Orlando Zapata Tamayo falleció el 23 de febrero de 2010 en un hospital de La Habana a los 43 años, tras 86 días en una huelga de hambre.
Con esa acción exigía el cese de las golpizas por parte de oficiales del orden interior de las cárceles y vestir uniforme de preso político y no de preso común. El gobierno cubano se negó a aceptar sus demandas y él mantuvo la protesta hasta las últimas consecuencias.
Lee también Orlando Zapata Tamayo: 5 años después de su muerteDurante la huelga de hambre y como un castigo ejemplar lo mantuvieron incomunicado y le retiraron de la celda todas sus pertenecías y el agua, aún cuando el opositor no había renunciado a beberla, denunciaron varios opositores.
Al tiempo que su salud empeoraba y los reclamos de familia y activistas en las afueras de la cárcel se intensificaban fue trasladado a la cárcel camagüeyana de Kilo 7.
Al mismo tiempo la familia y los activistas de la Alianza Democrática Oriental (ADO) se trasladaron hasta Camagüey para exigir atención al caso del opositor.
En esta instalación, sufrió también los abusos del Teniente Coronel Julio César Bombino, quien se negó a darle ningún tipo de respuesta a los reclamos y apenas permitió breves visitas a su mamá Reyna Luisa Tamayo.
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La salud empeoró y la máxima dirección del país ordenó el traslado hacia el hospital de la cárcel Combinado del Este en La Habana que se convirtió en la antesala de la muerte.
De ahí lo sacaron para un hospital en La Habana donde le informaron a la familia que había fallecido.
Lee también Los últimos días de Zapata TamayoZapata Tamayo fue arrestado en marzo de 2003 y en mayo de 2004 fue sentenciado a tres años de prisión por "falta de respeto", "desorden público" y "resistencia". Posteriormente fue juzgado varias veces por otros cargos de "desobediencia" y "desorden en un establecimiento penal", la última vez en mayo de 2009. Cumplía una condena total de 36 años.
Su muerte subrayó "la necesidad urgente" de que expertos internacionales en derechos humanos visitaran el país y velaran por el cumpliemiento de las obligaciones del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, alertó entonces Amnistía Internacional, que lo había declarado prisionero de conciencia.
"La trágica muerte de Orlando Zapata Tamayo es una terrible muestra de la desesperación que enfrentan los presos de conciencia que no ven ninguna esperanza de ser liberados de su encarcelamiento injusto y prolongado ", dijo Gerardo Ducos, investigador caribeño de Amnistía Internacional en un comunicado publicado a raíz de la muerte del opositor cubano.
Los restos de Zapata fueron exhumados y trasladados a Miami en junio del 2011. Permanecieron depositados en el Mausoleo de los Veteranos de Bahía de Cochinos hasta que la familia decidió mudarse a Kentucky.
A diez años de la infausta fecha, este cubano humilde de la raza negra, que con su vida defendió el respeto a los derechos humanos en la isla, es recordado por muchos.
Rolando Rodríguez Lobaina, entonces líder de la ADO en la fecha que Zapata Tamayo inició la huelga de hambre, asegura que al hombre, que tantas golpizas y castigos sufrió en las cárceles de la isla por su actitud contestaría y su posición firme de defender los derechos humanos, "debe recordársele hoy más que antes".
Junto a una veintena de activistas de la ADO Rodríguez Lobaina estuvo en Holguín y Camagüey apoyando a la familia en las afueras de las cárceles y denunciando al régimen por no atender los reclamos del opositor.
La muerte de Zapata marcó un punto importante de la historia de Cuba en las últimas décadas, aseveró el activista. Recuerda que el deceso del opositor en manos de la dictadura y en condiciones “que solo los carceleros conocían, retumbó en cada rincón del país y el pueblo entendió la falta de límites en la crueldad del régimen”, precisó.
Considera que tras la muerte de un activista en prisión reclamando mejoras carcelarias y respeto a los derechos humanos, muchos países en el mundo también cambiaron la forma de ver la isla.
“Hubo un punto de giro importante y las naciones que miraban al gobierno con ojos benevolentes se percataron de lo que era capaz de hacer la dictadura contra las voces disidentes”, precisó.
El hecho fue ampliamente divulgado y denunciado en las redes sociales.
Rodríguez Lobaina insiste en que ahora más que antes "tanto en el exilio como en la isla” se deben considerar las acciones altruistas del hombre que dio la vida por el respeto a los derechos de todos los cubanos.
El opositor cubano Guillermo (Coco) Fariñas, que iniciara una huelga de hambre el día de la muerte del activista para exigir la liberación de los presos políticos y tomar el relevo en la lucha de Orlando Zapata por la libertad de los encarcelados y el respeto a los derechos, señaló que debe ser recordado como la persona que nunca se rindió.
"Fue consecuente con sus ideas y dio su vida por la libertad de expresión de opinión y por la democracia", dijo.
Recordó que era un hombre humilde "con una inteligencia natural que le hizo comprender que los principios están por encima de cualquier tipo de capacitación que se tenga".
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Fariñas considera que Zapata Tamayo se convirtió en un símbolo de la rebeldía: “Nunca lograron que claudicara, ante las presiones que constantemente la Seguridad del Estado, en nombre del gobierno castrista ordena contra los opositores".
“Él es la demostración de que hay cubanos capaces de dar la vida por la libertad. Su nombre será recogido en la historia de Cuba como “el hombre que encendió la chispa necesaria para demostrar que la oposición interna unida si puede lograr objetivos importantes”, concluyó Fariñas.