"Me pareció un armatroste, porque el diseño es poco funcional. Se nota la falta de pericia a la hora de diseñar y tratar de vender un producto de buena calidad”, dice Pablo Morales Marchán, un visitante habitual de la Habana Vieja.
Como si no bastara con el experimento de los televisores Caribe y el ensamblaje de los Panda hace casi una década la industria tecnológica cubana ha anunciado que ya está a la venta el TRC, un equipo que reproduce fotos, vídeos y es capaz de soportar un disco de hasta un terabite de almacenamiento.
“Me pareció un armatroste, porque el diseño es poco funcional. Se nota la falta de pericia a la hora de diseñar y tratar de vender un producto de buena calidad”, dice Pablo Morales Marchán, un visitante habitual de la Habana Vieja.
La nota de la prensa cubana insiste en que el equipo “es superior en comparación con otros equipos comercializados anteriormente en Cuba”, pero no especifica a cuáles, ya que entre los antecedentes se incluyen los de marcas tradicionales que han hecho historia en el mundo capitalista, así como los productos de la era soviética los Krim, Rubin, Electron, Caribe y por último, el Panda, que terminó siendo exportado en masa a Venezuela cuando el gobierno cubano decidió retirarlo de la venta a la población.
“El precio es de 300 pesos convertibles y a juzgar por la gente que estaba allí en aquella tienda, a la gente no les interesaba para nada”, afirmó Morales.
Para un residente en provincia como Alejandro Tur Valladares, en la sureña Cienfuegos “que sea un televisor elaborado en Cuba (conociendo la industria cubana y la mentalidad laboral del cubano) pues me lleva a pensar que estemos asistiendo a una suerte de estafa más, donde lo que nos prometen es oro y lo que resulta es plomo”, asegura.
La última vez que se ensamblaron televisores en el país, luego se vendieron a precio diferenciado o con facilidades de pago a vanguardias nacionales, trabajadores destacados y ex combatientes de las guerras cubanas en el África.
Sin embargo la batalla campal se dio en los barrios, donde para adquirir uno, era necesario cumplir a pie juntillas con las actividades de los Comités de Defensa de la Revolución. Al respecto Tur Valladares indicó: “pudiera ser que algunas pequeñas cuotas las destinen a esto, a estimular a cederistas destacados y algo así por estilo, pero veo poco probable que en la actualidad destinen grandes cantidades de estos equipos a esto. El gobierno necesita recoger el circulante”, concluyó.
De los componentes de la nueva caja de entretenimiento, solo las placas son fabricadas en China, dice la nota del diario oficial Granma, pero teclas, gabinetes y otros accesorios son de fabricación criolla. El experto Reinier Agüero considera que las personas que están en la clase que pueden darse el lujo en Cuba de comprar un TV “no se guían tanto por lo que dice el gobierno si no por lo que está sonando en el mundo de la moda ahora mismo”.
Con el aumento de los viajes de cubanos a Venezuela, Bolivia y otros países en calidad de colaboradores de la Salud y el deporte principalmente, aumentó también la adquisición de televisores de pantalla plana, por lo que sería difícil que vuelvan a tras tecnológicamente. Agüero argumenta: “no creo que la gente se guíe por el antojo que se le ocurriera a Raúl (Castro) de estos convenios con China. No creo que lo hagan”, finalizó.
“Me pareció un armatroste, porque el diseño es poco funcional. Se nota la falta de pericia a la hora de diseñar y tratar de vender un producto de buena calidad”, dice Pablo Morales Marchán, un visitante habitual de la Habana Vieja.
“El precio es de 300 pesos convertibles y a juzgar por la gente que estaba allí en aquella tienda, a la gente no les interesaba para nada”, afirmó Morales.
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Para un residente en provincia como Alejandro Tur Valladares, en la sureña Cienfuegos “que sea un televisor elaborado en Cuba (conociendo la industria cubana y la mentalidad laboral del cubano) pues me lleva a pensar que estemos asistiendo a una suerte de estafa más, donde lo que nos prometen es oro y lo que resulta es plomo”, asegura.
La última vez que se ensamblaron televisores en el país, luego se vendieron a precio diferenciado o con facilidades de pago a vanguardias nacionales, trabajadores destacados y ex combatientes de las guerras cubanas en el África.
Sin embargo la batalla campal se dio en los barrios, donde para adquirir uno, era necesario cumplir a pie juntillas con las actividades de los Comités de Defensa de la Revolución. Al respecto Tur Valladares indicó: “pudiera ser que algunas pequeñas cuotas las destinen a esto, a estimular a cederistas destacados y algo así por estilo, pero veo poco probable que en la actualidad destinen grandes cantidades de estos equipos a esto. El gobierno necesita recoger el circulante”, concluyó.
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De los componentes de la nueva caja de entretenimiento, solo las placas son fabricadas en China, dice la nota del diario oficial Granma, pero teclas, gabinetes y otros accesorios son de fabricación criolla. El experto Reinier Agüero considera que las personas que están en la clase que pueden darse el lujo en Cuba de comprar un TV “no se guían tanto por lo que dice el gobierno si no por lo que está sonando en el mundo de la moda ahora mismo”.
Con el aumento de los viajes de cubanos a Venezuela, Bolivia y otros países en calidad de colaboradores de la Salud y el deporte principalmente, aumentó también la adquisición de televisores de pantalla plana, por lo que sería difícil que vuelvan a tras tecnológicamente. Agüero argumenta: “no creo que la gente se guíe por el antojo que se le ocurriera a Raúl (Castro) de estos convenios con China. No creo que lo hagan”, finalizó.
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