Octavio Carrera González viajó a España en 1996 con la idea de cursar un doctorado en Humanidades en la Universitat Jaume I, en Castellón, sin saber que con ese sueño debajo del brazo, estaba dando un largo adiós a sus padres, su hermana y su sobrino, a quienes dejaba atrás en su querido barrio de La Habana Vieja, donde también quedaron sus libros y sus amigos.
Pero como los caminos a veces no son rectos, a este graduado de Filosofía y exprofesor de la Universidad de La Habana, que se enamoró de España, su cultura y su gente -"tenemos mucho en común", asegura-, se le abrieron las puertas de un nuevo país y, sobre todo, de una nueva casa, la de sus hermanos masones, entre quienes -confiesa- se esfuerza cada día para crecer como una mejor persona.
Hoy, tras ser elegido Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo Masónico de España, se ha convertido en la máxima figura de la masonería en ese país dentro de lo que es conocido como el rito escocés, que incluye 33 grados.
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¿Cuáles son tus responsabilidades en este cargo al que has sido elegido?
Fui elegido el 9 de noviembre del 2019 para ocupar la posición durante cinco años. En realidad, la estructura del Supremo Consejo Masónico de España es bastante piramidal y los nombres de los cargos tienen un tono todavía del siglo XVIII, XIX... Como presidente del Supremo Consejo, se me abre la posibilidad de trabajar en la manera en que la masonería en España va a relacionarse con la sociedad, influir en la formación de los masones que eligen el camino filosófico, trabajar con otros hermanos masones, representar internacionalmente al Supremo Consejo y llevar las relaciones con la Gran Logia Simbólica Española, que es el otro cuerpo masónico aquí, que se dedica a trabajar los grados primero, segundo y tercero.
En España existe, además, otra organización masónica que se llama Gran Logia Simbólica Española, que tiene otro presidente y administra los primeros tres grados de la masonería. Yo me encargo de los grados más altos, los que se dedican fundamentalmente al estudio de la masonería, su historia, el contenido de los rituales y la esencia ética de la masonería.
Te has convertido en el primer extranjero en la historia de la masonería en España y el primer cubano en ocupar esa posición...
Así es. De hecho, en Cuba no se puede ser Gran Comendador si no sé es cubano nacido en la isla. En España no existe esa obligación. Soy el primer extranjero en ocupar esta posición.
¿Cómo llegas a la masonería?
A mí me empezó a interesar la masonería desde Cuba. Me vine a estudiar a España y al segundo año de estar aquí, presenté mi solicitud y me inicié como todo el mundo, en el primer grado. Pasé los tres primeros para poder acceder a los llamados grados filosóficos, a los que se llega por cooptación, no es solo cuestión de solicitar la entrada. Depende de que vean y te digan: "Nos gusta cómo ha sido tu desarrollo masónico, pensamos que puedes seguir estudiando y te proponemos que vengas a formar parte del Supremo". Me inicié en el cuarto grado y avancé hasta el grado 33, que es el máximo.
Hablemos sobre tu experiencia como emigrado en España...
Al principio uno tiene la impresión de que no son muchas las cosas en común entre cubanos y españoles. Cuando llevas un tiempo aquí, te parece que no hay tanta diferencia. Mira, son culturas distintas, a pesar de la influencia que tenemos de ellos. Me adapté muy bien...
Lee también Los masones cubanos, supervivientes del sistemaAhora que tienes esta posición, ¿cuál es tu mensaje a los masones en Cuba y Miami?
El cuerpo masónico al que yo pertenezco, que trabaja en el rito escocés antiguo y aceptado, es considerado "liberal", otros lo califican de "irregular", porque admitimos la iniciación de mujeres. Esa es la gran diferencia y motivo de debate entre las dos tendencias de la masonería. Pero, en realidad, los masones en general se reconocen como hermanos fuera de las instituiones y de las obligaciones formales que impone la logia.
Te hago esta introducción porque todos nos reconocemos como hermanos y gente que cree en un proyecto social asentado en tres principios que son los básicos de la masonería: libertad, igualdad y fraternidad. Además está el respeto al desarrollo intelectual del hombre y sus potencialidades como ser ético. La masonería es una escuela de ciudadanos, fundamentalmente, que trabaja por el mejoramiento humano, como diría nuestro apóstol José Martí. Ello presupone que tú te esfuerces cada día en ser una mejor persona, que es lo que puede, al final, contribuir al desarrollo de la sociedad en general.
Mi mensaje a mis hermanos masones en Cuba y Miami es que practiquen en la vida contidiana los principios que se enseñan en la logia, porque eso siempre va a ayudar al desarrollo de la humanidad.
(La reportera Idolidia Darias contribuyó a la realización de esta entrevista).