Natalia saldrá en libertad en marzo, el primer mes de la primavera, y mientras estará en uno de los tantos islotes del Gulag, donde no hay ni música.
La integrante del grupo Pussy Riot, Nadezhda Tolokonnikova, fue enviada al establecimiento penitenciario N. 50 en Nizhni Ingashe, en la región de Krasnoyarsk, en plena Siberia. Allí seguirá cumpliendo su condena de dos años por “violación grave del orden público, falta de respeto para la sociedad y odio religioso”. Ha sido trasladada desde una cárcel en la parte europea de Rusia a la Siberia, más allá de los Montes Urales.
Fue ella una de las detenidas por la policía rusa tras cantar en marzo del 2012 en la catedral de Moscú. El fastidio del Kremlin no fue por el “sacrilegio” de cantar en el altar, sino por el contenido de la canción; una “plegaria” a la Virgen María para que sacara a Vladimir Putin del poder. También criticaron los fuertes nexos políticos entre el presidente Putin y Cirilo, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Desde que fueron detenidas, durante el juicio y tras las rejas, las chicas rusas tuvieron la atención y el apoyo de personalidades en todo el mundo, desde Madonna hasta Paul McCartney, pasando por Lady Gaga, U2, Yoko Ono y Bruce Springsten.
La joven comenzó, junto a otras integrantes de Pussy Riot, a cumplir la condena en una cárcel de Mordovia en el centro de la parte europea de Rusia.
El pasado mes de septiembre Tolokonnikova se declaró en huelga de hambre, denunció a la prensa las condiciones inhumanas de vida y trabajo existentes en las cárceles de Rusia.
En las cárceles rusas obligan a las reclusas a trabajar los siete días de la semana y en ocasiones hasta una jornada laboral de más de diez horas. Una de sus exigencias para suspender la huelga fue que la trasladaran de penal, para estar más cerca de sus familiares. Las autoridades carcelarias prometieron cambiar el régimen de trabajo y trasladar a la reclusa. Pero no cumplieron las promesas y de nuevo la rockera volvió a la huelga. Otra vez juraron los carceleros que la sacarían de Mordovia, pero durante casi quince días no se supo del paradero de la joven rusa.
La insistencia de esposo Peter Verzilov ante los medios de prensa acreditados en la capital rusa fue un catalizador para que se supiera el destino de la cantante: Siberia, donde se espera un cruento invierno.
Natalia saldrá en libertad en marzo, el primer mes de la primavera. Mientras estará en uno de los tantos islotes del Gulag, donde no hay ni música.
Fue ella una de las detenidas por la policía rusa tras cantar en marzo del 2012 en la catedral de Moscú. El fastidio del Kremlin no fue por el “sacrilegio” de cantar en el altar, sino por el contenido de la canción; una “plegaria” a la Virgen María para que sacara a Vladimir Putin del poder. También criticaron los fuertes nexos políticos entre el presidente Putin y Cirilo, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Desde que fueron detenidas, durante el juicio y tras las rejas, las chicas rusas tuvieron la atención y el apoyo de personalidades en todo el mundo, desde Madonna hasta Paul McCartney, pasando por Lady Gaga, U2, Yoko Ono y Bruce Springsten.
La joven comenzó, junto a otras integrantes de Pussy Riot, a cumplir la condena en una cárcel de Mordovia en el centro de la parte europea de Rusia.
El pasado mes de septiembre Tolokonnikova se declaró en huelga de hambre, denunció a la prensa las condiciones inhumanas de vida y trabajo existentes en las cárceles de Rusia.
En las cárceles rusas obligan a las reclusas a trabajar los siete días de la semana y en ocasiones hasta una jornada laboral de más de diez horas. Una de sus exigencias para suspender la huelga fue que la trasladaran de penal, para estar más cerca de sus familiares. Las autoridades carcelarias prometieron cambiar el régimen de trabajo y trasladar a la reclusa. Pero no cumplieron las promesas y de nuevo la rockera volvió a la huelga. Otra vez juraron los carceleros que la sacarían de Mordovia, pero durante casi quince días no se supo del paradero de la joven rusa.
La insistencia de esposo Peter Verzilov ante los medios de prensa acreditados en la capital rusa fue un catalizador para que se supiera el destino de la cantante: Siberia, donde se espera un cruento invierno.
Natalia saldrá en libertad en marzo, el primer mes de la primavera. Mientras estará en uno de los tantos islotes del Gulag, donde no hay ni música.