Un hombre que escucha, el Museo Británico 'desmonta' "El Grito" de Edvard Munch

"El grito", del pintor noruego Edvard Munch. (Tomado de YouTube.

El Museo Británico ha desmontado la tradicional visión que todos tenemos del famoso cuadro El Grito, del pintor noruego Edvard Munch, una pintura que desde que se exhibió por primera vez causó una gran sensación entre el público y la crítica, y en donde, según esta institución, no hay nadie gritando.

Para demostrar esa tesis han mostrado una litografía del cuadro en blanco y negro con una inscripción en donde se lee: “sentí un gran grito en toda la naturaleza”.

​Los curadores y especialistas sostienen que esa rara versión de El Grito que están exhibiendo en el Museo Británico deja en claro que la obra de arte más famosa de Munch representa a una persona que escucha un grito y no, como muchas personas continúan asumiendo y debatiendo, a una persona que grita.

El nombre de la exposición de Edvard Munch se titula “Amor y angustia”, se llevará a cabo en el Museo Británico desde el 11 de abril hasta el 21 de julio, y será la más grande dedicada al artista en el Reino Unido en 45 años con casi 50 préstamos del Museo Munch.

El viejo debate sobre si está gritando o escuchando ha estado candente durante años. Como señala este medio, el exdirector del Museo Munch en Oslo, Gunnar Soerensen: “Podría ser un grito en la naturaleza o una persona que grita. Es una cuestión de interpretación”.

Sin embargo, su sucesor, Stein Olav Hernichsen, le da la razón al Museo Británico. “Hay muchos comentarios sobre esta obra, pero tenemos las propias palabras de Munch y esta es una persona que se cubre los oídos mientras escuchan los gritos de la naturaleza”.

Hay que decir que, además de ser uno de los cuadros más famosos de todos los tiempos, este cuadro ha llamado siempre la atención también de los metereólogos por la llamativa representación del cielo que llevó a cabo el artista.

Se ha sugerido que Munch se inpiró para ello en una puesta de sol volcánica que vio después de la erupción del volcán Krakatau en 1883, como parte del grito de la naturaleza que quiso reflejar el artista, o que fue el avistamiento de nubes estratosféricas polares, un fenómeno metereológico que se da al sur de Noruega durante los meses de invierno. Una teoría que fue refrendada por especialistas de la Universidad Rutgers de Nueva Jersey, de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Londres.

Como quiera que sea, se trata de la obra maestra de uno de los grandes de la pintura, que sufría de depresión y estaba obsesionado con la muerte, a la que pintaba o representaba en muchos de sus cuadros como un personaje más.