El Festival de Eshu, una gala yoruba que se celebra en La Habana desde 1996, comenzó este 21 de diciembre en su sede habitual de la calle Manrique, en Centro Habana, y se extiende por 17 días durante los cuales habrá rituales y ofrendas religiosas, y se repartirá dinero en las calles a los policías, vendedores ambulantes y mendigos.
La celebración abarca también las provincias de Santiago de Cuba, Holguín y Matanzas, explicó el sacerdote de Ifá, Víctor Manuel Betancourt, fundador e impulsor del evento.
“Durante estos 17 días se hacen sacrificios de gallos, cantos y toques rituales con tambores”, dijo Betancourt. “El Festival de Eshu está dedicado a esta divinidad que se considera el policía del universo, el que controla las malas acciones, los errores de los seres humanos”.
Èshu también es considerado en la religión yoruba el intermediario entre los hombres y los Orishas con poderes para liberar de la prisión. Asimismo, según la santería, rige las comunicaciones, la palabra, las encrucijadas de los caminos, el comercio, y el trabajo.
“El sexto día del festival se hace un sacrificio en algún mercado porque creemos que Eshu acude también a esta área”, explicó el babalao.
Lee también Mercado de Cuatro Caminos: maldición del Elegguá o guerra de latasEsta vez los religiosos de la capital tendrán que variar el lugar de las ofrendas debido a que las autoridades les prohibieron hacerlo en la Plaza de Cuatro Caminos, donde se realizaban tradicionalmente.
“Siempre lo hacíamos allí desde el año 1997, aproximadamente”, pero “ahora tendremos que ir a cualquier otro mercado, mercados chiquitos de la capital”, lamentó Betancourt.
A la festividad yoruba acuden, dice el sacerdote, centenares de personas a hacer sus ofrendas y promesas al santo. “Cada persona que participa, si lo cree conveniente lleva su gallo y se lo ofrece a Eshu; es decir, que es un ofrecimiento libre”.
“Muchas personas van a ofrecer y también a hacer sus promesas”, añade. “Otras van a presenciar los sacrificios”.
El 6 de enero, el Festival culminará con las Pascuas Africanas, el día que los esclavos celebraban sus ceremonias religiosas de forma pública, sincretizándolas con el Día de Reyes de la religión católica.