Los derrumbes y el temor a morir aplastados en ellos marcaron la vida de los cubanos durante este 2020 que, a punto de finalizar, debe incluir en su lista el desplome de un edificio en el municipio capitalino de Centro Habana.
Este miércoles, al filo de las 8.00 pm, se desplomó el techo y parte de la cocina de una edificación ubicada en Malecón #31, entre Prado y Cárcel, en el municipio de Centro Habana, según un reporte de Diario de Cuba.
En esta ocasión no se lamentó la muerte de personas, pero un adolescente de 16 años sufrió la fractura de la pelvis y tuvo lesiones en la clavícula, mientras que otros dos adultos tuvieron traumas menores, reportó el diario digital.
Este año el gobierno cubano contabilizó 854 edificios en estado crítico, 696 de ellos en la capital del país, y un total estimado de 849.753 personas afectadas.
En Cuba, las instituciones gubernamentales no permiten el acceso a registros oficiales para constatar la cantidad de familias que acuden a las oficinas alertando del inminente peligro en que viven, de ahí que las redes sociales y la prensa independiente se han convertido en la vía para canalizar las preocupaciones de la ciudadanía y darle visibilidad a sus casos.
Si bien es cierto que las zonas más afectadas son Centro Habana y La Habana Vieja, este año otras áreas de la capital han enfrentado dificultades, entre ellas la barriada del Cerro.
En octubre pasado murió una mujer de 74 años de edad que quedó atrapada luego de un derrumbe en un edificio de tres plantas, ubicado en Amargura 319, entre Aguacate y Compostela, en La Habana Vieja. Esa fue la última de una cadena de muertes lamentables por la misma causa este año.
En julio una mujer rescatada de entre los escombros tras producirse un derrumbe en el barrio habanero del Cerro perdió la vida pocas horas después en el hospital. Se convirtió en la segunda muerte de esa semana a causa de un derrumbe.
Días antes un trabajador de Servicios Comunales falleció al desprenderse una pared en el edificio de San Miguel y Belascoaín, en Centro Habana.
A mediados de enero una nota trágica conmocionó a la población cuando tres niñas murieron en un barrio de la capital cubana, al desplomarse un balcón de un edificio que estaba siendo demolido.
Otro de los reportes que tampoco recogen las oficinas estatales son las cifras de habaneros que temen morir aplastados por un derrumbe, tanto dentro de la casa como cuando se camina por las calles.
Los residentes en esas zonas se han visto obligados a desplazarse hacia las áreas exteriores de los edificios para pasar la noche a la intemperie.
En agosto uno de los casos más conocidos en las redes sociales fue el del matrimonio habanero, padres de dos niñas, residentes en la calle Dámaso 905, apartamento 2, en La Habana Vieja, que por temor al colapso total del edificio se vieron obligados a salir en busca de un lugar provisional para evitar el desastre.
Antes, en el mes de julio, otro caso cobró visibilidad cuando nueve familias (22 personas, entre ellos 3 menores de edad) que vivían en el edificio de tres plantas ubicado en Zulueta 505, entre Monte y Dragones, en La Habana Vieja, decidieron instalarse en las afueras del inmueble tras el derrumbe de dos de sus apartamentos.
Ciudadanos que han conversado con Radio Televisión Martí durante este años han relatado que en las oficinas encargadas de atenderlos en cada municipio siempre les explican que como ellos hay cientos de familias.
La solución que ofrece el gobierno es la de trasladarlos a los albergues pero la mayoría los rechaza porque ya conocen del drama de decenas de ciudadanos que llevan décadas viviendo en esos lugares.
Aseguran que enfrentan todo tipo de dificultades y todos han perdido las esperanzas de que les ofrezcan alguna solución.
Artistas, periodistas independientes y activistas han realizado en este 2020 acciones para llamar la atención mundial sobre lo que ocurre en la ciudad y, en especial, en La Habana Vieja, sin embargo, las autoridades, en lugar de atenderlos, la han emprendido contra ellos.
En febrero, y luego de la muerte de las niñas al desplomarse un balcón, el artista Luis Manuel Otero Alcántara, residente en el barrio San Isidro, en La Habana Vieja, desarrolló un performance que requería usar casco protector al salir a las calles, y la etiqueta #PeligroDerrumbeCuba para promover la campaña en las redes sociales.
Su intención fue llamar la atención sobre el serio estado de las edificaciones en la ciudad y el peligro de muerte que se cierne sobre los transeúntes, pero fue detenido en varias ocasiones.
Aunque no están situados en la capital también durante 2020 Radio Televisión Martí reportó casos de derrumbes en otros municipios de Cuba como Caibarién, en Villa Clara; Morón, en Ciego de Ávila, y en la localidad de Camagüey, donde el siniestro ocurrió en un edificio enclavado en el área patrimonial.
En 2018, la organización Herencia Cultural Cubana presentó en Miami un primer informe sobre el estado del patrimonio histórico y cultural de Cuba, que evidencia deterioro y un "patrón de abandono".
El informe destacó especialmente la situación de inmuebles en La Habana Vieja, donde hay muchos edificios que se han derrumbado, o que están por derrumbarse.