“No somos desertores. Solo somos cubanos”, puede leerse en el muro del perfil de Facebook creado por un grupo de médicos cubanos afectados por las nuevas modificaciones migratorias anunciadas por el gobierno en la Isla, que entrarían en vigor el próximo mes de enero.
Para la retórica del gobierno aquellos atletas, artistas, diplomáticos, empresarios, o académicos que deciden abandonar misiones gubernamentales negociadas en otros países son finiquitados como profesionales, además de ser promulgados como “traidores a la patria” ante el pueblo y sus familiares.
“Quedarse afuera”, para los casos de estos profesionales, no equivale a exiliarse o emigrar, es traicionar. El castigo que supone esta traición implica la prohibición de regresar a su propio país no antes de un período de ocho años.
La doctora Marlene Vega, integrante de aquellas primeras colaboraciones de médicos cubanos en Latinoamérica, decide abandonar su misión para exiliarse en Estados Unidos, donde radica desde hace veinte años.
Desde esa distancia geográfica y temporal se permite romper su silencio para develar lo que considera su “fragmento de verdad y dolor”.
“Ningún profesional en Cuba sufre más la manipulación del gobierno que los médicos”, dice la especialista, oriunda de Pinar del Río y que también fue de las primeras electas para integrar el programa Médicos de la Familia, fundado por el Ministerio de Salud en enero de 1984.
Brasil paga por cada especialista cubano 4.433 dólares; estos reciben 600 dólares mensuales y otros 645 que les son depositados cada mes en una cuenta en la Isla, que pierden si abandonan la misión
Aunque considera que aquel programa tenía una “noble vocación de servicio”, con el objetivo de mejorar el estado de salud de la población, “mediante acciones integrales dirigidas al individuo, a la familia y la comunidad”, también recuerda que para ello el gobierno utilizaría un incentivo irrecusable: proporcionar viviendas a médicos que residían en otras provincias “pero que vivían, como yo, en pésimas condiciones habitacionales”.
Los médicos cubanos que durante las dos últimas décadas han aplicado para participar en programas de colaboración en otros países, “ya no se alistan por solidaridad o altruismo sino porque les representa una alternativa económica” ante el salario promedio de cualquier médico en Cuba, que actualmente no supera los setenta dólares mensuales.
“En ambos programas se utilizó la manipulación: una vivienda y un mejor salario”, las dos principales problemáticas sociales que el gobierno no ha podido superar en casi sesenta años.
“Lo que ahora está sucediendo con los especialistas de la misión Más Médicos, es una prueba innegable”, apunta la Dra. Vega.
No es traición, es dignidad
El programa Más Médicos surge en Brasil en 2013 bajo la presidencia de Dilma Rousseff. De los 18.200 profesionales de la salud inscritos en este programa, 11.400 son cubanos, según datos de la Organización Panamericana de Salud (OPS).
Aunque el gobierno cubano no publica ninguna cifra en referencia a cuántos especialistas han abandonado la misión, el Ministerio de Salud de Brasil ha confirmado recientemente la existencia de 154 recursos legales, presentados ante la justicia por 194 especialistas cubanos que exigen establecerse en el país y recibir de forma completa el salario reflejado en el contrato y sin intermediación del gobierno de La Habana ni la OPS.
Alina y Alejandro, hijos de una pediatra integrante del programa Más Médicos que se encuentra en este proceso legal, lamentan que el gobierno cubano se niegue a aceptar su responsabilidad en el hecho de que decenas de estos médicos decidan no regresar.
“Mi madre no es una traidora, simplemente eligió el camino de la dignidad: dejar de ser cómplice de un gobierno que manipula, chantajea y oculta la verdad”, aclara Alejandro y añade que para su madre fue “dolorosa y traumática” la decisión de exiliarse en Brasil para más adelante reclamarlos por reunificación familiar.
“Por qué son traidores esos médicos que, como mi madre, solo están exigiendo respeto a sus derechos”, inquiere Alina. “Es su derecho a no querer servir de pretexto a una supuesta causa solidaria, mientras que el gobierno cobra por esa solidaridad y además se embolsa la mayor parte”.
El gobierno brasileño paga por cada especialista cubano, a través de la OPS, unos 4.433 dólares, pero estos reciben apenas 600 dólares mensuales y otros 645 que les son depositados cada mes en una cuenta en la Isla, que pierden si abandonan la misión. La OPS cobra un 5% de comisión por transferirlo al gobierno cubano que se embolsa el 75% del monto.
Las nuevas modificaciones migratorias que implementará próximamente el gobierno cubano, ratifican que los médicos que hayan abandonado sus misiones no serán beneficiados de estas, y tendrán que esperar el período de ocho años que establecen sus leyes migratorias.
Los médicos cubanos que cumplen misiones en el exterior han denunciado que las condiciones de trabajo son de semiesclavitud, llegando incluso a tener restringida la libertad de movimiento. Dos de las causas principales que provocan que los profesionales de la salud abandonen las misiones; advierte Yani, licenciada en Logopedia, quien está valorando la idea de no regresar a la Isla al término de su misión el próximo año.
“Son esas dos humillaciones junto al cinismo de quedarse con nuestro dinero impunemente. Es inmoral que se queden con el 75% de nuestro salario. Y ni siquiera tienen la decencia de decir en qué y en dónde se invierte todo ese dinero”.
Además de Brasil y Venezuela, los dos mercados más importantes, los médicos cubanos cumplen misiones gubernamentales en países como Qatar, Kuwait, China, Argelia, Arabia Saudita y Sudáfrica. Estadísticas oficiales publicadas el pasado mes de abril, reflejaron que los médicos cubanos trabajan en 62 países, en 35 de los cuales el gobierno ha cobrado por sus servicios.