El rol de Moscú, bien de salvador de los sirios o de mediador en la crisis, ha colocado al ex coronel de la KGB como nuevo benefactor de los árabes.
No es inusual que desde Moscú, el gobernante de turno envíe mensajes a los estadounidenses ni que desde la Casa Blanca se dirijan a soviéticos o rusos.
En 1972 Richard Nixon aprovechó una gira por la URSS para aparecer con un mensaje en la televisión para los ciudadanos soviéticos. Desde 1986, tanto Ronald Reagan como Mijail S. Gorbachev enviaban mensajes navideños a soviéticos y estadounidenses. Y estas alocuciones eran para incrementar el entendimiento y las buenas relaciones; no para exponer las diferencias.
Ahora el presidente ruso Vladimir V. Putin escribe en el diario The New York Times, para explicar a los estadounidenses su postura sobre la crisis siria, muy distinta a la posición de Estados Unidos.
Desde la desaparición de la Unión Soviética nunca el Kremlin había estado tan distanciado de Washington en política internacional. Los eufemismos de Putin son ya conocidos. Las integrantes de Pussy Riots son acusadas de “incitar a la violencia”, el opositor Navalny, quien denuncia la corrupción va a los tribunales por “cohecho” y las minorías sexuales tienen una espada de Damocles con la ley de la “propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales”.
La columna de Putin titulada “Llamado a la cautela desde Rusia” es una especie de carta, escrita "desde Rusia sin amor", donde el presidente ruso le explica a los estadounidenses como piensa resolver la crisis siria.
El rol de Moscú, bien de salvador de los sirios o de mediador en la crisis, ha colocado al ex coronel de la KGB como nuevo benefactor de los árabes. Desde la guerra del Yum Kippur en 1973, tras la expulsión de los asesores soviéticos de El Cairo, los rusos no se sentían héroes entre las multitudes árabes. Putin acaba de cuidar las espaldas a Bashar Al Assad, le ha quitado el fuego de las armas occidentales sobre el arsenal químico y ha dado cátedra de democracia en el New York Times.
Precisamente en el diario neoyorquino desde el 2000 se publican artículos del ex presidente soviético Mijail S. Gorbachev. En marzo del 2012, uno de sus trabajos se tituló “La pérdida de la perestroika”, donde denunciaba la ausencia de libertades democráticas en Rusia. Varios críticos de Putin en Rusia afirmaron que la mano manchada de sangre que aparece en el artículo es la del mandatario, que así firmó.
En 1972 Richard Nixon aprovechó una gira por la URSS para aparecer con un mensaje en la televisión para los ciudadanos soviéticos. Desde 1986, tanto Ronald Reagan como Mijail S. Gorbachev enviaban mensajes navideños a soviéticos y estadounidenses. Y estas alocuciones eran para incrementar el entendimiento y las buenas relaciones; no para exponer las diferencias.
Ahora el presidente ruso Vladimir V. Putin escribe en el diario The New York Times, para explicar a los estadounidenses su postura sobre la crisis siria, muy distinta a la posición de Estados Unidos.
Desde la desaparición de la Unión Soviética nunca el Kremlin había estado tan distanciado de Washington en política internacional. Los eufemismos de Putin son ya conocidos. Las integrantes de Pussy Riots son acusadas de “incitar a la violencia”, el opositor Navalny, quien denuncia la corrupción va a los tribunales por “cohecho” y las minorías sexuales tienen una espada de Damocles con la ley de la “propaganda de las relaciones sexuales no tradicionales”.
La columna de Putin titulada “Llamado a la cautela desde Rusia” es una especie de carta, escrita "desde Rusia sin amor", donde el presidente ruso le explica a los estadounidenses como piensa resolver la crisis siria.
El rol de Moscú, bien de salvador de los sirios o de mediador en la crisis, ha colocado al ex coronel de la KGB como nuevo benefactor de los árabes. Desde la guerra del Yum Kippur en 1973, tras la expulsión de los asesores soviéticos de El Cairo, los rusos no se sentían héroes entre las multitudes árabes. Putin acaba de cuidar las espaldas a Bashar Al Assad, le ha quitado el fuego de las armas occidentales sobre el arsenal químico y ha dado cátedra de democracia en el New York Times.
Precisamente en el diario neoyorquino desde el 2000 se publican artículos del ex presidente soviético Mijail S. Gorbachev. En marzo del 2012, uno de sus trabajos se tituló “La pérdida de la perestroika”, donde denunciaba la ausencia de libertades democráticas en Rusia. Varios críticos de Putin en Rusia afirmaron que la mano manchada de sangre que aparece en el artículo es la del mandatario, que así firmó.