Más de 9.300 personas, entre ellas 3.800 civiles, murieron en los ataques rusos en Siria desde el inicio de la intervención militar de Moscú hace un año en apoyo del presidente Bashar Al Asad, indicó este viernes una ONG.
El régimen de Asad y su aliado Rusia están sometidos a una creciente presión internacional para que cesen sus ataques, sobre todo en la ciudad norteña de Alepo, símbolo ahora de la guerra en este país.
Desde el 30 de septiembre de 2015, los ataques rusos causaron 9.364 muertos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Ese balance incluye a 3.804 civiles, 2.746 combatientes del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y 2.814 milicianos de los otros grupos rebeldes e islamistas que luchan contra el régimen de Asad, indica esta ONG basada en Reino Unido y que cuenta con una amplia red de información en Siria, con fuentes médicas, militares y civiles en el país.
Además, unos 20.000 civiles han resultado heridos en los bombardeos rusos, según el OSDH, cuyo director Rami Abdel Rahman indica que este balance podría ser más elevado teniendo en cuenta el número de personas muertas por aviones no identificados.
Los bombardeos contra la ciudad de Alepo, reanudados con fuerza el 19 de septiembre tras una tregua de una semana negociada por Washington y Moscú, están entre los más violentos jamás producidos en cinco años de guerra en Siria, que ha causado la muerte de 300.000 personas desde marzo de 2011.
Pese a las presiones internacionales, en especial de los países occidentales, la aviación rusa mantendrá "su operación de apoyo a la lucha antiterrorista de las fuerzas armadas sirias" declaró el jueves el portavoz del Kremlin Dmitri Peskov.
El presidente estadounidense Barack Obama y la canciller alemana Angela Merkel condenaron el jueves con fuerza "los bárbaros bombardeos aéreos de los rusos y del régimen sirio contra el este de Alepo, una zona donde viven centenas de millares de civiles, la mitad de ellos niños".
Alepo, ciudad clave del conflicto, está dividida desde 2012 entre los barrios rebeldes, al este, y las zonas bajo control gubernamental, al oeste.
Más de una semana después de haber anunciado una gran ofensiva para reconquistar la parte rebelde, el ejército sirio progresaba este viernes en dos frentes, en el norte y en el centro de la metrópolis, ganando terreno en territorio rebelde.
En el norte, "tras haber recuperado de manos de los rebeldes el antiguo campamento de refugiados palestino de Handarat, las fuerzas del régimen capturaron el viernes por la mañana el antiguo hospital Kindi" en manos de los insurgentes desde 2013, explicó Abdel Rahman del OSDH.
La toma de esta posición clave podría permitirle al régimen "avanzar hacia Hellok y Haydariyé", dos barrios rebeldes en el noreste de la ciudad, según el director del OSDH.
Entretanto, en el centro, se libraban duros combates entre ambos bandos en Suleiman al Halabi, barrio ubicado en la línea de demarcación, según el OSDH. El ejército trata de hacerse con el control de la parte rebelde.
Según la agencia oficial Sana, cuatro civiles resultaron muertos y 10 heridos por los cohetes lanzados por los rebeldes contra la zona gubernamental.