A medida que se profundiza la crisis sistémica de la sociedad cubana, se eleva la cifra de personas de la tercera edad sin techo o en la mendicidad.
Abundan en las redes sociales las imágenes de ancianos durmiendo en las aceras o escarbando en latones de basura para conseguir alimentos.
“Se siente, notablemente, el aumento de la cantidad de personas que están en la calle deambulando y se debe al empeoramiento de las condiciones materiales y sanitarias de la población cubana”, afirmó en conversación con nuestra redacción el investigador e historiador Boris González Arenas, residente en La Habana.
Cuba tiene una de las poblaciones más envejecidas de Latinoamérica, con un 21,6 % de sus habitantes mayores de 60 años, según cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
El envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo socioeconómico, pero en el caso de Cuba está determinado, en gran medida, por el éxodo migratorio de la población joven.
A pesar de la propaganda oficial, las vidas de las personas mayores bordean la extrema pobreza y son numerosos los que pasan a formar la hueste de los llamados por la prensa estatal “deambulantes”, que merodean por las calles hasta que el agotamiento los rinde en portales de edificios o bancos de parques.
“Una de las razones es la disminución de las ayudas del Estado hacia la población, una población dependiente, lo es desde hace 60 años, porque el cubano tiene bloqueadas las vías para hacerse de la riqueza, para producir riqueza”, apuntٙó el historiador.
Es a ese sector poblacional al que más se le obstaculiza alimentarse y cubrir las necesidades básicas con sus escuálidas jubilaciones, a las que muchos ni siquiera alcanzan.
“No tienen casa, viven en los corredores, sufren en las calles, los sacan de las vías principales para que no sean visibles, pero nadie los asiste. Van de aquí para allá, buscando como resolver la supervivencia, tratando de no morirse, como muchos que a veces caen desmayados y se mueren tirados en el pavimento o en la tierra”, lamentó el activista santiaguero César Duque de Estrada.
“Triste realidad para esos ancianos que llevan años trabajando, para un gobierno que ahora lo desecha como basura. A algunos les dan pensiones, pero apenas les alcanza ni para comer, ni para comprar un medicamento”, agregó.
El empeoramiento de las circunstancias de vida de este grupo etario en la Isla “no es una sola causa, es un conjunto de causas, pero que se centran, en un deterioro de la asistencia social en general, de la inversión que se ha hecho en la asistencia social, de los recursos de los cuales se disponen para proveerle asistencia y cuidados a las personas mayores, de la crisis de medicamentos y en particular de la crisis alimentaria”, indicó en conversación reciente con Martí Noticias, la socióloga Elaine Acosta, directora ejecutiva del Observatorio de Cuidados, derechos y envejecimiento (Cuido 60), que tiene su sede en Miami.
En el webinar «Vulnerabilidad y situación de calle en las personas mayores en Cuba y América del Sur», realizado el 15 de junio de 2023, Acosta señaló que los programas públicos y servicios de atención a las personas mayores están muy debilitados desde tiempo atrás.
La socióloga criticó las prácticas de intervención de los “deambulantes” que, ante determinados eventos, son recogidos en las calles e internados en locales para albergarlos temporalmente, a veces sin proporcionarles atención médica.
“Las metodologías de intervención sobre estas personas en situación de calle, no serían las más ajustables al respeto de sus derechos humanos, según lo establece la Convención Interamericana de Derechos Humanos para las personas mayores”.
Asimismo, se refirió al detrimento de los programas del Estado cubano dedicados al sector como el Programa Nacional de atención al adulto mayor, las casas de abuelos, el sistema de ayuda a la familia y los hogares de ancianos.
“Debido a las múltiples crisis que estamos atravesando, pero también a decisiones de política del Estado cubano, que ha disminuido considerablemente los presupuestos destinados a la asistencia social, el resultado es que estos programas resulten insuficientes en cantidad y en calidad”, subrayó Acosta en el seminario web.
Lee también Díaz-Canel pone número a las personas que viven en la extrema pobreza en CubaLas cifras del Censo de Población y Viviendas de 2012, las más actualizadas sobre cubanos “sin hogar”, arrojaron que el 42% de las personas sin techo pertenecían a la tercera edad.
Un análisis de la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Personas Adultas Mayores apunta que los factores que hacen vulnerable a los adultos mayores son la pérdida del rol social, la baja autoestima, los niveles de dependencia por los bajos niveles de ingresos económicos, entre otros.
De acuerdo al estudio, la vulnerabilidad de los mayores está marcada, de la misma manera, por enfermedades crónicas pulmonares, disminución cognitiva, y de ubicación temporal y/o espacial y problemas de movilidad.
“No hay medicamentos básicos como los de la presión, los de la diabetes, los antibióticos, para trastornos de los nervios, no hay duralginas y, además, al no haber transporte, la movilidad de un anciano se reduce todavía más”, detalló González Arenas.
Tanto mujeres como hombres de la tercera edad están expuestos a diferentes niveles de maltrato a nivel individual o familiar (puede ser desde psicológico hasta físico o financiero o reflejar negligencia intencional o por omisión).
“Y existe el maltrato estructural o societal. Ese maltrato ocurre desde y en las estructuras de la sociedad mediante normas legales, sociales, culturales; o sea, que los efectos y los impactos de la Tarea Ordenamiento sobre la población mayor es un tipo de maltrato estructural y societal sobre esta población”, recalcó Acosta en su exposición.
En este sentido, González Arenas añadió que con la nueva política “se disminuyó la asistencia social, pero al mismo tiempo no se buscaron vías de producción de riqueza y lo que tenemos es una población más empobrecida, más dependiente y más necesitada y dentro de esa población los ancianos son los que llevan la parte más terrible”.