Con escasos días de diferencia, Mijail Jodorkovski y las integrantes del grupo de rock Pussy Riot, Nadezhda Tolokónnikova y María Aliójina, respiraron en libertad.
La libertad en Rusia sigue siendo prerrogativa del zar de turno. Unos salen tras las rejas por la amnistía aprobada en la Duma, con el proyecto presentado por Vladimir V. Putin. Otros son libres cuando el propio mandatario los indulta. Con escasos días de diferencia, el ex magnate ruso Mijail Jodorkovski y las dos integrantes del grupo de rock Pussy Riot, Nadezhda Tolokónnikova y María Aliójina, respiraron en libertad.
El acaudalado ruso partió de inmediato hacia Alemania, como se había acordado entre las autoridades de Moscú y Berlín. Las díscolas chicas permanecen en Rusia y calificaron de farsa la clemencia.
La ley de amnistía de Putin no incluyó al que fuera hace diez años atrás el hombre más rico de Rusia, pero la presión de la canciller alemana Angela Merkel y los fuertes lazos comerciales de los germanos con Rusia hicieron su efecto.
El presidente ruso urgía de cara a la palestra internacional de una limpieza de su imagen ante las Olimpiadas de Invierno en Sochi, y mostrar al unísono control en la sociedad rusa. Necesitan en el Kremlin un aire positivo para la cita olímpica pues varios dignatarios e importantes personalidades habían tirado al cesto la invitación para viajar al balneario ruso. En el interior del país el mensaje es claro, se sale y entra en el gulag cuando lo deseen las autoridades.
No fueron liberados todos los presos que están detenidos por disentir del Kremlin. Carecen de libertad los opositores arrestados en Moscú durante las protestas de la Plaza Bolotnaya en mayo del 2012, algunos declarados prisioneros de conciencia por Amnistía Internacional. Siguen presos varios de los implicados en el proceso contra el mismo Jodorkovski, como Platon Lebedev, condenado en dos ocasiones junto al ahora amnistiado oligarca ruso.
En Berlín, Jodorkovski dice que no estará vinculado a la política en Rusia, pero prometió luchar por la libertad de los presos políticos rusos. Esa es una tarea titánica en un país donde disentir continúa siendo un delito.
El acaudalado ruso partió de inmediato hacia Alemania, como se había acordado entre las autoridades de Moscú y Berlín. Las díscolas chicas permanecen en Rusia y calificaron de farsa la clemencia.
La ley de amnistía de Putin no incluyó al que fuera hace diez años atrás el hombre más rico de Rusia, pero la presión de la canciller alemana Angela Merkel y los fuertes lazos comerciales de los germanos con Rusia hicieron su efecto.
El presidente ruso urgía de cara a la palestra internacional de una limpieza de su imagen ante las Olimpiadas de Invierno en Sochi, y mostrar al unísono control en la sociedad rusa. Necesitan en el Kremlin un aire positivo para la cita olímpica pues varios dignatarios e importantes personalidades habían tirado al cesto la invitación para viajar al balneario ruso. En el interior del país el mensaje es claro, se sale y entra en el gulag cuando lo deseen las autoridades.
No fueron liberados todos los presos que están detenidos por disentir del Kremlin. Carecen de libertad los opositores arrestados en Moscú durante las protestas de la Plaza Bolotnaya en mayo del 2012, algunos declarados prisioneros de conciencia por Amnistía Internacional. Siguen presos varios de los implicados en el proceso contra el mismo Jodorkovski, como Platon Lebedev, condenado en dos ocasiones junto al ahora amnistiado oligarca ruso.
En Berlín, Jodorkovski dice que no estará vinculado a la política en Rusia, pero prometió luchar por la libertad de los presos políticos rusos. Esa es una tarea titánica en un país donde disentir continúa siendo un delito.