Un experto de "Forbes" baja las expectativas sobre los vuelos a Cuba

Un grupo de personas aguarda la llegada de sus familiares y amigos en el vuelo de Nueva York a La Habana.

"No se apuren, que el negocio de los vuelos a Cuba no es ahora; en 2030 talvez... pero más probable para 2040 o incluso 2050", asegura Dan Reed, articulista sobre aerolíneas y viajes.

La bandera americana está flotando una vez más sobre La Habana y eso significa que por lo menos 1.8 millones de personas estarán viajando anualmente entre la isla y Estados Unidos.

Pero no se apuren que no es ahora, en 2030, talvez... pero más probable como en 2040 o incluso 2050, escribe Dan Reed en Forbes.

"Usted esperaría a esos 1.8 millones de potenciales viajeros aéreos entre Estados Unidos y Cuba, listos para correr, los pies en punta y las manos en el suelo, a partir de la línea de salida en una carrera por subir a uno de los aviones que dentro de poco van a volar entre La Habana y toda ciudad estadounidense de tamaño decente. Pero eso, como se ha señalado, es sólo bombo, fanfarria", escribe Reed.

La realidad es que por ahora, los viajes a la isla comunista sólo se limitarán a los propósitos del Gobierno entre los que destacan las visitas de intercambio cultural cuidadosamente organizadas y pastoreadas por la policía política.

Lo cierto es que ninguna aerolínea de Estados Unidos se muerde las uñas para viajar a La Habana, o cualquier otro lugar en esa isla terriblemente empobrecida precisamente porque casi no hay demanda existente para los viajes hacia y desde Cuba o nada que se acerque a los niveles de tarifas rentables.

Y, dado que los ingresos anuales de la familia promedio de la nación es menos de $10.000, la falta casi total de la infraestructura de negocios, y el desprecio continuo del gobierno comunista para la rectificación mínima de cualquiera de esos problemas, no espere nadie que aumente la demanda por viajar desde Cuba o para Cuba, analiza el experto.

"Hay muchos lugares más lucrativos en el mismo Estados Unidos para volar", dice Michael Boyd, presidente del Grupo Boyd en Evergreen, Colorado, de consultores sobre aerolíneas.

Los negocios de los viajes a Cuba podrían sobrevivir, si acaso, con alrededor del 60% de los estadounidenses de origen cubano que irían a visitar amigos y parientes, dispuestos a pagar los altos precios.

Pero sin un número significativo de viajeros de negocios, las altas tarifas que pagan los cubanos para volar a la isla, las ganancias en rutas aéreas entre Estados Unidos y Cuba serían sólo promesas durante muchos años.

Vincular La Habana a Nueva York, la capital financiera del mundo, sería bueno para los negocios. Pero eso presupone un deseo de parte del Gobierno cubano de cambiar su filosofía económica comunista de línea dura. Y no hay indicación alguna de que el régimen de Castro tiene la intención de hacer nada para crear el tipo de condiciones de negocio que generarían una importante demanda de viajes de negocios o de atraer mayor inversión económica a Cuba.

En realidad, aparte de la bandera americana subiendo y la Sección de Intereses estadounidense devenida en la Embajada de Estados Unidos, no ha cambiado mucho en Cuba.

La pobreza en Cuba se debe mucho más a la filosofía económica extraordinariamente estúpida o austera del régimen comunista que al embargo comercial de Estados Unidos. De hecho, las políticas económicas del régimen siempre han mostrado su total rechazo al capitalismo, asegura Reed.

El régimen no planea hacer nada para cambiar sus políticas económicas en respuesta al acercamiento con el Gobierno de Estados Unidos.

El único probable aumento en el turismo a Cuba vendrá de los familiares de cubanos que viven en Estados Unidos y de los que se unan al modesto número de visitas e intercambios culturales aprobados por el Gobierno.

Falta mucho y no ciertamente bajo el régimen actual para que Cuba se recupere hasta el punto de convertirse en un gran mercado de viajes de la misma manera que era antes de la revolución comunista en la década de 1950.