La prisionera política cubana Jackeline Heredia Morales, integrante de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y del movimiento Damas de Blanco, ha sido dictaminada con Tuberculosis (TB) en una cárcel de San José, a las afueras de La Habana.
El suplicio de Heredia Morales comenzó en abril de 2016, en una esquina del municipio Centro Habana: unos inspectores estatales discutían con un chofer de un bicitaxi de alquiler, la activista de derechos humanos grabó de lejos el hecho, pero fue sorprendida por un policía. Desde entonces se encuentra detenida en la prisión-reclusorio para enfermos y portadores de VIH-Sida.
Este lunes, Martí Noticias tuvo acceso a una conversación telefónica de Heredia Morales con el opositor y responsable de UNPACU en la capital cubana Zaqueo Báez Guerrero.
En la entrevista, Heredia contó sobre su padecimiento renal y la evolución de portadora de VIH a enferma de Sida, y lo achaca a la desidia de las autoridades carcelarias.
“No estoy bien, me ingresaron por los riñones y hace mucho tiempo estoy diciendo que estoy enferma. Me estaban dando fiebres, perdiendo peso, y no me hacían caso, no me hacían (exámenes de) los CD4. Yo entré aquí con mi enfermedad, con los CD4 en 785 (células/mm3), y resulta ser que a puro dolor y dando tremendo bateo me hicieron los CD4 y los tengo en 200.Estoy mal”, afirmó la mujer.
Las celulas CD4 son glóbulos blancos o leucocitos que se encargan de la respuesta inmune.
Según publicaciones científicas consultadas, “la medición de la cantidad de células CD4 en sangre constituye, hoy día, el principal marcador utilizado para conocer la situación de salud de una persona con VIH, el riesgo de que desarrolle una enfermedad oportunista y el momento en el que el paciente debería iniciar el tratamiento”.
Por tanto, el cuadro de Heredia Morales es sumamente alarmante, debido a que “el umbral crítico de CD4 está fijado en las 200 células/mm3: por debajo de esta cantidad, se considera que existe un riesgo cierto y serio de sufrir una enfermedad oportunista; por encima de ese valor, ese riesgo se reduce o incluso puede llegar a desaparecer”, asegura el portal digital Grupo de Trabajo sobre tratamiento de VIH.
En la conversación con Báez Guerrero, la presa política no especifica en qué consiste su padecimiento renal, pero fue clara en cuanto a su estado físico. “Resulta que no es solamente los riñones, que tengo TB y sé que puedo morir aquí”, asegura.
Una mujer, la voz de los otros
En varios videos grabados por la UNPACU, puede verse a Heredia Morales distribuyendo discos con contenidos prohibidos por la censura en Cuba, volantes con exigencias por la defensa de los derechos humanos, grabando una detención policial, o el mismo caso del bixitaxista, causa de su prisión actual.
En la comunicación telefónica desde la cárcel, Jaqueline Heredia Morales se definió así: “Estoy aquí por mis ideas y por ser defensora de los derechos humanos, donde estoy siendo fuertemente reprimida y torturada a pesar de mi estado de salud”.
Con voz débil, la opositora y hoy una de entre más de una decena de presas políticas cubanas pide que la apoyen. En una foto reciente se le puede ver junto a sus dos niños, cuando fueron a visitarla a prisión.
“Me hace falta apoyo, sí, que me apoyen”, clama a quienes la escuchan del otro lado del teléfono.
La pasada semana, el periodista independiente Serafín Morán publicó un audio en el que conversaba con el activista de UNPACU y preso político Rodríguez Mendoza, retenido en esa misma prisión. Mendoza dio la alarma sobre la salud de Heredia Morales y ahora ella misma relata la sanción que le han impuesto al opositor.
“Reinier fue reprimido, el teléfono no se lo dejan usar por un mes por haber hecho la denuncia por mí”, afirmó.
“¿Qué cosas son las terapias?”, indaga Zaqueo Báez.
“Las terapias son los medicamentos para la enfermedad, porque yo era VIH y al enfermarme paso a ser caso Sida”, indicó la mujer.
“¿Por qué no te dan ese tratamiento?”, indaga Báez Guerrero.
“Dicen que ellos tienen que esperar, y esperar a que firme no sé quién… y así es todo", declaró.
En una de esas fotos furtivas, hechas por los propios activistas, Heredia Morales aparece con una estola con los colores de la bandera cubana, un atributo que han usado por años las Damas de Blanco cuando podían llegar hasta la iglesia Santa Rita, en La Habana.
“Aquí está la policía política, reprimiendo a un ciudadano que maneja un bicitaxi (…) por los inspectores que son corruptos, que le piden dinero a los (choferes) de los carros a los bicitaxis para no ponerles multas, y como él se ha negado a eso lo están reprimiendo fuertemente”, es la voz de Jaquelín en su última intervención pública, antes que un policía la sorprendiera por detrás e intentara detenerla.
Lo que vino a continuación fue un pantallazo, se cortó la grabación. Hasta hoy, Heredia Morales está en ese limbo jurídico denominado ‘pendiente’, que le permite a la Seguridad del Estado mantener a una persona encarcelada sin juicio por tiempo indefinido.
“Y conmigo tú sabes que la cosa es diferente”, se defiende la mujer, pero es todo. El único testimonio que quedó fue verla tirada en el piso, luego del encontronazo con el agente del orden.
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