La oposición al chavismo ganó holgadamente en el estado más poblado de Venezuela, Zulia, en las elecciones regionales de este domingo. Los detractores del gobierno de Nicolás Maduro recuperaron así un bastión político clave para los futuros procesos comiciales, opinan analistas.
La tarjeta de la Mesa de la Unidad, afín a los partidos políticos que apoyan al llamado gobierno interino de Juan Guaidó, triunfó en esa región occidental con una diferencia de 184.000 votos -17 puntos porcentuales de ventaja- sobre la plataforma del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela.
Manuel Rosales Guerrero, excandidato presidencial en 2006 contra Hugo Chávez y fundador de uno de los principales partidos opositor, Un Nuevo Tiempo, lideró esa victoria. Gobernador de Zulia entre 2000 y 2008, ganó el cargo contra el actual mandatario regional, el madurista Omar Prieto.
La oposición también logró la mayoría de las alcaldías. Sus candidatos obtuvieron la victoria en 15 de 21 municipios, incluyendo Maracaibo, la capital, también gobernada desde 2017 por un funcionario del PSUV, Willy Casanova.
Siete datos clave sobre las elecciones en Venezuela: caída del voto chavista, avance opositor en alcaldías
El Zulia es un estado “clave” para la política venezolana, explica el doctor en ciencias políticas y profesor universitario, Gustavo Adolfo Soto. “Es la primera circunscripción electoral. El país debe entender el mensaje del pueblo zuliano ante un evento que se pueda suscitar”, como un revocatorio presidencial o la renovación del cargo que ocupa Maduro, afirma a la Voz de América.
Zulia, donde se calcula que hay cerca de cuatro millones de habitantes, ha sido históricamente “un voto rebelde” a las posturas nacionales, expone Soto.
Es considerada un estado regionalista, generalmente opuesto al centralismo. “Desde 1989 (cuando inician las votaciones en Venezuela para gobernaciones y alcaldías), el gobernador de Zulia era copeyano cuando existían presidentes adecos, y viceversa. Ha sido siempre un voto rebelde por ese sentido de regionalismo y pertenencia que identifica al zuliano”, apunta.
Fue, sin embargo, el primer estado donde el chavismo logró una victoria electoral: Francisco Arias Cárdenas, teniente coronel que acompañó a Hugo Chávez en el golpe de Estado de 1992, ganó la gobernación zuliana en 1995 y logró su reelección en 1998 antes de enfrentar fallidamente al líder de la llamada revolución bolivariana en las megaelecciones de 2000.
Tras las gestiones de Rosales (2000-20008) y de su delfín político Pablo Pérez (2008-2012), el chavismo ganó en 2012 la gobernación de la mano de Arias. Cuatro años luego, el candidato opositor Juan Pablo Guanipa le ganó ampliamente, pero la oficialista Asamblea Nacional Constituyente anuló su triunfo luego que el dirigente se negó a juramentarse ante ella.
Fue allí cuando Prieto, vicepresidente regional del PSUV, se lanzó y ganó en unas nuevas elecciones en diciembre de 2017, justamente ante Rosales.
Faro electoral
Zulia tiene 2,6 millones de ciudadanos inscritos en el padrón electoral. No hay otra región con tantos votantes en Venezuela. Le siguen en número de electores Miranda, con 2,2 millones; Carabobo, con 1,6 millones; y Lara, con 1,3 millones.
La oposición venezolana logró el domingo pasado triunfos en las gobernaciones de otros dos estados, Nueva Esparta y Cojedes, mientras permanece a la espera de los resultados en Barinas, donde su candidato aún tiene chance de victoria.
Jesús Castellano, politólogo experto en análisis de asuntos electorales, subraya que Zulia constituye “una obligada referencia” en cuanto a votos en el país.
Resalta la importancia de sus recursos naturales y económicos -su cuenca del Lago de Maracaibo contiene aproximadamente dos tercios de las reservas petroleras de Venezuela, tanto como su “posición geopolítica estratégica” para el poder político venezolano, con acceso al Mar Caribe y limítrofe con Colombia.
“Se considera uno de los bastiones electorales de los sectores democráticos. Este resultado es muy importante, porque además de ser un triunfo emblemático y simbólico, es la oportunidad de generar de nuevo en la entidad un verdadero liderazgo, tras lo ocurrido con Guanipa y la elección de Prieto” en 2017, dice.
Castellano considera que el liderazgo de los políticos zulianos “llega en un momento crucial” para Venezuela en cuanto a la redefinición de las fuerzas opositoras y la agravada situación humanitaria que hay en todo el país.
Tanto Rosales como Guaidó, abogaron el lunes pasado por la “reconstrucción” de la oposición. Candidatos antichavistas sumaron más votos en Venezuela que el oficialista Gran Polo Patriótico, pero divisiones en las aspiraciones minaron sus posibilidades de triunfo en al menos 10 gobernaciones, según analistas.
El gobernador electo de Zulia tendrá “un papel muy importante” en la reconducción de las fuerzas democráticas venezolanas, opina Castellano.
“Zulia ha sido un espacio tradicional de lucha de los sectores democráticos en Venezuela. Antes de hablar de próximos procesos electorales, es necesaria la búsqueda de puntos de unión y definición de estrategias”, concluye.