Se cumplen 29 años del proceso y fusilamientos del general Arnaldo Ochoa Sánchez, el coronel Antonio de la Guardia Font y sus respectivos ayudantes, el capitán Jorge Martínez Valdés y el mayor Amado Padrón Trujillo. Causa 1/89.
El 13 de julio de 1989, en un sitio baldío cercano a la base aérea, al oeste de La Habana, un pelotón de seis hombres fusiló a Arnaldo Ochoa, -un peligroso rival de Fidel Castro- y tres otros militares cubanos acusados de narcotráfico, diluyendo un proceso que implicaba al gobierno de La Habana en investigaciones del Congreso de los Estados Unidos de carteles internacionales de la droga, como el de Medellín, con Pablo Escobar Gaviria.
Fidel Castro cumplió con esto dos intenciones: deshacerse de un peligroso rival, el general Arnaldo Ochoa y desligar el gobierno cubano de las investigaciones de narcotráfico, iniciadas en Miami por un Gran Jurado Federal que lo implicaba, junto al General Manuel Antonio Noriega, en actividades relacionadas con drogas”.
El 11 de junio, dos días antes del arresto del General Arnaldo Ochoa, la prensa internacional había dado a conocer que funcionarios de la Administración del Presidente Bush investigaban el reciente aumento del tráfico de drogas "con una aceptación o participación directa de autoridades cubanas".
Ya antes, otro Gran Jurado, había acusado al Vicealmirante Aldo Santamaría Cuadrado –Jefe de la Marina Cubana- de haber aprovisionado y protegido barcos que llevaban drogas de Cuba, procedentes de Colombia a los Estados Unidos”.
El proceso fue sumarísimo y lleno de misterios que han creado leyendas e interrogantes. Apenas un mes antes, el 12 de junio, Arnaldo Ochoa había sido “arrestado y sometido a investigación por graves hechos de corrupción y manejo deshonesto de recursos económicos”, según lo dio a conocer el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba.
El miércoles 14 de junio se informa en la prensa escrita y en la radio oficialista que “el General de División Arnaldo Ochoa Sánchez había sido arrestado y sometido a investigación por graves hechos de corrupción”.
A escasos días se le acusó de estar involucrado en “algunas operaciones de tráfico de drogas”, con Pablo Escobar, jefe del Cártel de Medellín.
Hay quienes creen que todos los implicados recibieron promesas de perdón que se materializarían al final del juicio.
Por eso se estima que el general Ochoa, aceptó los cargos y reconoció los delitos que se le imputaron. Igualmente hizo una fuerte autocrítica y se "arrepintió" de lo que había hecho, deslindando a la cúpula gobernante de participación en el tráfico de drogas.
Ochoa expresó en el juicio que: “La Revolución me tiene a su servicio, y si se me impone esta condena que pudiera ser fusilamiento, en ese momento, les prometo a todos, que mi último pensamiento será para Fidel Castro por la gran Revolución que le ha dado a este pueblo. Gracias”. Ochoa ante el tribunal, dijo sentirse cansado. Muchos analistas piensan que había sido drogado.
El general de brigada Patricio de la Guardia y el teniente coronel Alexis Lago Arocha fueron encarcelados.
Otros 12 oficiales implicados en el escándalo de narcotráfico y corrupción, corrieron igual suerte.
Antonio y Patricio de la Guardia eran gemelos. Dicen en Cuba que los mellizos, -jimaguas o ibeyis- son especiales. A través de la historia su culto ha sido marcado por benevolencia y alegrías, desgracias y sufrimientos. En el rito de la Santería, los hermanos no deben ser separados. Hay que imaginar el horror de los cubanos ante el fusilamiento de Antonio de la Guardia, apartado así, con la muerte, de su hermano Patricio.
El ex general del Ministerio del Interior Patricio de la Guardia Font está vivo y tiene en la actualidad 79 años. Fue puesto en libertad el lunes 19 de marzo de 1997 cuando tenía 58 años de edad. Según consigna el diario El País, Patricio de la Guardia llevaba casi ocho años en la cárcel después de ser condenado a 30 por encubrir las actividades de narcotráfico de su hermano Tony y del general de división del Ejército Arnaldo Ochoa y participar junto a ellos en el tráfico de diamantes y marfil cuando fue jefe del Ministerio del Interior en la misión militar de Cuba en Angola.
Durante el juicio, Ochoa y Tony de la Guardia fueron acusados de «actos hostiles contra un Estado extranjero», «tráfico de drogas en colaboración con el cartel de Medellín» y «uso indebido de recursos financieros y materiales», y fusilados días más tarde, en el verano de 1989, junto a Jorge Martínez Valdés y Amado Padrón.
Durante el proceso, conocido como Causa número 1, el fiscal militar, general Juan Escalona Reguera, dijo que no pedía la pena de muerte también para Patricio de la Guardia, porque "en realidad, no tuvo relaciones con el delito de narcotráfico, aunque sí conocía la conducta de su hermano".
El resto de los acusados fueron condenados a penas de 10, 15 y 30 años de cárcel. Poco tiempo después, en un segundo juicio, fue sancionado a 20 años de privación de libertad el entonces ministro del Interior, José Abrahantes, quien murió en la cárcel de un presunto infarto, según la versión oficial. Ochoa había sido jefe de las misiones militares de Cuba en Angola y Etiopía, era uno de los pocos generales cubanos que ostentaban el título de Héroe de la República de Cuba, y contaba con enorme popularidad en el Ejército.
Los mellizos De la Guardia habían estado en Chile al lado de Salvador Allende durante el golpe de Estado de Pinochet. También en Nicaragua durante las batallas contra Somoza y habían participado en la guerra de Angola.
A pocos momentos de su liberación, en el cementerio en el entierro de su padre, Patricio De la Guardía no quiso hablar. "Les agradecemos su presencia, pero en estos momentos preferimos no hacer declaraciones para no complicar las cosas" dijo a los periodistas su actual esposa, María Isabel.
El gemelo sobreviviente vive en silencio junto a su madre, Graciela Font, en el barrio habanero de Miramar, en un régimen de libertad vigilada.