Presos políticos y comunes denunciaron el infierno que viven en las cárceles cubanas, hacinados, sin alimentos, ni medicamentos y hostigados por las autoridades penitenciarias.
El Consejo de Relatores de Derechos Humanos de Cuba hizo llegar a Martí Noticias varios de estos testimonios.
Yonay Moreu Leal, de 40 años de edad, condenado a 15 años de cárcel por el delito de sedición, por su participación en la manifestación del 11 de julio de 2021 en el poblado de Cárdenas, en la provincia de Matanzas, alertó desde el penal Combinado Sur, sobre los abusos que están sufriendo los reos allí y las restricciones con las comunicaciones que impone la oficialidad del centro penitenciario con el propósito de evitar que los reos denuncien lo que están pasando.
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“Quería denunciar el constante estado de hacinamiento en el que nosotros nos encontramos, en una sección de 5,7 metros de largo por 3,20 de ancho hay hasta 15 personas conviviendo, muchos de ellos durmiendo en el piso. Pasamos 48 horas sin agua, la comida pésima. Aquí no hay medicamentos de ningún tipo, siempre están en falta. Incomunicación, llamamos una vez por semana, nos están reduciendo el tiempo de teléfono”, explicó el preso del 11 de julio desde la Prisión Agüica.
También en el Combinado Sur de Matanzas, un preso común que cumple 20 años de condena por el delito de robo con fuerza, Rolando Abreu Chile, de 52 años de edad, denunció la falta de medicamentos y asistencia médica.
“Hay que hacerme una colonoscopía, tengo problemas en el colon, me han dado dos pancreatitis, pero el problema es que no me han hecho nada, no tengo asistencia médica y hace varios días en esta prisión donde estoy no me dan alimentación, no tengo comida, solamente me están dando un pan y un caldo, por mi estado de enfermedad yo no puedo estar así sin comer, yo tengo hambre”, declaró el reo común.
Maikel Armentero Oramas, de 41 años de edad, participó junto a su hermana Yilian Oramas y su cuñado en una protesta del 11J en la ciudad de Santa Clara. Maikel con condena de 7 años por los delitos de atentado y resistencia está en las cárcel Alambradas de Manacas, donde las condiciones son precarias.
Allí la alimentación es escasa y la ración de arroz ha sido reducida a la mitad, dijo el prisionero. “La copa no llega ni a 60 gramos y son 120 y un caldo con agua de calabaza y ya más nada, diario".
"Las chinches están que pelan, ayer no pude ni dormir, no tienen nada que echarles, a veces que yo logro calentar un poco de agua y la echo ahí en la tabla para poder dormir”, contó Armenteros Oramas, quien padece las secuelas de tres operaciones cerebrales por un accidente vehicular.
Juvier Jiménez Gómez, de 52 años de edad, actualmente en el campamento-prisión Cascajal, en el municipio de Santo Domingo, provincia de Villa Clara, que cumple cinco años de condena por participar en la manifestación del 11J en el poblado de Placetas, está en precarias condiciones de salud y ya le han negado en dos oportunidades la libertad condicional.
“Ya tengo derecho a la libertado condicional, la cual me la han denegado en dos ocasiones, no sé a dónde vamos a llegar. Tendré que extinguir la sanción", dijo el hombre a quien acusaron de desórdenes públicos, propagación de epidemia, desacato, atentado e instigación a delinquir.
Inicialmente detenido en la prisión de Manacas, el preso político se refirió a la falta de cuidados médicos en el nuevo centro penitenciario.
"Tengo problemas serios de salud, no hay asistencia médica de ningún tipo, tengo un problema en un labio que es canceroso y no ha habido compasión, esa es la situación que tengo, que el mundo entero sepa lo que está sucediendo con los presos del 11 de julio en Cuba”, enfatizó Jiménez Gómez.