrio habanero La Güinera. Fue imputado, según las Conclusiones Provisionales, junto a otras personas, de “generar desconcierto, caos y desasosiego social gritando consignas en contra del orden social”. Lo acusaron de unirse a aquellos que recogían y lanzaban piedras a los agentes del orden.
Aunque Cuba no publica estudios sobre la prevalencia de trastornos mentales en la población penitenciaria, estudios realizados en otros países señalan que las tasas de población penal con trastornos mentales comunes duplican las de la población general y cuadriplican las de trastorno mental grave tendiendo a revelar formas más severas de psicopatología que las personas que están en libertad.