Presos del 11J son discriminados por no asistir a actos de reeducación política

FOTO ARCHIVO. Una posta de vigilancia en una cárcel de Cuba.

Familiares de presos políticos denunciaron que las autoridades penitenciarias tratan de amedrentar a los presos que se niegan a la llamada reeducación y los someten a medidas punitivas.

En el centro correccional La Caoba, de Palma Soriano, en la provincia de Santiago de Cuba, los jefes de la unidad amenazaron al pastor evangélico Lorenzo Rosales Fajardo, y a otros dos presos políticos, que de no presentarse en los actos de “reeducación” programados para los reclusos, se les revocará el régimen de menor rigor en el que se encuentran ahora y los regresarán a una prisión de máxima seguridad.

“Ha tenido ciertas dificultades en ese lugar, pues él se niega a participar en las actividades políticas que se desarrollan en la prisión. Son actividades humillantes, porque se ponen a decir consignas de ‘abajo la gusanera’ y todas esas cosas lesivas para la dignidad humana, y él, valientemente se ha negado a ser parte de ellas”, relató Maridilegnis Caraballo, esposa del pastor.

Las actividades de adoctrinamiento exigen que los reos griten lemas y cursen ciclos de estudio basados en materiales pro gubernamentales. El involucramiento en este tipo de ejercicios es determinante para su tránsito hacia regímenes menos severos, la obtención de pases para breves estancias en sus hogares, el derecho a la libertad condicional y otros beneficios.

“Le dijeron que las consecuencias de no participar en ese proceso será revocarlo a una prisión de máxima seguridad. Sin embargo, ha seguido firme”, apuntó Caraballo.

“Los mandos del establecimiento carcelario estaban organizando con los reclusos una serie de acciones de condena al 11J, pero finalmente no las llevaron a cabo”.

El religioso cumple su sentencia de 7 años de privación de libertad tras ser declarado culpable de los delitos de Desórdenes públicos, Desacato y Atentado, a raíz de su incorporación a las protestas populares del 11 de julio en Palma Soriano, Santiago de Cuba

En febrero de este año, cinco relatores especiales de las Naciones Unidas firmaron una carta dirigida al gobierno de La Habana, solicitando información sobre el trato y la detención de varios líderes religiosos, entre ellos Lorenzo Rosales Fajardo.

En la misma provincia, pero en otro centro correccional, el conocido como Confianza, está el joven cristiano Yoenni Domínguez La Rosa, que fue sancionado a 5 años de trabajo correccional con internamiento por manifestarse el 11 de julio en Contramaestre.

Yoenni convive con otros ocho presos políticos: Dayron Labrada Linares, Abdiel Cedeño Martínez, Luis Raúl Ibarra Hernández, Bianko Vargas Martín, entre otros.

“Ellos, por su pensamiento político, se niegan a cualquier actividad a favor del gobierno, pero cuando llega una fecha señalada o [las autoridades] disponen tareas ideológicas; mientras el resto de los presos se desgañitan con consignas revolucionarias, a los políticos los encierran en una oficina”, explicó Eradis La Rosa Ferrer, madre del prisionero político.

“Yo tuve que ir, como dos veces a la prisión a quejarme, porque había un guardia que se puso a tratar de intimidar a Yoenni conque es opositor y empezó a hacerle la vida un poquito amarga”, lamentó la madre.