En la madrugada del 13 de julio de 1994 las autoridades cubanas hundieron el remolcador "13 de marzo" mientras trataba de huir de Cuba en medio de la peor crisis experimentada por el país.
La embarcación llevaba a bordo 72 personas. De ellas, 41 murieron ahogadas, incluidos diez niños de entre 5 meses y 12 años de edad que viajaban junto a sus padres.
Aunque algunos consideran que el gobierno cubano quiso en esa ocasión solamente impedir la salida de Cuba del remolcador y no necesariamente causar la muerte de sus viajeros, muchos rechazan ese argumento.
Desde la salida de la nave del canal del puerto de La Habana, ésta comenzó a ser embestida, y su cubierta barrida con potentes chorros de agua disparados por los tripulantes de tres embarcaciones Polargo enviadas por el gobierno. Según los testimonios, los chorros arrebataron a niños de las manos de sus padres.
Los tripulantes de una lancha Griffin de las fuerzas guardafronteras de Cuba presenciaron el crimen y sólo intervinieron para rescatar a los sobrevivientes después que el "13 de marzo" se fue al fondo del mar con su carga humana.
El suceso fue revelado al mundo por el reportero de Radio Martí Alvaro de Insua, quien consiguió entrevistar a algunos sobrevivientes a través de miembros del proscrito Partido Pro Derechos Humanos de Cuba.
A 19 años de ese trágico suceso, los cubanos que viven en Miami y los opositores en la isla todavía recuerdan la tragedia.
En Miami, las flotillas navegan las aguas y lanzan flores al mar. Otro tanto hacen los opositores dentro de Cuba que, portando carteles alusivos al hundimiento del remolcador, salen a las calles para recordar a las víctimas del crimen que costara la vida a decenas de cubanos.
También concurren al malecón habanero o algún lugar de la costa y lanzan flores al mar.
El periodista independiente José Antonio Fornaris ha escrito que el hundimiento del remolcador "es un hecho que en la Historia de Cuba solamente es comparable con el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina en 1871".
La embarcación llevaba a bordo 72 personas. De ellas, 41 murieron ahogadas, incluidos diez niños de entre 5 meses y 12 años de edad que viajaban junto a sus padres.
Aunque algunos consideran que el gobierno cubano quiso en esa ocasión solamente impedir la salida de Cuba del remolcador y no necesariamente causar la muerte de sus viajeros, muchos rechazan ese argumento.
Desde la salida de la nave del canal del puerto de La Habana, ésta comenzó a ser embestida, y su cubierta barrida con potentes chorros de agua disparados por los tripulantes de tres embarcaciones Polargo enviadas por el gobierno. Según los testimonios, los chorros arrebataron a niños de las manos de sus padres.
Los tripulantes de una lancha Griffin de las fuerzas guardafronteras de Cuba presenciaron el crimen y sólo intervinieron para rescatar a los sobrevivientes después que el "13 de marzo" se fue al fondo del mar con su carga humana.
El suceso fue revelado al mundo por el reportero de Radio Martí Alvaro de Insua, quien consiguió entrevistar a algunos sobrevivientes a través de miembros del proscrito Partido Pro Derechos Humanos de Cuba.
A 19 años de ese trágico suceso, los cubanos que viven en Miami y los opositores en la isla todavía recuerdan la tragedia.
En Miami, las flotillas navegan las aguas y lanzan flores al mar. Otro tanto hacen los opositores dentro de Cuba que, portando carteles alusivos al hundimiento del remolcador, salen a las calles para recordar a las víctimas del crimen que costara la vida a decenas de cubanos.
También concurren al malecón habanero o algún lugar de la costa y lanzan flores al mar.
El periodista independiente José Antonio Fornaris ha escrito que el hundimiento del remolcador "es un hecho que en la Historia de Cuba solamente es comparable con el fusilamiento de los ocho estudiantes de Medicina en 1871".