Cuando mi colega y amigo, el cineasta y periodista Luis Guardia, me propuso hacer un documental sobre el mártir Vicente Méndez le dije sin pensarlo, manos a la obra, y es qué cada día estoy más convencido que las futuras generaciones de cubanos necesitan nutrirse de la historia, conocer los héroes que combatieron en todas las formas posible el totalitarismo para así contar con herramientas para reconstruir una nación plural y comprensiva.
El totalitarismo ha arrasado con todo lo que sea ajeno a la actuación y el pensamiento oficial. Ha contaminado el pasado con sus diatribas he intentado impartir una visión unilateral de los acontecimientos en los que se presenta como salvador y justo, a la vez que ha demonizado todo lo que antagonice sus propuestas.
El totalitarismo ha arrasado con todo lo que sea ajeno a la actuación y el pensamiento oficial ...
Esta realidad nos conduce a desmentir la narrativa del régimen. Trabajar duro para hacer conocer, con independencia de la apreciación de los hechos que haga cada quien, que en Cuba han convivido, a pesar de lo férrea que ha sido la dictadura, valores contrarios y que ninguna ideología, doctrina o práctica, tiene el monopolio de la verdad y la buena fe.
Fidel Castro logró en cierta medida insuflar en un por ciento de la población que él era el más sacrificado defensor de lo cubano y quien atacaba su obra, lo hacía también contra Cuba. Recuerdo una ocasión que una persona muy querida reaccionó negativamente a una crítica que se le hizo al régimen porque interpretó que se estaba atacando a Cuba y escribo de alguien que siempre rechazo a Castro y lo que él representó.
En base a esa triste realidad es más que necesario transitar nuestra historia reciente, y reiterar aquellos acontecimientos y evocar personalidades que han demostrado disposición, desinterés y voluntad de sacrificio en el proceso de alcanzar la libertad.
Ellos, particularmente los que integran el nutrido martirologio contrario al totalitarismo, han de ser los paradigmas a contraponer a las leyendas del castrismo, razón por la cual debemos seguir escribiendo y hablando de los guerrilleros cubanos, de los que regresaron a Cuba para luchar contra la dictadura, del clandestinaje, de los que enfrentan pacíficamente al régimen, del presidio político y de todos los que luchan por la libertad.
Ese contar no está de más y este mes de abril, quizás el más sangriento del totalitarismo, sea el más apropiado, porque hace 60 años, 17 de abril, se produjo el heroico desembarco de Playa Girón y nueve años después la no menos heroica expedición que comando con 12 hombres el guerrillero Vicente Méndez.
Méndez, combatió al régimen de Fulgencio Batista en el Segundo Frente Nacional del Escambray y no tuvo reparo en enfrentar la Revolución triunfante cuando aprecio que el país se enrumbaba hacia una tiranía mucho más despiadada que cualquier otra que hubiera padecido el hemisferio.
Vicente, volvió al Escambray, se contó entre los primeros en alzarse en armas contra el régimen. Combatió fuertemente como testimonian los sobrevivientes Julio Oliva y Francisco Talavera. Fue herido en combate y junto a otros compañeros se vio obligado abandonar a Cuba para no ser fusilado.
En el exilio no conoció el reposo. Se involucró en más de una conspiración hasta que se sumó al frustrado proyecto de Manolo Ray y Rogelio Cisneros, Junta Revolucionaria Cubana, JURE, que preparaba una incursión armada a Cuba de grandes proporciones.
Después del JURE se incorporó a Alpha 66 y con el apoyo de toda la organización y el respaldo de Andrés Nazario Sargen organizó una nueva expedición que estuvo signada por un gran esfuerzo personal para conseguir los recursos necesarios e impartir el entrenamiento militar que los futuros comandos necesitaban.
Operación Coraje, basado en hechos reales con imágenes inéditas de los años 60 y 70, no recoge la vida completa de Vicente Méndez sino el episodio que lo elevó a ser parte del panteón nacional cubano.
El trabajo conjunto de Caimán Production y el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo describe a profundidad el respeto y admiración de sus compañeros de lucha, pero particularmente, la entrega de Méndez y sus doce compañeros de los cuales uno solo regreso de Cuba después de cumplir largos años de cárcel.
El 17 de abril esta labrado en la historia de Cuba a sangre y fuego. Playa Girón, 1961, y Punta de Silencio, Baracoa, días que hombres dignos lo dieron todo por su país.