Deserción de Pichardo, un golpe al atletismo de Cuba

Pedro Pablo Pichardo posa en el Club Benfica. Tomado de la cuenta oficial @SLBenfica

Pedro Pablo Pichardo es una de las bajas más sensibles que sufre el deporte cubano, cada vez más impotente de retener a sus figuras ante las millonarias ofertas que reciben en el exterior.

El cubano Pedro Pablo Pichardo, uno de los mejores atletas de triple salto del mundo, desertó para competir por el Benfica de Portugal, asestando un duro golpe al ya castigado deporte de la isla.

Pichardo, de 23 años, es uno de los cinco saltadores que ha superado la barrera de los 18 metros en la historia.

A mediados de mes se fugó del equipo que entrenaba en Stuttgart (sur de Alemania) para el próximo Campeonato Mundial de Londres. Pichardo estaba concentrado junto con las estrellas Yarisley Silva, campeona del mundo en pértiga, y el vallista Dayron Robles.

Este miércoles Pichardo reapareció en Lisboa, con media sonrisa, para confirmar lo que las autoridades deportivas y prensa cubana - controlada por el Estado - ocultaron durante este tiempo.


"Estoy muy feliz de representar al Benfica y espero saltar de nuevo por encima de los 18 metros con el club", declaró Pichardo durante el acto de presentación en Lisboa.

Su decisión de abandonar Cuba le impide volver a su país por un período de ocho años.

De manera que para competir en los principales eventos internacionales Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales tendrá que hacerlo con otra ciudadanía. Su mirada está puesta en las Olimpiadas de Tokio en 2020.

Para obtener la ciudadanía en Portugal, Pichardo debe tener al menos tres años de residencia en ese país.

Hasta entonces, de acuerdo con las regulaciones de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), sólo se puede competir oficialmente por el Benfica por un permiso de la Federación Cubana.

"La Federación está interesado en todos los atletas de nacionalidad portuguesa y que tienen alto nivel este momento no tenemos interés en Pedro Pichardo, ya que tiene la nacionalidad cubana, pero somos un país multiétnico con muchas fuentes, por lo que este atleta tendrá que ir hasta el final, y si va a representar a Portugal, acogerse a los términos para representar a la selección ", declaró a DN Jorge Vieira, presidente de la Federación Portuguesa de Atletismo.

El atleta es una de las bajas más sensibles que sufre el deporte cubano, cada vez más impotente de retener a sus figuras ante las millonarias ofertas que reciben en el exterior.

En 2015, el triplista de Santiago de Cuba saltó 18,08 metros, el cuarto mejor registro de todos los tiempos superado apenas por el del británico Jonathan Edwards (18,29) y los de los estadounidenses Christian Taylor (18.21) y Kenny Harrison (18,09).

En su corta carrera ha alcanzado dos subtítulos en los Campeonatos Mundiales de Atletismo de Moscú-2013 y Pekín-2015, y se colgó el bronce en el Mundial de pista cubierta de Sopot, Polonia, en 2015.

"Es un atleta fuera de serie", reconoció Daniel Osorio, su entrenador hasta hace unos días.

Cuba proscribió el deporte profesional después del triunfo de la Revolución en 1959, y castiga a los desertores impidiéndoles que representen país y el ingreso a la isla por un tiempo.

En principio, Pichardo será excluido del equipo nacional por ocho años, según la web especializada TrackArena.

De confirmarse esta sanción, el cubano podría pedir la nacionalidad portuguesa y competir por su nuevo país.

Durante décadas, beisbolistas, voleibolistas y atletas, principalmente, han dejado la isla para representar a otros países, atraídos por contratos millonarios.

Entre los atletas cubanos que desertaron en 2013 está el vallista Orlando Ortega, quien le dio a España una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Rio-2016.

En los Panamericanos de Toronto en 2015, no menos de 28 atletas abandonaron la delegación cubana, entre ellos ocho jugadores de hockey sobre césped, cuatro miembros del equipo de remo y dos clavadistas.

Pichardo era una de las principales apuestas cubanas para el Campeonato Mundial de Atletismo, que se disputará en Londres en agosto. La deserción seguro le costará su participación en los próximos dos campeonatos mundiales.

La Federación Internacional de Atletismo establece un plazo de tres años para los atletas que cambian de bandera, contados a partir del último certamen de nivel que disputaron con su país de origen.

Sin embargo, la fuga no debería afectar su participación en los Juegos Olímpicos de Tokio-2020.

La figura del triple salto venía de recuperarse de una microfractura del tobillo derecho el año pasado, que le impidió participar en el Mundial de Portland y la cita olímpica de Río de Janeiro.

El joven atleta ya había desafiado a las autoridades deportivas cubanas en 2014.

En su corta trayectoria a la fama - debutó en 2013 -, recibió una sanción de seis meses por negarse a competir bajo el mando de un entrenador designado por la Federación Cubana de Atletismo.

Al final, debió someterse a las órdenes del entrenador Osorio, con quien siguió brillando. Pero lo que parecía ser una reconciliación quedó echo trizas este miércoles.

[Con información de AFP y Diario de Noticias de Portugal]