Yulieski Gourriel, un culebrón por capítulos

Yulieski Gourriel.

Sólo la sensacional temporada de Kendrys Morales, que implantó seis récords para novatos, le impidió a Yulieski ser el mejor bisoño en 2001.

La leyenda que heredó Yulieski Gourriel la comenzó tejiendo su padre Lourdes, un mulato de poco más de seis pies, cuando en el verano de 1988 le conectó un jonrón descomunal al zurdo Jim Aboot de la selección universitaria estadounidense en el campeonato mundial de béisbol amateur en Parma, Italia.

Era el juego por la medalla de oro. Cuba perdía tres carreras a una, cuando en la parte baja de la novena, con un hombre en primera, Gourriel cazó una recta de Aboot y empató el partido, decidido posteriormente por Lázaro Vargas con una línea tendida al jardín derecho para dejar al campo a Estados Unidos.

A su regreso, la novena fue recibida en la escalerilla del avión por el barbudo Fidel Castro y los amanuenses de la prensa estatal etiquetaron a Lourdes como el Héroe de Parma.

La Guerra Fría estaba en su capítulo final. Pero la Cuba de Castro continuaba atrincherada en la épica y la propaganda al mejor estilo norcoreano. Las medallas olímpicas se celebraban con cerveza a granel y fiestas populares. En ese entorno delirante comenzó Lourdes Gourriel a construir su mito.

Es padre de tres hijos, todos peloteros de Serie Nacional. La primera vez que vi jugar a Yulieski fue en el viejo estadio del Cerro, en la final de la categoría juvenil entre La Habana y Sancti Spíritus en la primavera de 2001.

Por los capitalinos lanzaba Kendrys Morales, probablemente el mejor prospecto de la pelota nacional. Morales, bateador ambidiestro, le pegaba a la bola como si la odiara. Y encima del montículo era capaz de tirar rectas a 92 millas.

Esa mañana, Yulieski le sonó dos cohetes y fue clave en el título ganado por su equipo, el primero y único que iba a ganar en el béisbol cubano. En el otoño de 2001 debutó con los gallos espirituanos en la Serie Nacional alternando en tercera y segunda base.

Sólo la sensacional temporada de Kendrys, que implantó seis récords para novatos, le impidió a Yulieski ser el mejor bisoño esa temporada. Para el 2006 era el mejor pelotero de Cuba. Aún los scouts recuerdan aquel jonrón por el jardín izquierdo en el estadio Hiram Bithorn de San Juan, Puerto Rico, en el Clásico frente a Panamá.

Sacó el bate a la velocidad de la luz a una recta de noventa y cuatro millas en la zona interior. Ya era una golosina para buscadores de talento. En 15 temporadas, Yulieski bateó 336 y conectó más de 300 jonrones. Su 73% de efectividad lo ubica segundo, detrás de Alexei Bell, entre los mejores robadores de base.

"El Yuli" tiene todas las herramientas:

Brazo potente, rápido en base, bateador de promedio y capaz de conectar más de 20 jonrones cada año. Es un bateador de todos los días. Su talón de Aquiles es en los partidos de morir o matar. Es una versión caribeña, salvando las distancias y sin pincharse anabólicos, del antesalista de los Yankees, Alex Rodríguez. Los guarismos de Yulieski en play off o juegos cruciales descienden brutalmente.

Cuando en Cuba jugaban Yoenis Céspedes, José Dariel Abreu o Alex Ramírez, Yulieski estadísticamente los superaba. Todavía a Yulieski le queda combustible en el tanque, a pesar de sus 31 años.

Fuera del terreno, el clan Gourriel estuvo envuelto en un supuesto caso de corrupción.

En junio de 2012, la periodista Lizandra Díaz de Martí Noticias publicó una nota desvelando los hechos. Contaba que el expelotero olímpico Lourdes Gourriel se hallaba implicado en la trama de corrupción en Playa Victoria, Yaguajay, Sancti Spíritus.

El principal acusado, Juan Rafael Valdivia, exdirector del motel Playa Victoria, habría contado que Lourdes Gourriel le solicitaba grandes cantidades de comestibles y bebidas a nombre del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación de la ciudad, durante el tiempo que dirigió el equipo de béisbol local.

Valdivia, acusado de un desfalco de más de un cuarto de millón de pesos, con una petición fiscal de 12 años de prisión, comentó que tras ser detenido por malversación y desvío de recursos, en el proceso de instrucción advirtió a las autoridades que gran parte de este desfalco se debía a la presencia en el lugar de la novena beisbolera y de su director. Al ser amigo de la infancia de Lourdes Gourriel, siempre confió en que pagaría lo consumido.

Cuando Valdivia mencionó el nombre de Lourdes, los instructores en dos ocasiones le trajeron a su celda al expelotero, quien le pidió que no revelara el hecho, a cambio de pagar la cuenta pendiente y atender a la familia del acusado.

Se comenta que ante la preocupación de la familia Gourriel por que el padre fuera a la cárcel, su hijo Yulieski, a través del nieto y escolta de Raúl Castro, Raúl Guillermo Rodríguez Castro, pidió al General que les ayudara a trasladar su residencia a la capital, desvelaba entonces la periodista de Martí Noticias.

En abril del año pasado, Yulieski incumplió un contrato con el equipo Yokohama DeNa BayStar de la liga profesional japonesa, al ausentarse a los entrenamientos alegando una supuesta lesión.

Gourriel había sido firmado por un salario que oscilaba entre $990.000 y $3 millones. Luego de la cesión de su contrato escribió en su muro de Facebook: "Puede que lo mejor esté por venir".

Se rumora que mantiene relaciones con una nieta de Raúl Castro. Según un jugador de Industriales, "Yulieski hacía en el equipo lo que le daba la gana. Una vez viajó en el avión presidencial a un juego en la provincia Granma".

En julio de 2015 renunció a la Selección Nacional con el pretexto de que no habían convocado a su hermano Lourdes Jr. Regresó luego al equipo Industriales, y jugando a media máquina, estaba teniendo una temporada de ensueño promediando para el fantástico guarismo de 500.

Su fuga en Santo Domingo fue una sorpresa en los corrillos oficiales.

Directivos cuentan que el plan de la federación de béisbol era presentar a Yulieski como la primera contratación a la MLB cuando el Gobierno de Estados Unidos autorizara a firmar jugadores desde Cuba.

Pero las dilatadas negociaciones y el almanaque –este verano Yulieski cumple 32 años– apresuraron la decisión del pelotero. Su sueño siempre fue jugar en Grandes Ligas. Ya está a las puertas.