Ya ascienden a 20 por ciento de la población los cubanos con más de 60 años, revela medio oficial citando el Censo de Población 2012. Las mujeres sólo quieren tener un hijo.
Más de dos millones de los cubanos que viven en la isla son mayores de 60 años, cifra que representa un 20 por ciento de sus habitantes, informa el semanario oficialista Trabajadores citando los datos más recientes recogidos durante el Censo de Población y Vivienda 2012
La tendencia convertiría a Cuba en la sociedad más envejecida de Latinoamérica para el año 2025 con unos 2,9 millones de adultos mayores de 60 años (26%).
Otros países que presentan ese problema en la región están actualmente bastante por debajo de Cuba: Uruguay y Barbados tienen un 17,2% y 13,1% respectivamente de personas con edades avanzadas.
Un especialista en gerontología, el doctor Pablo Díaz Hernández, explicó que entre las tendencias que provocan el aumento del fenómeno se encuentran la baja tasa de natalidad y la alta esperanza de vida.
La última en Cuba es según cifras oficiales de 76 años para ambos sexos, mientras que la primera se encuentra por debajo de los niveles de reemplazo (menos de una hija por mujer), debido a que “hoy las mujeres creen mejor tener un solo hijo, cuestión que empeora la situación si tenemos en cuenta que, como mínimo, es necesario el alumbramiento de dos, específicamente de género femenino”.
Trabajadores no menciona sin embargo razones económicas y sociales de la renuencia de las mujeres a tener más hijos, como los bajos salarios, la insuficiente cantidad de viviendas que obliga a varias generaciones a convivir bajo el mismo techo, y las dificultades para desarrollar un proyecto de vida próspera en la isla.
Estos factores alientan por otra parte la emigración, especialmente de los jóvenes, y que redunda en el envejecimiento de la población. A finales de 2010 se estimaba que la cifra acumulada de cubanos residentes en el exterior oscilaba entre 1,6 y 1,8 millones.
Esto representaba el 13,8% de los residentes en Cuba en ese momento, y la tendencia era a aumentar: al cierre de 2012 se reportaron 46.662 salidas, la cifra más alta de los últimos 15 años, y la mayor cantidad desde 1994 con la llamada "crisis de los balseros”, durante la cual salieron 47.844 personas..
Desde fines de los años 90 expertos cubanos como el fallecido economista disidente Oscar Espinosa Chepe han estado alertando sobre las eventuales consecuencias que traería para Cuba el envejecimiento poblacional en relacion con el incremento de los gastos de seguridad social y salud pública, y el mantenimiento de una reserva laboral robusta.
En una ponencia sobre este último problema en ciernes, presentada a la Conferencia anual de la Asociación de Estudios de la Economía Cubana (ASCE) el investigador cubanoamericano Sergio Díaz Briquet comparaba a futuro en el caso de Cuba la Proporción de Apoyo Potencial (PSR por sus siglas en inglés), que indica la cantidad de individuos en edad laboral (15 a 64 años) por cada persona por encima de la edad de retiro (65).
“En 2002, cuando el país tenía 1,6 millones de ancianos, el PSR de Cuba era de 7, una proporción relativamente favorable. Para el 2050, cuando es de esperar que la cantidad de cubanos en la tercera edad ascienda a 3,7 millones, con una población general relativamente sin cambios, se espera que el PSR habrá declinado a 2 trabajadores potenciales por cada retirado”, apuntaba Díaz Briquet.
Enfrentada a estos problemas La Habana aumentó en 2009 la edad de retiro de 55 a 60 años para las mujeres, y de 60 a 65 para los hombres, así como la cantidad de años de servicio requerida para jubilarse.
En ese año 1,9 millones de cubanos de los más de 11 millones 200.000 tenían más de 60 años, lo que entonces representaba un 16,6 por ciento del total.
En un exhaustivo trabajo sobre el tema, Espinosa Chepe terminaba advirtiendo que para que el problema demográfico de Cuba no siga agravándose, "el único camino posible es el inicio de reformas estructurales y de conceptos reales, que conduzcan a una reconstrucción del país y al rescate de la esperanza en un mejor destino nacional que frene el masivo éxodo de la población y motive a las familias a reproducirse en un ambiente de progreso y confianza en el futuro. Hasta que esto no se logre, la situación seguirá empeorando en términos demográficos. Una verdadera bomba de tiempo, con consecuencias imprevisibles".
