En el barrio Angola situado al norte en las afueras de la ciudad de Camagüey vivían 75 personas que habían construido sus casas con material rústico.
Dieciséis familias quedaron al desamparo tras ser desalojadas por las autoridades de una zona conocida como Angola en las afueras de la ciudad de Camagüey. La intervención policial se produjo el pasado 20 de abril y preocupa a los pobladores de la zona, la situación de los menores y mujeres embarazadas de estas familias.
Nuestro reportero ciudadano Jorge A Liriano se presentó en el lugar una vez ocurrido el desalojo para recoger los testimonios de los afectados.
En el barrio vivían 75 personas que construyeron sus casas con material rústico, pedazos de madera, cartón y guano, dijo a Martinoticias, Liriano.
En el grupo de afectados se encontraban 12 niños, mujeres embarazadas y ancianos.
Al ocurrir el desalojo las autoridades rompieron las viviendas y se llevaron en varios camiones las tablas de las paredes que arrancaron y hasta las pertenencias de la gente que no estaba presente. Además, fueron amonestadas con multas entre 500 y 1000 pesos que "pocos podrán pagar", relató una de las personas desamparadas.
Las familias se establecieron en tierras estatales que estaban abandonadas hace más de un año y construyeron sus casitas como pudieron. "No tenían instalaciones de acueducto, el agua potable la sacaban de un pozo que hicieron los residentes, tampoco tenían electricidad, ni servicios sanitarios", apuntó el reportero.
Cuando los policías y los inspectores desbarataron todo, le echaron basura y trozos de madera al pozo para que no se pudiera utilizar el agua, dijo una de las mujeres cuya casa aún no había sido destruida pero pudo presenciar el desalojo del resto de las familias.
Todas eran de "procedencia muy humilde", destacó Liriano, preocupado porque ahora esas familias han quedado a la deriva y sin esperanzas de que el gobierno les brinde alguna ayuda.
Nuestro reportero ciudadano Jorge A Liriano se presentó en el lugar una vez ocurrido el desalojo para recoger los testimonios de los afectados.
En el barrio vivían 75 personas que construyeron sus casas con material rústico, pedazos de madera, cartón y guano, dijo a Martinoticias, Liriano.
Al ocurrir el desalojo las autoridades rompieron las viviendas y se llevaron en varios camiones las tablas de las paredes que arrancaron y hasta las pertenencias de la gente que no estaba presente. Además, fueron amonestadas con multas entre 500 y 1000 pesos que "pocos podrán pagar", relató una de las personas desamparadas.
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Las familias se establecieron en tierras estatales que estaban abandonadas hace más de un año y construyeron sus casitas como pudieron. "No tenían instalaciones de acueducto, el agua potable la sacaban de un pozo que hicieron los residentes, tampoco tenían electricidad, ni servicios sanitarios", apuntó el reportero.
Cuando los policías y los inspectores desbarataron todo, le echaron basura y trozos de madera al pozo para que no se pudiera utilizar el agua, dijo una de las mujeres cuya casa aún no había sido destruida pero pudo presenciar el desalojo del resto de las familias.
Todas eran de "procedencia muy humilde", destacó Liriano, preocupado porque ahora esas familias han quedado a la deriva y sin esperanzas de que el gobierno les brinde alguna ayuda.