Reubicados en centros correccionales los manifestantes de Santa Clara con cambio de régimen

El manifestante del 11 de julio, Jorge Gabriel Arruebarruena, entrando al centro correccional La Guanajera.

Los siete manifestantes del 11 de julio, a los que el Tribunal Provincial de Villa Clara cambió el régimen de internamiento en el proceso de las apelaciones, fueron ubicados este martes en “campamentos” correccionales de trabajo.

Jorge Gabriel Arruebarruena León fue recluido en La Guanajera; Andy García Lorenzo, en Soler; José Miguel Gómez Mondeja, en El Chivo y Ariel Núñez Martínez en el Yabú. Lázaro Alejandro Rodríguez Ruiz estará en correccional sin internamiento debido a problemas de salud.

Las dos muchachas, Mercy Daniela Pitchs Martínez y Amanda Dalai Matamoros Cabrera, fueron encarceladas en el centro penitenciario Guamajal Mujeres.

Todos extinguen penas que no exceden los cinco años.

De acuerdo al recién aprobado Código Penal cubano que se pondrá en vigor próximamente, “se exige al sancionado demostrar con su actitud en el lugar de internamiento al que se le destina, que ha comprendido las consecuencias desfavorables derivadas del hecho delictivo cometido”.

La duración de la sanción de trabajo correccional con internamiento o sin internamiento es la misma que la de la sanción de privación de libertad, que sustituye.

“Me siento súper mal porque yo pensé que le iban a dar el correccional sin internamiento, del trabajo a la casa y le dieron con internamiento y continúa preso. Pero, de todos modos, le doy gracias a Dios porque hay otros que se quedaron con 6, 7 y 8 años presos y cerrados. Tengo que ver la parte buena, pero estoy destruida”, dijo a Radio Televisión Martí, Madel León, madre de Arruebarruena.

Los “beneficiados” con el cambio de medida cautelar tendrán acceso a un pase de tres días cada 21, a partir de los dos meses de encerramiento.

Los familiares tendrán que llevar a los presos políticos el avituallamiento para realizar labores, y otras provisiones como alimentos, toallas y sábanas.

“Él tiene que estar dos meses ahí sin coger pase, yendo yo a la visita, cuando me avisen, llevarle el saco como en las otras prisiones donde han estado. Solamente las botas que tengo que llevarle mañana, me cuestan 3.000 pesos para que trabaje en el campo”, lamentó León.