Llegar a tierra desconocida aunque deseada, no deja de ser un dolor de cabeza, un reto para el extranjero agobiado por la incertidumbre y las interrogantes.
En el sur del estado de Florida, agencias sin fines tienden la mano al recién llegado. YOUTH CO –OP,con su equipo de consejeros, abogados y un eficiente personal de oficina, brinda la asistencia y la dirección estratégica necesaria para comenzar el proceso de adaptación a una nueva vida.
En la céntrica séptima avenida y la calle 5 del noroeste de Miami, se erige el edificio que en su tercer piso acoge a la sede central de esta agencia, fundada en 1973 y que opera con una partida del gobierno central de 26 millones de dólares al año. María Rodríguez es la presidenta.
"Nuestra misión es propiciar el bienestar social de los jóvenes inmigrantes y de sus familiares. Ofrecemos cursos vocacionales, asistencia para la colocación de empleo y sobretodo, la enseñanza básica para que se inserten en la sociedad y sean útiles, productivos e independientes", explicó Rodriguez que ostenta un expediente laboral de 43 años como empleada de Youth Co- Op.
Los programas se ofrecen a inmigrantes de cualquier nacionalidad que llegan a Estados Unidos como refugiados o han obtenido asilo político o un permiso de estancia temporal hasta ajustar el estatus migratorio, conocido como "parole".
"Si el interesado viene en busca de ayuda a nuestras oficinas en el transcurso de los primeros 30 días luego de arribar a EEUU, puede recibir una ayuda económica de hasta mil dólares mensuales por un período de seis meses para arrendar un lugar donde vivir, previa consulta con nuestro equipo de consejeros o asesores", explicó la funcionaria que tiene a su cargo 12 oficinas de Youth Co-Op distribuidas en los tres condados del sur de Florida; Miami-Dade, Broadward y Palm Beach.
En coordinación con las autoridades sanitarias de los referidos condados, los beneficiarios reciben vacunación y exámenes médicos y en los casos elegibles, asistencia de salud gratuita por seis meses.
"Nos convertimos en parte de su familia o en la familia que no tienen. Que no les falte lo básico, es nuestra prioridad", comentó Rodríguez.
Los consejeros son los encargados de entrevistar a los inmigrantes y determinar cuáles son sus necesidades.
"Es una ayuda integral, desde los trámites para conseguir documentos y clases de inglés, hasta conseguir trabajo, entre otros servicios. Toda la guía necesaria para que se puedan adaptar lo más rápido posible a la sociedad estadounidense", comentó Gustavo Díaz, un consejero que ha laborado en Youth Co- Op por más de 20 años.
Algunos programas están dirigidos a lograr que el inmigrante sea ubicado en un puesto de trabajo acorde a su experiencia y calificaciones o afín a la labor que desempeñaba en su país de origen.
Datos divulgados por la gobernación estadual colocan el desempleo en Florida en 3,3 %, su nivel más bajo en 12 años.
"Desafortunadamente las personas con una orden de deportación y que están apelando el dictamen judicial, no son elegibles para recibir la ayuda y los programas que ofrece Youth Co- Op", aclaró Díaz.
Los venezolanos superan a otras comunidades en la adquisición de estos beneficios, pues actualmente son los que más estatus de asilo político obtienen en los procesos migratorios.
"Contamos con programas para el estudio del idioma inglés en centros educacionales que trabajan con Youth Co-op sin costo alguno".
Otra de las ayudas que recibe el recién llegado es obtener el permiso de trabajo, un proceso que se torna engorroso a la hora de llenar planillas y recopilar datos. En Youth Co-op, los consejeros realizan toda la tramitación necesaria para que el interesado obtenga el documento, el más importante para iniciar su nuevo ciclo de vida.
"Básicamente estamos con ellos durante todo el proceso, desde que llegan hasta que terminan con su residencia en el bolsillo a lo largo de 12 meses", dijo orgulloso Díaz.
Youth Co-op también garantiza la representación legal aunque no toda esa asistencia es gratuita. Pero no quedan indefensos ante el rigor de la justicia migratoria, según el caso.
"Si tienen que comparecer dos o tres veces ante un juez de inmigración, tienen que procesar la solicitud de asilo o la ley de ajuste cubano, eso tiene un costo de $ 1, 000 y se les da la oportunidad de hacer pagos a plazo", dijo el abogado Arno J. Lemus, nacido en Miami, de padres nicaragüenses.
Y le preguntamos al letrado: ¿Cómo te sientes cuando representas a personas, que como tus padres vinieron a EEUU en busca de protección y ayuda?
"Ha sido una bendición que Dios me ha dado, poder brindar información y ayudar a la comunidad", indicó.
Abogados que laboran para un bufete privado pueden cobrar por honorarios un tramíte como este hasta $6 ,000.