La tendencia convertiría a Cuba en la sociedad más envejecida de Latinoamérica para el año 2025 con unos 2,9 millones de adultos mayores de 60 años (26%).
Otros países que presentan ese problema en la región están actualmente bastante por debajo de Cuba: Uruguay y Barbados tienen un 17,2% y 13,1% respectivamente de personas con edades avanzadas.
Un especialista en gerontología, el doctor Pablo Díaz Hernández, explicó que entre las tendencias que provocan el aumento del fenómeno se encuentran la baja tasa de natalidad y la alta esperanza de vida.
La última en Cuba es según cifras oficiales de 76 años para ambos sexos, mientras que la primera se encuentra por debajo de los niveles de reemplazo (menos de una hija por mujer), debido a que “hoy las mujeres creen mejor tener un solo hijo, cuestión que empeora la situación si tenemos en cuenta que, como mínimo, es necesario el alumbramiento de dos, específicamente de género femenino”.
Trabajadores no menciona sin embargo razones económicas y sociales de la renuencia de las mujeres a tener más hijos, como los bajos salarios, la insuficiente cantidad de viviendas que obliga a varias generaciones a convivir bajo el mismo techo, y las dificultades para desarrollar un proyecto de vida próspera en la isla.
Estos factores alientan por otra parte la emigración, especialmente de los jóvenes, y que redunda en el envejecimiento de la población. A finales de 2010 se estimaba que la cifra acumulada de cubanos residentes en el exterior oscilaba entre 1,6 y 1,8 millones.
Esto representaba el 13,8% de los residentes en Cuba en ese momento, y la tendencia era a aumentar: al cierre de 2012 se reportaron 46.662 salidas, la cifra más alta de los últimos 15 años, y la mayor cantidad desde 1994 con la llamada "crisis de los balseros”, durante la cual salieron 47.844 personas..
Desde fines de los años 90 expertos cubanos como el fallecido economista disidente Oscar Espinosa Chepe han estado alertando sobre las eventuales consecuencias que traería para Cuba el envejecimiento poblacional en relacion con el incremento de los gastos de seguridad social y salud pública, y el mantenimiento de una reserva laboral robusta.
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En una ponencia sobre este último problema en ciernes, presentada a la Conferencia anual de la Asociación de Estudios de la Economía Cubana (ASCE) el investigador cubanoamericano Sergio Díaz Briquet comparaba a futuro en el caso de Cuba la Proporción de Apoyo Potencial (PSR por sus siglas en inglés), que indica la cantidad de individuos en edad laboral (15 a 64 años) por cada persona por encima de la edad de retiro (65).
“En 2002, cuando el país tenía 1,6 millones de ancianos, el PSR de Cuba era de 7, una proporción relativamente favorable. Para el 2050, cuando es de esperar que la cantidad de cubanos en la tercera edad ascienda a 3,7 millones, con una población general relativamente sin cambios, se espera que el PSR habrá declinado a 2 trabajadores potenciales por cada retirado”, apuntaba Díaz Briquet.
Enfrentada a estos problemas La Habana aumentó en 2009 la edad de retiro de 55 a 60 años para las mujeres, y de 60 a 65 para los hombres, así como la cantidad de años de servicio requerida para jubilarse.
En ese año 1,9 millones de cubanos de los más de 11 millones 200.000 tenían más de 60 años, lo que entonces representaba un 16,6 por ciento del total.
En un exhaustivo trabajo sobre el tema, Espinosa Chepe terminaba advirtiendo que para que el problema demográfico de Cuba no siga agravándose, "el único camino posible es el inicio de reformas estructurales y de conceptos reales, que conduzcan a una reconstrucción del país y al rescate de la esperanza en un mejor destino nacional que frene el masivo éxodo de la población y motive a las familias a reproducirse en un ambiente de progreso y confianza en el futuro. Hasta que esto no se logre, la situación seguirá empeorando en términos demográficos. Una verdadera bomba de tiempo, con consecuencias imprevisibles".