Al año del deshielo EEUU-Cuba, los cambios son apenas psicológicos

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El periodista independiente Lázaro Yuri Valle es detenido el 10 de diciembre de 2015, en La Habana.

"The Washington Post" apunta que tras el 17 de diciembre del 2014, las empresas de EEUU no han concretado ningún negocio importante en Cuba, se ha desatado la ola migratoria más grande en décadas y la represión política ha aumentado.

El Washington Post publica este martes un editorial donde apunta que los progresos en Cuba, tras un año del anuncio de relaciones entre Barack Obama y Raúl Castro, no pasan del impacto psicológico pues la isla sigue siendo un régimen de partido único y las empresas estadounidenses no han concretado los grandes negocios que esperaban.

El diario asegura que, a tenor de dicho impacto psicológico, muchos políticos estadounidenses, ejecutivos corporativos, líderes extranjeros, turistas y celebridades han visitado una isla que de repente parece que está en el centro del mundo, pero no hay mucho más.

Otra consecuencia del deshielo entre ambas naciones es que los cubanos de a pie en la isla temen que una normalización del status quo pondrá fin a las normas de inmigración que esencialmente otorgan residencia y prestaciones sociales al año y un día a cualquier cubano que llega a suelo estadounidense.

Por lo que, según el Post, nada menos que 70.000 cubanos han arribado a Estados Unidos desde la isla durante el pasado año, en lo que parece ser la ola migratoria de Cuba más grande en décadas.

Pero los cambios del pasado año han llevado también a las autoridades comunistas cubanas a una escalada de represión de las protestas públicas o de la actividad opositora de cualquier índole.

Decenas, incluso cientos de activistas son detenidos o arrestados todos los domingos, cuando el movimiento de las Damas de Blanco intenta marchar en La Habana y la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) se moviliza en Santiago de Cuba, segunda ciudad más grande de la isla.

Aunque el Gobierno generalmente ya no condena a los disidentes con largas penas de prisión, ahora usa cada vez más la táctica intimidatoria basada en las detenciones a corto plazo para bloquear las protestas de los activistas que considera nada menos que "mercenarios" al servicio de intereses extranjeros, específicamente estadounidenses.

La Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional sumó 1.447 detenciones por motivos políticos o detenciones arbitrarias en noviembre, el total mensual más alto en muchos años.

En una entrevista publicada el lunes, Obama dijo que Estados Unidos continuará apoyando a los activistas de Derechos Humanos y que estaba pensando en un viaje a la isla pero con la condición de que pueda reunirse con los disidentes.

"Si voy a visitar, a continuación, parte del trato es que tengo la oportunidad de hablar con todo el mundo", dijo en una entrevista con Yahoo News.

El Gobierno de Obama quitó a Cuba de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo, allanando el camino para restablecer relaciones diplomáticas en julio, recuerda el diario.

Los dos países han firmado nuevos acuerdos de cooperación ambiental y han mejorado la colaboración antinarcóticos. Pero los funcionarios ni siquiera han empezado a discutir uno de los problemas más antiguos, la apertura de negociaciones para resolver miles de millones en reclamos de propiedad de Estados Unidos arrebatadas a empresarios norteamericanos al inicio del castrismo.

En general, el turismo a Cuba aumentó casi un 20%, con lo que miles de millones en ingresos adicionales han ido a parar a las arcas del régimen.

Un acuerdo para restablecer los vuelos comerciales regulares entre los dos países se dice que es inminente con JetBlue y American Airlines y otras aerolíneas estadounidenses comprometiéndose a iniciar el servicio tan pronto como ambos Gobiernos arriben a un acuerdo.

Pero el entusiasmo inicial con Cuba entre las empresas estadounidenses ha sido sustituido por algo más "sobrio" un año más tarde, dijo James Williams, presidente de Engage Cuba, un grupo de cabildeo para levantar el embargo.

Williams dijo, además, al diario capitalino que sabía de al menos dos docenas de compañías estadounidenses que habían presentado propuestas formales de negocios al Gobierno de Castro. Las empresas quieren arrendar espacio de oficinas, construcción de almacenes y marinas para cruceros y transbordadores. Pero
ni una sola ha conseguido una luz verde hasta el momento, afirmó.