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Destitución de periodista en Cuba desata numerosas críticas


Gráfica que acompaña uno de los dossiers publicados por Alma Mater acerca del levantamiento popular del 11 de julio en Cuba.
Gráfica que acompaña uno de los dossiers publicados por Alma Mater acerca del levantamiento popular del 11 de julio en Cuba.

La destitución del director de la revista Alma Mater, Armando Franco Senén, por parte de su órgano controlador, el Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba (UJC), ha puesto nuevamente en evidencia la maquinaria de censura que rige a los medios de prensa estatales en la isla.

Oficialistas, independientes y exiliados han reaccionado a la noticia con críticas directas al aparato de gobierno detrás de la prensa estatal cubana.


"Es una decisión de la organización (UJC) a la que pertenece Alma Mater. Fuera de eso, no tengo mucho más que hablar. Entenderás que está el calor del momento y hay un proceso abierto en torno a eso. Estamos en la entrega y tal, en este momento no puedo decirte nada más", dijo el miércoles Franco Senén a Diario de Cuba.

A la salida de su director, siguió el martes la del jefe de Redacción de la revista universitaria, Yoandry Ávila Guerra, quien compartió la noticia en Facebook.

El joven, graduado de la Academia de Arte y Fotografía "Cabrales del Valle" y del Colegio Universitario San Gerónimo, recibió decenas de comentarios de apoyo.

"Cuba me duele en el alma. Si algo eran -son- ustedes, es Alma. Bueno, el mismo nombre lo decía. Gracias por todo. Abrazos, y mucha luz", escribió el estudiante de periodismo Humberto Fuentes.

Desde Miami, el periodista de Telemundo 51, Alexis Boentes Arias, de origen cubano, comentó: "A veces hay que recibir golpes como estos, de los que sacuden de verdad, para entender dónde estamos parados y qué es lo que realmente existe en nuestro país: una dictadura que utiliza a la prensa solo a su favor".

Agregó que esta de Alma Mater no es noticia nueva. "Es una historia que se repite y se repite… que consume y apaga, que aplasta y desaparece a quienes se atreven a cruzar la línea" en Cuba.

Alma Mater, fundada en noviembre de 1922 por el miembro del Partido Comunista Julio Antonio Mella, fue de los pocos medios de prensa que, por su historial, lograron sobrevivir a la llegada al poder de los hermanos Castro en enero de 1959.

De izq. a der., Armando Franco Senén, exdirector de Alma Mater, y el jefe de Redacción de la revista, Yoandry Ávila Guerra. (Foto: Facebook)
De izq. a der., Armando Franco Senén, exdirector de Alma Mater, y el jefe de Redacción de la revista, Yoandry Ávila Guerra. (Foto: Facebook)

Integrada, en su mayoría, por jóvenes egresados de periodismo y carreras afines, la publicación logró adaptarse a los nuevos tiempos con un diseño atractivo y una apuesta a lo digital que fue retribuida con una audiencia amplia y diversa. Su director, en el cargo desde diciembre de 2019, solo llevaba tres años de graduado de la Licenciatura en Periodismo en la Universidad de La Habana.

En medio de las políticas de control, adoctrinamiento y politización de los medios de comunicación cubanos establecidas por el gobierno "revolucionario", la revista logró tener un sello irreverente sin pasar la delgada línea que marca la "contrarrevolución" de la que las autoridades cubanas acusan a periodistas y medios independientes.

A raíz de las protestas del 11 de julio, la publicación de una serie de dossiers sobre el levantamiento popular que sacudió a la isla fue un poco más allá. El periodista y doctor en Ciencias del Arte Joaquín Borges Triana lo había advertido, según dijo este jueves en un post en Facebook.


"Cuando el año pasado Alma Mater comenzó a sacar los dossiers que publicó en relación con los sucesos del 11J, le escribía a Armando Franco, director de la publicación, que disfrutase al máximo lo que estaba haciendo mientras durase el turno del recreo, porque en algún momento sonaría la campana y chirrín chirrán", escribió.

Borges Triana añade que en su largo historial como periodista ha sido testigo de historias similares a la de Alma Mater en múltiples ocasiones.

“Supongamos que sí, que Armandito (Franco Senén) se equivocó en algo y por esos errores hay que liberarlo. En tal caso, ello corrobora que en el ejercicio del periodismo en una sociedad como la cubana no hay margen para el error. Un médico puede equivocarse y por su culpa morir alguien, pero puede que ello no trascienda. En el periodismo no pasa así. A ese supuesto hay que añadir que el gran enemigo de un proyecto como el que se intenta edificar en este país no es el bloqueo ni el capitalismo, sino la propia realidad”, subrayó el periodista.

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